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Violencia vicaria: la forma más cruel de lastimar

El pasado mes de junio, un suceso impactó a la comunidad de Ohio, Estados Unidos. Chad Doerman, un hombre de 32 años, cometió un asesinato contra sus hijos en presencia de su esposa.

Las investigaciones determinaron que Doerman maltrataba de manera recurrente tanto a su esposa como a sus hijos. Debido a ello, su mujer había contemplado la idea de separarse de él y obtener la custodia de los niños. Sin embargo, la persistente amenaza de “voy a lastimar lo que más amas” la hizo reconsiderar su decisión. Finalmente, cansada de soportar las constantes agresiones y humillaciones, optó por enfrentar la situación.

Cuando Doerman conoció las intenciones de su esposa, y según su testimonio, decidió buscar la manera de herirla profundamente. Fue así que desde finales de 2022 diseñó un plan: asesinar a sus hijos.

Este desgarrador hecho se clasifica dentro de la violencia vicaria. Según Susana Molina Vázquez, profesora de la Facultad de Derecho de la UNAM, esta se define como la violencia extrema que un progenitor ejerce contra sus hijos, llegando, en ocasiones, a provocarles la muerte, con el objetivo de causar un profundo dolor al otro progenitor.

El término “violencia vicaria” fue introducido en 2012 por Sonia Vaccaro, psicóloga argentina especializada en violencia contra mujeres. Tras analizar diversos casos, identificó que numerosas mujeres, especialmente las víctimas de violencia doméstica, señalaban que sus parejas utilizaban a los hijos como medio para dañarlas psicológicamente. En palabras de Vaccaro: “El daño es extremo, ya que el hombre, al conocer que los hijos representan el pilar más importante para la mujer, decide herirla a través de ellos, asegurando que nunca se recupere”.

La profesora Molina Vázquez, con expertise en derecho familiar, añade que la violencia vicaria combina comportamientos propios de la violencia intrafamiliar y del maltrato infantil. En estas circunstancias, los hijos son sometidos a agresiones verbales y físicas, o incluso se les puede privar de la vida. “Los niños son percibidos como medios para infligir daño. Aunque pareciera que el principal objetivo es dañar a la mujer, los menores también resultan afectados, pudiendo ser empleados incluso como rehenes”, expresó.

La violencia vicaria se manifiesta de diferentes maneras, entre las cuales las más comunes son:

  • El agresor amenaza reiteradamente con llevarse a los hijos, insinuando que la madre no los verá más, o con arrebatarle la custodia e incluso llegar a atentar contra la vida de los menores.
  • El agresor insulta, amenaza o desprecia a la madre en presencia de sus hijos, aprovechando también para denigrar a la familia materna.
  • El agresor ejerce abuso sexual sobre la mujer, coaccionándola a tener contacto íntimo bajo la advertencia de que, en caso contrario, sus hijos sufrirán las consecuencias.
  • El agresor priva a los hijos de un ambiente propicio para su desarrollo y bienestar, o de una vida exenta de violencia.
  • El agresor interfiere en tratamientos médicos de los menores con el fin de deteriorar su calidad de vida.
  • Los familiares del agresor colaboran en actuar en contra de la mujer, ya sea desacreditándola o proponiendo formas de agresión hacia ella.

¿Cómo es el agresor vicario?

El perfil del individuo que ejerce violencia vicaria se caracteriza por presentar una marcada sensación de inferioridad, falta de autovalía y frustración, según detalló la experta de la universidad. Asimismo, su objetivo principal es lograr la dominación y ejercer poder a través de la sumisión de su pareja, alcanzando este fin al manifestar crueldad para reafirmar su control. Es relevante mencionar que, aunque no sucede en todos los casos, el agresor puede presentar problemas con el alcohol o adicciones a otras sustancias, situaciones que podrían potenciar actos de mayor violencia.

