• Para crear entornos empáticos en los lugares de trabajo se requieren políticas públicas que fomenten un trato digno para las empleadas que atraviesan por el climaterio
“Estaba en mi trabajo con mucho por hacer y, de pronto, tuve un fuerte ataque de ansiedad. Traté de aguantar para sacar pendientes hasta que, de plano, le marqué a mi hijo para que me llevara a Urgencias. Cuando llegó, comencé a llorar sin razón. Ya en el consultorio la doctora me dijo que –por mi edad y síntomas– estaba entrando a la menopausia”, comenta María Trinidad González Martínez, asistente ejecutiva.
Saber que estaba ya en el climaterio le resultó duro, pues a pesar de haber acompañado a su mamá y hermana mayor durante dicha etapa, María confiesa que es muy distinto vivirla en carne propia. No sabía qué le sucedía, creía que su pérdida de cabello y pestañas, o los bochornos que experimentaba, se debían a alguna enfermedad grave, como cáncer.
“De repente comencé a sentir mucho calor, pero como el ambiente era cálido pensé que era normal. Lo extraño era acalorarse en época de frío; todos andaban con chamarra y a mí se me escurrían las gotas de sudor. Para la oficina me compré un pequeño ventilador porque me apenaba que las demás personas me vieran así”.
Según la Organización Mundial de la Salud, la menopausia es la interrupción de la etapa reproductiva de las mujeres, ocurre entre los 45 y los 55 años y se manifiesta como la falta del ciclo menstrual durante 12 meses consecutivos. Afecta el bienestar físico, mental y social, y se relaciona con cambios hormonales que pueden desencadenar sofocos (sensación de calor en la cara), irritabilidad, sudoración, palpitaciones, insomnio, depresión y ansiedad, entre otros síntomas.
En 2020, en México vivían cerca de ocho millones de mujeres de entre 45 y 55 años (según el censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía), mientras que los indicadores de población económicamente activa señalan que, en dicho sector etario, había más de cinco millones de personas productivas durante el tercer trimestre de 2024.
“Imaginemos a una cincuentañera que debe trabajar con tacones, vestimenta formal y maquillada, y de pronto, en una reunión, comienza a sentir bochornos o sudoración, ¿cómo le afectará esto? Es necesario que las empresas y organizaciones sean más empáticas y conscientes acerca de estos temas”, afirma Carolina Grajales Valdespino, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM.
La menopausia y la menstruación suelen ser un tema tabú en lo social y en lo laboral, pues además de malentenderse son conceptos usados de forma despectiva y estigmatizante. Es muy frecuente que, si una mujer expresa molestia, le digan que está en sus días o menopaúsica, indica.
“También puede servir de pretexto para justificar el llamado techo de cristal (barrera invisible para que las mujeres no avancen) bajo la creencia de que una veinteañera o un hombre convienen más en lo laboral porque desarrollan menos problemas de salud. Incluso hay quienes descartan la posibilidad de contratar personal femenino bajo el argumento de que, si la candidata es joven, se puede embarazar y ausentarse por maternidad; si es madre, en algún momento sus hijos enfermarán y ella faltará, y si es madura, porque pedirá permisos para ir al servicio médico”.

Algo igual de preocupante –destaca la universitaria– es que las empresas o autoridades empiecen a plantear que la menopausia es una enfermedad, la traten como riesgo de trabajo y la incorporen a la Norma Oficial Mexicana 035, o que algunas organizaciones la consideren un nicho de mercado y comiencen a ofrecer talleres, cursos, consultas médicas o atención psicológica, con altos costos, a mujeres en climaterio.
¿Cuánto cuestan los bochornos?
Los bochornos, sudoración nocturna, cambios de ánimo y otros síntomas de la menopausia se reflejan a nivel económico, según el estudio Impact of Menopause Symptoms on Women in the Workplace, publicado en 2023 por la Clínica Mayo, institución con sede en Rochester, Minnesota.
En dicho documento se calcula que las trabajadoras de Estados Unidos faltan a sus empleos, en promedio, tres días al año por causas relacionadas con el climaterio, y que —en ese país— las pérdidas por mermas de productividad asociadas a los síntomas de la menopausia rondan los mil 800 millones de dólares anuales (26 mil 600 millones si se suman los gastos médicos).
