- La lectura y escritura fueron una poderosa herramienta para enfrentar la pandemia
La pandemia obligó a las poblaciones a adoptar nuevas prácticas en todo: en deporte, convivencia, formas de trabajo, alimentación y, desde luego, las culturales no fueron la excepción. Cine, música y literatura tomaron un papel protagónico durante los meses de confinamiento.
De acuerdo con Anel Pérez Martínez, titular de la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura (DLFL) de la UNAM, las personas se vieron en necesidad de construir modos distintos de entretenimiento para sobrellevar la situación que vivíamos. “En ese sentido, tanto escuchar canciones como ver películas en plataformas se fue para arriba en nuestros hábitos culturales. Fue impresionante el aumento de lectura, sobre todo de forma comunitaria”, afirmó.
En ese sentido, para la también literata, era necesario indagar cómo se ejerce la nueva categoría del verbo leer en el siglo XXI, ya que las prácticas de lectoescritura refieren a ciertas particularidades y contextos culturales que no se pueden equiparar o comparar con otros aspectos de hace 30, 40 o 60 años, debido a que hoy hay un uso de la tecnología particular. “Leer y escribir, como el resto de las prácticas culturales, tienen que ver con contextos y necesidades propias de un perfil social o cultural, de un momento determinado, en un espacio determinado”.
Bajo esa premisa y con el objetivo de conocer más del tema, se llevó a cabo entre 2022 y 2023 la Segunda Encuesta sobre Prácticas de Lectura y Escritura de la Comunidad Estudiantil de la UNAM.
La encuesta, realizada a 1973 estudiantes de bachillerato y licenciatura de la UNAM, a través del Sistema Universitario de Lectura Universo de Letras (de la DLFL de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM), se dio a la tarea de conocer de qué forma el acto de leer y escribir se interioriza, se aprende y aprehende, se socializa o se queda en un ejercicio individual.
En ese contexto, se encontró que hay una huella definitiva de la pandemia en las prácticas de lectoescritura de los jóvenes. “La literatura, por su accesibilidad, tiene un papel protagónico en tiempos de crisis”, afirmó Pérez Martínez.
Y por lo tanto, fueron una poderosa herramienta para hacer frente a las situaciones adversas, como la pandemia. “Hay momentos donde la lectura nos es más significativa porque es un recurso para sobrevivir, no sólo para vivir y no estoy exagerando, un poema nos puede modificar el día, un buen libro te ayuda a sobrellevar una crisis, llámese divorcio, sismo, pandemia, cambio de trabajo, adicción”, aseguró.
Entre los hallazgos de la encuesta está que el confinamiento por la pandemia trajo cambios en sus hábitos de lectura y escritura: el 8.9 por ciento de a quienes se encuestó empezó a escribir en la pandemia, principalmente para no aburrirse (17.8) y desahogarse (15.7 por ciento).
A decir de Anel Pérez, teclear o escribir, comunicar cómo nos sentíamos fue un ejercicio casi automático de una gran cantidad de la comunidad estudiantil. La mayoría de ellos no se consideran escritores porque no hacen textos literarios, pero todos identifican que es muy emocionante redactar sobre todo autobiográficamente.
Durante el confinamiento más de la mitad de los y las estudiantes (55 por ciento) leyó más que antes, la mayoría lo hizo por gusto (23), para aprender (22), para pasar el tiempo (19) y por cuestiones emocionales como: los hacía sentir bien (11), desestresarse (10), evitar la tristeza (6) y para sentir menos soledad (seis por ciento).
La encuesta también documentó un cambio en los hábitos de lectura y reveló al celular como el dispositivo favorito para hacerlo (37), seguido de la computadora (16.8) y la tableta (9.8 por ciento).
Eso que nos agobiaba hace 20 años, el dato de que los mexicanos leíamos 2.7 libros al año, en realidad lo que estaba mal era la pregunta, gústele a quien le guste, hay miles de posibilidades en la lectura y mil y una posibilidades en la forma de escribir, en diferentes soportes y con diferentes aproximaciones, ya lo vimos en esta encuesta, refirió Pérez. La pandemia por Covid 19 no será la última emergencia sanitaria, en la vida habrá más adversidades para las y los jóvenes, pero los libros y la escritura estarán ahí para ayudarlos a superar los tiempos de crisis.