La labor de un maestro es quizá la más noble. No es un trabajo fácil, requiere esfuerzo, paciencia, dedicación, compromiso y responsabilidad para educar, formar y orientar a los jóvenes.
“Lograr que los chicos se entusiasmen con el conocimiento es mi objetivo, ayudar a prepararlos a incorporarse a una sociedad económicamente activa, orientarlos y que su desempeño esté bien fundado”, destacó Pável Castillo Urueta, profesor de Química en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Plantel Sur de la UNAM.
El académico, perteneciente al Sistema de Laboratorios para el Desarrollo y la Innovación (SILADIN), expresó que todos los días trabaja para que sus alumnos encuentren su vocación. “Si a alguien salpico con el gusto de estudiar ciencia o química es muy gratificante para mí”.
Castillo Urueta apuntó que los profesionales en Química de Alimentos tienen un campo laboral amplio: pueden trabajar en el área toxicológica, en el desarrollo de nuevos alimentos, control de calidad, legislación, y autoemplearse en el servicio de consultorías, debido a que los supermercados requieren de éstas para cumplir con todos los controles y normas de calidad.
Señaló que el ámbito de la industria jamás le llamó la atención, “el hacer un análisis repetitivo a mí no me gustaba, decidí dedicarme a la docencia porque me viene de vocación, mi familia está llena de profesores y serlo representa un orgullo y una responsabilidad para mí”.
A pesar de la carga de trabajo, Castillo Urueta refirió que “hay que idear siempre estrategias para cautivarlos [a los estudiantes], hacerles sencillo el conocimiento, orientarlos para que puedan tomar una decisión y que su desempeño en la sociedad sea muy bueno”.
Este año, el profesor cecehachero fue asesor de dos alumnos que participaron en la ExpoCiencias Nacional 2018 y en el Taiwan International Science Fair.
Y tú, ¿a qué profesor recuerdas?