Efectos sobre los niños

La violencia vicaria no solo repercute en la mujer, sino que también afecta considerablemente a los niños y niñas, tanto física como psicológicamente. Las principales consecuencias son:

  • Preocupación e inquietud incrementadas, dejando de percibir su hogar como un espacio seguro.
  • Pérdida del disfrute de su infancia.
  • Estrés postraumático.
  • Lesiones, ya sean superficiales o graves, que pueden requerir hospitalización.
  • Disminución de la autoestima y escasa motivación.
  • Ausencia de empatía.
  • Problemas en la adultez para entablar relaciones íntimas.
  • Dificultades en el desarrollo de habilidades sociales.
  • Tendencia a comportamientos antisociales o agresivos.

La violencia vicaria en México

Pese a los avances en México, donde diversas entidades federativas ya reconocen la violencia vicaria en su legislación (como el Estado de México, la Ciudad de México, Zacatecas, Yucatán, Sinaloa y Colima, entre otras), aún se tiene un extenso trayecto por delante.

Molina Vázquez recalcó la imperante necesidad de brindar una protección integral a las mujeres y a sus hijos como víctimas de este tipo de violencia. A pesar de que el pasado 7 de marzo el Senado de la República Mexicana resolvió sancionar con hasta cinco años de prisión la violencia contra mujeres perpetrada por interpósita persona, para la experta de la universidad esta medida no resulta adecuada.

“Se requieren sanciones más contundentes. Cinco años resulta un periodo breve, y tras este tiempo, ¿cómo se garantiza que las víctimas no sufran una nueva agresión? Avanzamos un paso, pero queda un largo trecho por andar. Es esencial que las autoridades no desestimen las acusaciones por violencia vicaria, ya que, actualmente, el sistema judicial tiende a encasillarlo dentro de la categoría de violencia familiar, y es un error confundirlas, pues son dos aspectos completamente diferentes”, mencionó.

Si bien las mujeres también pueden ejercer violencia vicaria, es más común que sean los hombres quienes la perpetren. Un estudio de Corriente Alterna de la UNAM recoge las vivencias de tres mujeres víctimas de violencia vicaria. Un denominador común en sus relatos es el escaso o nulo apoyo que recibieron del sistema judicial en resguardo de su bienestar y el de sus hijos. Debido a testimonios como estos, la especialista universitaria demanda un compromiso real del sistema judicial para aplicar la ley adecuadamente, evitando posturas machistas y evitando generalizar los casos.

“Es habitual que en juzgados familiares, al tratar casos de violencia hacia mujeres, los jueces busquen conciliación o incluso lleguen a revictimizar. Es esencial abordar estos casos con empatía y el contexto necesario para entender lo que la víctima ha vivido con su agresor. Además, al referirse al interés superior del menor, deben ser coherentes con ello, pues si permiten que conviva con un padre violento, están actuando en detrimento de su bienestar. Están dejando a los menores en situación de vulnerabilidad”, finalizó.

Ideas destacadas

  1. Chad Doerman, un hombre de 32 años en Ohio, asesinó a sus hijos frente a su esposa, después de maltratarlos recurrentemente junto con ella.
  2. La esposa de Doerman había considerado separarse y obtener la custodia de sus hijos debido al abuso, pero temía por la vida de los niños debido a amenazas de Doerman.
  3. El acto de Doerman se clasifica como “violencia vicaria”, una forma de violencia donde un progenitor daña o mata a los hijos para causar un profundo dolor al otro progenitor.
  4. La “violencia vicaria” fue conceptualizada en 2012 por la psicóloga argentina Sonia Vaccaro, al identificar patrones en que los hombres utilizaban a los hijos como medio para dañar psicológicamente a sus parejas.
  5. Susana Molina Vázquez, experta en derecho familiar, destaca que en la violencia vicaria se combinan comportamientos de violencia intrafamiliar y maltrato infantil, y los hijos son vistos como medios para dañar al otro progenitor.
  6. Se describen distintas manifestaciones de la violencia vicaria, que incluyen amenazas, abuso verbal y físico, manipulación de tratamientos médicos y colaboración de familiares del agresor.
  7. Las consecuencias de la violencia vicaria en los niños abarcan desde daños físicos y psicológicos hasta problemas a largo plazo en sus relaciones y desarrollo personal.
  8. A pesar de los avances en legislación en México, aún queda mucho por hacer para proteger a las víctimas de la violencia vicaria, y existe la necesidad de sanciones más fuertes y un enfoque judicial más empático y efectivo hacia las víctimas.