La Organización Mundial de la Salud actualizó sus recomendaciones sobre cómo y cuándo hacer uso del cubrebocas para disminuir el riesgo de contagio del SARS-CoV-2, virus causante de la COVID-19.
Para el uso comunitario resulta importante tomar en cuenta algunos puntos de su guía.
Es fundamental combinar el uso correcto del cubrebocas (tapando nariz y boca por debajo de la barbilla), junto con otras medidas para evitar el contagio: la distancia física, evitar tocarse la cara, en caso de estornudar y toser cubrirse con el ángulo interno del brazo, preferir los espacios abiertos y con ventilación natural y aislarse e informar a los contactos en caso de presentar signos y síntomas de enfermedad para cortar las cadenas de contagio.
Dependiendo del tipo de cubrebocas podrá funcionar como barrera y como filtro. Aquellos hechos en casa se recomienda que se fabriquen con tres capas de tela, de preferencia de algodón combinado con material sintético, que funcionan específicamente como barrera al evitar que las personas exhalen gotas con el virus.
Los cubrebocas de grado médico con tres capas y termosellado, útiles en ambientes de hospital y en personas que cuentan con algún factor de riesgo para desarrollar complicaciones de la COVID-19 funcionan como barrera y como filtro. Por último, los cubrebocas de alta eficiencia o comúnmente conocidos como respiradores N95 o N99, rígidos y con una alta capacidad para filtrar microgotas, por lo que su uso es reservado para la atención médica, en donde se concentran una gran cantidad de casos sospechosos y confirmados.
Es importante aprender a manipular el cubrebocas, ya que se considera un accesorio que puede estar contaminado. Sólo se deben emplear las cintas para colocarlos y retirarlos y nunca tocarlos de las superficies internas o externas. Para desecharlo existen contenedores señalados o preferir los botes de basura con tapa.
Siempre que exista un alto número de contagios en nuestra comunidad se deben usar por todos y todo el tiempo al interior de tiendas, lugares de trabajo y transporte, independientemente de que se pueda o no preservar una distancia mayor a un metro entre cada persona.
Las recomendaciones para los niños los dividen en tres grupos: de doce años en adelante se deben apegar a las mismas recomendaciones de los adultos; entre seis y once años hay que prestar especial atención en enseñarles la técnica adecuada para su uso y procurar emplear cubrebocas a la medida; entre los cero y cinco años no se recomienda ningún tipo de cubrebocas.
Grupos vulnerables: se recomienda para los grupos de mayores de sesenta años o con enfermedades como diabetes, cardíacas, respiratorias u obesidad el uso de cubrebocas de grado médico.
Para hacer ejercicio se recomienda que no se usen, siempre y cuando se cumplan tres condiciones: que el espacio de actividad física sea al aire libre, que se lleve a cabo una desinfección constante del espacio y que se mantenga una distancia adecuada entre cada persona. Recuerden que para el caso particular de los corredores hay que mantener un sólo sentido y nunca correr en contraflujo.
Sobre los protectores faciales o monogafas hay que tomar en cuenta que no sirven como reemplazo del cubrebocas, sino como accesorio adicional para cubrir los ojos y así evitar que las gotas de saliva o respiratorias, de alguien sin cubrebocas, se depositen en la superficie ocular y el virus pueda infectar mediante esta vía.
Finalmente, al usar cubrebocas no se debe bajar la guardia, mientras el virus siga circulando, éste funciona como una medida más a considerar, junto con otras, como la desinfección y lavado frecuente de manos, la sana distancia y evitar lugares cerrados, poco ventilados y concurridos.
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