Para obtener estos datos se contó con la participación de 32 mil 469 encuestadas de entre 45 y 60 años que recibían atención médica en la clínica. Los resultados, publicados en la revista Mayo Clinic Proceedings, hacen evidente la necesidad de mejorar el tratamiento médico brindado a las mujeres en dicho rango de edad a fin de que los entornos laborales sean cada vez más armónicos con sus síntomas.
A decir de Violeta Rodríguez del Villar, académica del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, en México se carece de estudios que proporcionen un panorama fidedigno y las cifras suficientes como para entender la situación que se vive en el país.
“Las encuestas existentes sobre el empleo no tienen perspectiva de género. Se trata de una problemática compleja y necesitamos datos para observar cómo influye esto a nivel nacional”, añade. Para ello, la investigadora sugiere realizar encuestas con preguntas que ahonden en la situación que viven las mujeres en sus diferentes edades a fin de obtener información que permita plantear posibles soluciones.
Empatía laboral
A decir de Carolina Grajales, especialista en Estudios de Género y Feminismo, para visibilizar la menopausia mediante políticas públicas se requiere fomentar la empatía en los espacios de trabajo, donde debería explicarse que ésta no es una enfermedad, sino un proceso natural.
“Las empresas deben tratar dignamente a sus trabajadoras con menopausia y ofrecer entornos de trabajo flexibles, tiempos de descanso, permisos para asistir a consultas médicas, horarios laborales adaptables, home office, pláticas, talleres o cursos, y un ambiente inclusivo donde ellas se sientan valoradas y respetadas”, detalla.
Asimismo –añade– es deseable permitir el establecimiento de grupos femeninos para que ahí las empleadas puedan tomarse un café, platicar, apoyarse, recomendarse, alentarse y promover actividades al aire libre.
Además, dondequiera y para cualquier persona, deberían instalarse ventiladores (sobre todo en época de calor) y máquinas de agua fría y caliente. “Ya existen remedios eficaces para controlar algunos síntomas de la menopausia. Toda inversión que las empresas hagan en este renglón se les retribuirá, pues contarán con trabajadoras talentosas y exitosas, pues una mujer de 45 años o más tiene mayor experiencia, conocimiento y está en la cúspide de su desarrollo profesional”, destaca.
Grajales Valdespino asegura que hay pocas empresas con políticas que beneficien a aquel personal que atraviesa por el climaterio, por lo que es imperante sensibilizar a los empleadores y colegas de trabajo a fin de impulsar este tipo de estrategias a nivel nacional.
“En el ámbito familiar y laboral recibí mucho apoyo. Aunque al inicio mis síntomas me hicieron sentir vulnerable, al platicar con mis compañeras, y saber más de la menopausia, me sentí mucho mejor”, testifica María.
Amor propio
“Toda mujer, a cualquier edad, debería informarse de cada etapa de su vida, conocerse, apropiarse de su salud y cuerpo y, sobre todo, enamorarse de su proyecto personal y profesional. Si bien durante la menopausia laboramos, lo ideal es salir de nuestra área de confort. Podríamos reflexionar sobre qué hemos hecho, dónde estamos y qué deseamos. Si nos dedicamos a lo que más nos gusta lo realizaremos con entusiasmo. La edad no es un obstáculo”, subraya Carolina Grajales.
En contraparte, añade la académica, en ningún momento las mujeres deben asumirse como víctimas o enfermas, pues el climaterio no es ninguna enfermedad. A veces, a esta etapa se le atribuyen padecimientos como la diabetes, osteoporosis, obesidad o sobrepeso, pero en realidad todo ello eso es resultado de haber llevado un estilo de vida poco sano.
“Si una adolescente ha crecido con la idea de que su menstruación es horrible y la odia, lo más seguro es que, al llegar a la madurez, tampoco haga las ‘paces’ con la menopausia por ser una etapa transitoria hacia la vejez. La mejor vacuna contra esto es la información”, subraya.
Carolina Grajales recuerda que una de sus profesoras le decía que durante la menopausia las mujeres son reinas porque pueden tener sexo sin riesgo de embarazo. “No se te acaba la vida, al contrario, se pueden emprender proyectos profesionales, establecer mejores diálogos con tus hijos o hijas, hacer ejercicio, tener amistades, disfrutar de los orgasmos, arreglarte para ti y amarte y respetarte, pues estás en una etapa especial de tu existencia. Reconocerlo es un acto de amor a ti misma”, concluye.