Como articulista de El País siempre está pendiente de los temas de coyuntura y en varios de sus libros está la huella y el trabajo del reportero. En su “Diario de Irak” recorre la ciudad y las bibliotecas destruidas de ese país.
Crítico de la “Civilización del espectáculo”, de la voracidad de los medios, también fue víctima de ellos. Todo lo que analizó en sus libros sobre la sociedad mediática, lo vivió cuando decidió separarse de su esposa de toda la vida y comenzar una relación con Isabel Preysler.
En su libro Cinco esquinas retrata la vinculación entre la prensa amarilla y el poder. Uno de sus personajes, como él cuenta, es alguien sencillo, honesto, que aunque se dedica a documentar las tropelías y escándalos de los famosos, lo hace porque cree en su trabajo, porque a su manera, piensa que brinda un servicio a la sociedad.
A diferencia de los personajes de todas sus novelas, hay un héroe diferente. Ya no es el militar, el que avasalla, es un “héroe discreto”, que tiene valores. Y esto ocurre, contó Vargas Llosa a la audiencia de la FIL de Guadalajara, porque tiene “una visión más completa” de la vida, o tal vez porque me estoy volviendo “bueno”. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]