Académica de la IBERO propone escenarios energéticos para que México cumpla las metas climáticas comprometidas en el Acuerdo de París
Para cumplir las metas climáticas comprometidas en el Acuerdo de París, ratificado por el Congreso de la Unión, México tendría que reducir en 2050 300 millones de toneladas de sus emisiones de dióxido de carbono (CO₂) a la atmósfera, 100 millones de las cuales tendrían que reducirse en el sector transporte, seguido por una eficiencia energética en la industria y un manejo adecuado de residuos urbanos y agropecuarios, dijo la doctora Vanessa Pérez-Cirera Langenscheidt, académica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Pérez-Cirera, coordinadora del Área de Medio Ambiente del Instituto de Investigación para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la IBERO, explicó que lo anterior es analizado en el artículo ‘Escenarios climático-energéticos para México’, pieza de investigación elaborada por miembros del EQUIDE en colaboración con académicos de la Universidad de Harvard y del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), y recientemente publicada en la reconocida revista científica internacional Futures.
En esta investigación, la Dra. Pérez-Cirera y sus colaboradores evalúan diferentes escenarios energéticos para llegar a cumplir en México las metas del Acuerdo de París; en consecuencia, los investigadores emiten diversas recomendaciones, como: reducir el parque vehicular; acelerar la adopción de energías renovables, a la par de duplicar la eficiencia energética en todos los sectores, sobretodo en la industria; así como reducir el consumo de cárnicos y la generación de residuos sólidos.
Así, México tendría que aprovechar la caída de los precios internacionales del crudo “para replantear su futuro petrolero, y ver si apuesta por un cambio estructural en la manera en que produce y consume energía”. En materia económica habría que eliminar los subsidios a los combustibles fósiles, por ejemplo, el gas, exento de impuesto; o el carbón, que pese a estar ligado al combustóleo (una de las maneras más ineficientes de producir electricidad), tiene la menor tasa impositiva.
A la vez, tendría que incentivarse la eficiencia en el uso de energía eléctrica en la industria y en los hogares, en contraposición al subsidio a la electricidad existente, que para diversos años su monto ha sido más alto que la inversión del gobierno en programas sociales. “Si se crean políticas públicas adecuadas podría compensarse a aquellos hogares en pobreza que se verían afectados por la remoción del subsidio a la electricidad”, apuntó la Dra. Pérez-Cirera.
En cuanto al uso de energías renovables para la producción de electricidad, la doctora dijo que su empleo aún es limitado en México (menor a 10%), por lo que “el país necesita estrategias todavía más audaces, si se quiere cambiar sustantivamente la manera en que producimos electricidad”.
“Entre otras necesidades y retos están el llevar las líneas de transmisión eléctrica a lugares con potencial renovable, la generación de contratos privado-sociales equitativos para minimizar conflictos socio-ambientales y el escalar la compra de energía renovable a nivel hogar, al pasar la comercialización de la electricidad (actualmente a cargo de CFE) a manos de más empresas, para que los consumidores pudiéramos tener la opción de elegir qué tipo de energías consumimos y a quién le compramos”.