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“Aprendí a soñar en la UNAM”: Adriana Paz

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La egresada del CCH Oriente y la Facultad de Filosofía y Letras, donde conoció “del trabajo duro y la constancia”, participó en la película Emilia Pérez, del francés Jacques Audiard

Cuando Lily Gladstone tomó el micrófono en la ceremonia de clausura del Festival Internacional de Cine de Cannes, era momento de anunciar a la merecedora del premio a mejor interpretación de una actriz y buscó dejar claro que la decisión del jurado de la competencia oficial del que formó parte no había sido sencilla:

“Este año fue increíble para las interpretaciones femeninas, y como jurado decidimos que no podíamos ser justos destacando una actuación cuando son más fuertes juntas, por eso decidimos premiar al elenco de…”

Fue en ese momento que el actor italiano Pierfrancesco Favino se puso de pie y declaró que cuatro de las intérpretes de Emilia Pérez (2024), el proyecto más reciente del cineasta francés Jacques Audiard, eran las ganadoras: la española Karla Sofía Gascón, las estadunidenses Selena Gómez y Zoe Saldaña, y la mexicana Adriana Paz.

No fue todo, antes de terminar el evento, la película cosechó otro reconocimiento: el Premio del Jurado.

Fue así como Adriana Paz se convirtió en la primera connacional en ser reconocida por su actuación en el prestigioso festival francés y sumó su nombre al de leyendas como Giulietta Masina, Jeanne Moreau, Sophia Loren, Isabelle Huppert, Helen Mirren, Juliette Binoche, entre muchas otras. También fue la confirmación de una carrera que había comenzado muchos años atrás en fiestas infantiles, y después en los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.

Universitaria

Aunque Adriana Paz no siempre quiso ser actriz, algo dentro de ella la condujo una y otra vez a esta disciplina. “Hubo un momento en mi vida que quería ser arquitecta o bióloga marina, pero creo que en el fondo sí prefería la actuación. Escuchaba los comentarios externos de que no es una carrera, o: ‘Si te gusta, ¿qué vas a estudiar?’ Me gustaba cantar, el cine, ir al teatro. Organizaba piezas teatrales en la ventana cuando teníamos alguna fiesta infantil, les daba personajes a mis primos y amigos”, recuerda Paz entre risas.

Sin embargo, las dudas se disiparon cuando estudiaba en el Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente: “El momento en el que escuché mi voz interior fue cuando vi en un mural del CCH Oriente las carreras y cuando leía algo como arquitectura, no me ubicaba ahí. Es importante sentir, porque a veces la mente nos engaña, hay que hacerle caso al cuerpo porque está conectado con el corazón, con tu esencia. Es esa voz interior la que te dice realmente lo que quieres”.

A lo que añade: “Escuché mi voz cuando vi la licenciatura en Literatura Dramática y Teatro. Ahí me latió el corazón, me vibró el cuerpo. Mi familia iba a tomarlo como algo serio y me iban a apoyar. Pero yo era la que tenía que aprobarse”.

Sobre los años que pasó en el Colegio de Teatro de la FFyL, apunta que en ese lugar aprendió “del trabajo duro y la constancia” necesarias para su profesión, pero no sólo eso:

“Fue ahí que aprendí a soñar. En los pasillos de la Facultad de Filosofía se dio mi primer acercamiento con los escenarios y la academia. Me llena de mucho orgullo estar hoy aquí habiendo cumplido esos sueños”.

La entrevista se realiza en la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria. Desbordada por la emoción de regresar triunfante a su alma mater para evocar sus raíces académicas y sus anhelos de juventud, hace una pausa. Se le inundan los ojos. Intenta contenerse. Se enjuga un par de lágrimas y manda un mensaje a las y los jóvenes que están por decidir cuál será su carrera profesional:

“No tengas miedo de soñar y no tengas miedo de creer. No va a ser fácil. Estate preparado porque habrá momentos muy duros y muchos instantes en los que vas a querer claudicar. Pero si de verdad es lo que te vibra en el cuerpo, no lo dejes”.

En el avión

Desde su llegada a Cannes “estaba soñando y viviendo ese sueño” que más de una vez había pasado por su mente. “Para mí el estar en la película ya era un premio. Además, siempre lo es tener trabajo. Y luego poder hacerlo con este director que ya había ganado en Cannes, por supuesto que te da mucha más emoción. No es un desconocido, tiene mucho prestigio. Traté de disfrutar lo más que pude dentro de todo el estrés que esto significa”, añadió.

