Pedro Páramo:
“¿Conoce usted a Pedro Páramo?- le pregunté.
Me atrevía a hacerlo porque vi en sus ojos una gota de confianza.
– ¿Quién es?- volví a preguntar-
– Un rencor vivo- me contestó él”.
“El caso es que nuestras madres nos malparieron en un petate aunque éramos hijos de Pedro Páramo. Y lo más chistoso es que él nos llevó a bautizar. Con usted debe haber pasado lo mismo, ¿no?”.
“Era provocador de sueños. Eso es lo que era verdaderamente. Y a tu madre la enredó como hacía con muchas. Entre otras, conmigo. Una vez que me sentí enferma se presentó y me dijo: ‘Te vengo a pulsear para que te alivies’”.
El llano en llamas
No oyes ladrar los perros:
“- Me acuerdo cuando naciste. Así eras entonces. Despertabas con hambre y comías para volver a dormirte. Y tu madre te daba agua, porque ya te habías acabado la leche de ella. No tenías llenadero. Y eras muy rabioso. Nunca pensé que con el tiempo se te fuera subir aquella rabia a la cabeza…”.