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Como en los tiempos de Don Porfirio

[vc_row][vc_column][vc_gallery interval=”3″ images=”68667,68666,68647,68648,68664,68665,68669,68668,68649,68650,68651,68660,68652,68653,68654,68655,68657,68658,68659,68661,68662,68663,68772,68770,68767,68768,68769,68766,68765,68764,68763,68771,68762,68761,68758,68759,68760,68757,68756″ img_size=”large”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Esta vez no fueron 41 -o mejor dicho 42- los enfiestados en una vivienda de la colonia Tabacalera.

Hoy fueron alrededor de 60 mil asistentes los que, a modo “de fiesta”, se manifestaron en Paseo de la Reforma para reivindicar los derechos civiles de la comunidad LGBTTTI.

A 41 años de aquél 2 de octubre de 1978, la consigna sigue siendo la misma: respeto y reconocimiento a sus derechos. Y es que en pleno Siglo XXI, la violencia hacia hombres y mujeres de la comunidad LGBTTTI continúa como la que vivieron 200 clientes -entre lesbianas, homosexuales y personas transgénero-de un club gay ubicado en el corazón del barrio Greenwich Village, en Manhattan, Nueva York, el 28 de junio de 1969.

Si bien el movimiento por los derechos de los homosexuales no comenzó aquella noche, lo sucedido dio inicio a la lucha por la igualdad en sus derechos. Desde entonces, junio marca un mes de reflexión y celebración a nivel mundial. Es el mes -dicen- del “orgullo gay”.

Sin embargo, no basta con alzar la voz un sólo día o durante un mes, la lucha debe ser constante y genuina.

Y es que hoy pareciera que se han ganado espacios en las conciencias y corazones de quienes antes nos señalaban: la familia, los amigos, los vecinos, los maestros, los compañeros, las religiones, los desconocidos, o al menos eso, hoy, me pareció haber vivido. Hoy vi a todos y cada uno de ellos marchar con paso firme para ser parte de un todo, por el simple hecho de ser humanos.

¡Que la igualdad se defienda siempre con orgullo y dignidad![/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]