“Ya en la función nos habíamos conmovido mucho con la película en sí; ninguno la había visto y la reacción fue de mucha emoción. Qué alegría, porque uno siempre tiene nervios; lees un guión, pero siempre te preguntas cómo habrá quedado. Y la verdad, nos sentíamos muy contentos y satisfechos del trabajo que vimos. La gente estaba muy conmovida y dijimos: ‘Entonces no es sólo nuestra subjetividad’, porque se trataba de nuestro proyecto. A los espectadores les llegó y lo que se escuchaba en los pasillos era: ‘Es de lo mejor que estamos viendo’”, rememoró.

En cuanto al día de la premiación, se encontraba en un avión de regreso a México y por ello no pudo subir al podio junto a su compañera Karla Sofía Gascón. De hecho, al inicio pensó que por el tamaño de su papel no estaba entre las premiadas: “Venía en el avión, tenía wifi, no sé si por fortuna porque me empezaron a entrar un montón de mensajes y yo no me lo podía creer. Las fotos no se descargaban. Mi personaje no es grande en cuanto a extensión, pero un personaje nunca es pequeño y esto me lo confirma, nunca puedes menospreciar ningún proyecto, ningún papel, porque todos tienen una repercusión y un impacto. Siempre hay que dar el 110 %. Cuando por fin pudieron descargarse las fotos, vi que mi nombre era el primero: ‘Premio a mejor actriz para Adriana Paz’. Lloré, me reía, lloraba y reía. ¡Tenía ganas de abrazar al de al lado!”

Trayectoria

La decisión de convertirse en actriz y cursar una carrera universitaria la ha llevado a participar en más de 50 producciones en cine y televisión, y le ha brindado la oportunidad de trabajar con cineastas como Carlos Carrera, Carlos Cuarón, Sam Mendes, Jorge Pérez Solano, David Pablos y Jorge Michel Grau, entre otros.

Además, ha cosechado tres premios Ariel –uno a mejor actriz en 2015, y dos a mejor actriz secundaria, 2016 y 2017–, y un reconocimiento a mejor actriz de largometraje mexicano en el Festival Internacional de Cine de Morelia por su desempeño en Las horas muertas (2018). su primer protagónico en la pantalla grande.

Al galardón en el Festival de Cannes, el cual compartió con Zoe Saldaña, Karla Sofía Gascón y Selena Gómez, se sumó el Premio del Jurado a Emilia Pérez, el tercero en importancia del festival. Éste fue una sorpresa para Adriana Paz y todo el equipo detrás de la película.

Un musical

El proyecto de Jacques Audiard es un musical ambientado en México –aunque filmado en un set en el continente europeo– cuyos temas centrales están relacionados con el narcotráfico, la desaparición de personas y la búsqueda de justicia.

De acuerdo a su sinopsis oficial, sigue la historia de la sobrecalificada e infravalorada Rita, una “abogada de un gran bufete que está más interesada en sacar a los delincuentes del apuro que en llevarlos ante la justicia. Un día se le presenta una salida inesperada, cuando el líder de un cártel apodado Manitas la contrata para ayudarlo a retirarse de su negocio y realizar un plan que ha estado preparando en secreto durante años: convertirse en la mujer que siempre soñó ser”.

En la película, Epifanía, el personaje de la intérprete mexicana, es una mujer que busca a un familiar desaparecido por el crimen organizado. Adriana Paz se involucró en la producción gracias a un casting, cuyas siguientes etapas la llevaron a París, donde conoció, actuó y cantó para Jacques Audiard, ya entonces doble ganador de la Palma de Oro en Cannes: primero por Metal y hueso (De Rouille Et D’os) en 2012 y Dheepan en 2015.

“Cuando me enteré más de qué iba el proyecto, me pareció muy arriesgado, la verdad. Podía ser algo que saliera mal, porque es un tema delicado para un musical, ¿y qué podría saber este señor? No se documentó en libros, pero estuvo en México. Primero la concibió como una opereta y retomó esa idea cuando vino a México, mas iba a ser complicado, en un foro se podía controlar mucho mejor.”

La actriz subrayó que se trató de una producción meticulosa –“se llevaron cosas del tianguis, vistieron ese foro de México”– que encontró su núcleo en su faceta musical. “Hay fuerza, hay poesía y algunas de las canciones son muy oscuras”. A lo que sumó: “La película tiene una historia e imágenes muy conmovedoras. Son como un golpe, y a la vez entendemos el dolor que provoca lo que está sucediendo en México, lo sientes en la música. Audiard tomó un riesgo muy grande, mas tiene una mente y un espíritu tan joven que se arriesga con todo. Eso es ser valiente, ser consecuente con lo que quieres contar y con quién eres”.