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Un nuevo mapeo muestra cuánto afecta la pesca a los mares del mundo

La pesca ha dejado una huella considerable en la Tierra. Los océanos cubren más de dos tercios de la superficie del planeta, y la pesca industrial ocupa el 55% de esta área oceánica, un área cuatro veces más grande que la ocupada por la agricultura actualmente.

Estos datos sorprendentes fueron hallazgos obtenidos a través de una colaboración única y de alta tecnología, ya que en el pasado, los esfuerzos por cuantificar la pesca a nivel mundial se basaban en una mezcolanza de datos extraídos de sistemas de monitoreo electrónico de algunos buques, cuadernos de pesca y observadores a bordo. Pero en los últimos 15 años, la mayoría de los buques de escala comercial han sido equipados con Sistemas de Identificación Automática (AIS) que sirven a los buques para evitar colisiones.

Estos resultados, publicados en la revista Science el pasado 23 de febrero, datos que ofrecen una visión del problema de la sobrepesca en alta mar difícil de regular. Según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación, el 31.4% de las poblaciones mundiales de peces fueron sobreexplotadas o pescadas de manera insostenible, a partir del 2013, mientras que otro 58.1% fueron “totalmente explotadas”.

Gran parte de la pesca se concentró en las zonas económicas exclusivas de los países (regiones oceánicas ubicadas a unos 370 km de la costa de una nación) y en ciertos puntos calientes (“hotspots“; regiones con una variedad especialmente grande de especies y dignas de protección) más alejados del océano abierto. Dichos puntos calientes incluyen el noreste del Océano Atlántico y las regiones de afloramientos ricos en nutrientes frente a las costas de América del Sur y África Occidental.

Sorprendentemente, solo cinco países (China, España, Taiwán, Japón y Corea del Sur) fueron responsables de casi el 85% de la actividad pesquera observada en aguas internacionales (regiones fuera de la zona exclusiva de pesca) y áreas particularmente vulnerables a la sobrepesca (para mayor información consultar ScienceNews).

El seguimiento de la huella de pesca en el espacio y el tiempo, señalan los investigadores, puede ayudar a orientar las protecciones ambientales marinas y los esfuerzos internacionales de conservación de los peces. Eso puede ser particularmente importante en un momento de cambios rápidos debido al aumento de las temperaturas oceánicas y el aumento de la actividad humana en alta mar.

El resultado fue una imagen de la pesca global, estudio dirigido por David Kroodsma de Global Fishing Watch, quien dice que “nuca se había cuantificado de forma directa”.