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Trastornos temporomandibulares: ¿cómo afectan a niños y jóvenes?

El incremento en la prevalencia de trastornos de la articulación temporomandibular en niños y jóvenes, una patología comúnmente asociada a los adultos, está generando preocupación en México. De acuerdo con las últimas estimaciones, hasta un 34% de la población podría estar afectada por esta condición.

Hilda González Olivares, egresada de la carrera de cirujano dentista de la UNAM, subraya la relevancia de que la población esté informada sobre este padecimiento. Detectar sus síntomas a tiempo podría permitir una prevención más eficaz y un tratamiento odontológico temprano.

González Olivares identifica una probable causa de este crecimiento en la incidencia entre la población infantil y juvenil. Según la especialista de la UNAM, “los niños y jóvenes están comenzando sus cambios hormonales cada vez más temprano, lo cual puede causar alteraciones psíquicas y psicosociales que pueden derivar en problemas de ansiedad“. Expertos de la materia correlacionan estos trastornos con edades comprendidas entre los 8 y los 12 años.

Las principales causas de estos trastornos son diversas:

  • Desplazamiento mecánico incorrecto, relacionado con la falta de apoyo molar o una oclusión disfuncional.
  • Traumas, tanto micro como macro.
  • Causas biomédicas, como traumas generados por problemas de ansiedad o estrés.
  • Osteoartritis.
  • Problemas musculares vinculados a la masticación.
  • Problemas neuromusculares, que combinan interferencias oclusales y problemas con los músculos encargados de la masticación.
  • Factores psicofisiológicos asociados a aspectos psicológicos.

Asimismo, los trastornos de la articulación temporomandibular se clasifican en dos categorías: adquiridos y congénitos. Los primeros suelen ser producto de maloclusiones o de enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o el lupus eritematoso sistémico. Los segundos, por su parte, son provocados por condiciones como la microsomía hemifacial o los síndromes de Pierre Robin, Treacher-Collins o del macizo facial, entre otros.

La doctora González Olivares detalla los síntomas que alertan de la posible presencia de trastornos en la articulación temporomandibular. Estos pueden incluir:

  • Dolor al abrir la boca o masticar, a menudo acompañado de sonidos articulares.
  • Rechinamiento de dientes (bruxismo).
  • Frecuentes dolores de cabeza y limitación en los movimientos mandibulares.
  • La sensibilidad al palpar los músculos de la masticación y de la zona donde se ubica la articulación temporomandibular también se cuenta entre los indicadores.

¿Cómo se hace el diagnóstico?

Una vez detectados los síntomas, es esencial que un odontólogo realice un examen exhaustivo de la articulación temporomandibular y la apertura bucal máxima para determinar la presencia de posibles traumatismos. “Durante el examen, nos situamos frente al paciente y le pedimos que abra y cierre la boca; lo examinamos primero visualmente. Si detectamos alguna dificultad al abrir y cerrar la boca o desviación de la mandíbula, procedemos a la exploración física, palpando los músculos de la masticación y los temporales”, indica la experta de la UNAM.

“Luego examinamos los músculos maseteros, no palpándolos, sino observando si presentan un aumento de volumen. Continuamos con los músculos esternocleidomastoideos, para evaluar si tienen tensión o están hipertróficos, ya que contribuyen al cierre de la mandíbula”, añade.

González Olivares destaca que la medición de la apertura bucal se lleva a cabo en dos sesiones. Si en ambas se detecta una reducción de 1.5 cm respecto al promedio, ello sugiere la existencia de un problema patológico en las articulaciones mandibulares.

La especialista también comenta que existen diagnósticos con imagen, como la ortopantomografía, una radiografía panorámica dental que facilita la planificación de procedimientos de manera segura, fiable y eficaz. Aunque menos accesible, la resonancia magnética constituye otro recurso para el diagnóstico por imagen.

Tratamiento

En cuanto al tratamiento, González Olivares insiste en que, en el caso de niños y jóvenes, no debería ser agresivo, pues un tratamiento ortodóntico prematuro puede acarrear problemas de articulación. Como alternativa, la experta sugiere el uso de compresas de agua caliente y masaje. Aunque es un tratamiento básico, permite que el 80% de los pacientes mejoren de manera significativa, posibilitando el inicio de un ajuste oclusal o el empleo de una guarda oclusal o pistas planas durante unos meses.

Ideas destacadas sobre trastornos temporomandibulares

  1. Los trastornos relacionados con la articulación temporomandibular, comúnmente asociados con los adultos, han experimentado un aumento considerable en la población infantil y juvenil en los últimos años.
  2. En México, se estima que la prevalencia de este padecimiento es del 34% y, según Hilda González Olivares, cirujana dentista egresada de la UNAM, es crucial que la población tenga información sobre el trastorno para prevenirlo y tratarlo a tiempo.
  3. González Olivares sugiere que el incremento en la prevalencia de estos trastornos en la población infantil-juvenil puede deberse a que los jóvenes comienzan sus cambios hormonales más temprano, lo cual puede derivar en problemas de ansiedad.
  4. Se han identificado varias causas principales de los trastornos de la articulación temporomandibular, que incluyen el desplazamiento mecánico incorrecto, traumas, osteoartritis, problemas musculares, interferencias neuromusculares y factores psicológicos.
  5. Los trastornos de la articulación temporomandibular se clasifican en dos categorías: los adquiridos, generalmente debido a maloclusiones o enfermedades autoinmunes, y los congénitos, causados por condiciones como microsomía hemifacial y diversos síndromes.
  6. Entre los síntomas del trastorno se incluyen dolor al abrir la boca o al masticar, rechinamiento de dientes (bruxismo), frecuentes dolores de cabeza, limitación en los movimientos mandibulares y sensibilidad en los músculos de la masticación y la zona de la articulación temporomandibular.
  7. Para diagnosticar el trastorno, se requiere un examen exhaustivo realizado por un odontólogo, que incluye una inspección visual y palpación de los músculos de la masticación.
  8. Los diagnósticos de imagen como la ortopantomografía y la resonancia magnética pueden ofrecer información valiosa para la identificación y el tratamiento de este trastorno.
  9. En cuanto al tratamiento, es esencial que no sea agresivo para niños y jóvenes, para evitar condicionar problemas de articulación.
  10. González Olivares sugiere alternativas de tratamiento menos invasivas, como el uso de compresas de agua caliente y masajes, que han demostrado ser eficaces para el 80% de los pacientes.