Un grupo de científicos del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, encabezado por Gerardo Corzo y Lourival Possani, descubrieron en el veneno del alacrán de Durango (Centruroides suffusus suffusus) una molécula con actividad bactericida y citotóxica contra bacterias y células eucariontes.
A futuro podrá actuar sola como un medicamento bactericida o ser usada con un antibiótico para potenciar su efecto, con dosis más bajas que dañen menos a los pacientes.
Luego de estudiar la molécula CSS54 a nivel experimental en laboratorio, los investigadores han iniciado sus pruebas en ratones y conejos, con resultados prometedores; tanto, que patentaron el conocimiento generado (una idea de concepto) y lo han transferido a la farmacéutica mexicana Laboratorios Silanes.