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Reencuentro con Juan Gelman

A 87 años de su natalicio y a tres años de su deceso, la Casa Universitaria del Libro de la Coordinación de Humanidades rindió un homenaje al poeta Juan Gelman. Se congregaron en el Salón Principal del recinto personalidades del mundo de las letras, la academia y la cultura, quienes a través de una serie de recuerdos, anécdotas, reflexiones y poesías, hicieron que los ahí presentes se reencontraran con el poeta argentino-mexicano.

Juan Gelman, hijo de inmigrantes judío ucranianos nacido en Buenos Aires, Argentina el 3 de mayo de 1930, desde muy joven se inició en el periodismo. Publicó en diversos medios; fundador del grupo de poetas conocidos como “El pan duro”. Su poesía se ubica dentro del realismo crítico. Sus ideas políticas, su incansable denuncia e indignación ante las injusticias, así como su militancia guerrillera lo llevaron al exilio durante la dictadura militar argentina en 1976. El secuestro de sus hijos Nora y Marcelo, junto con su nuera María Claudia, embarazada de siete meses, fue el punto de inflexión que marcó su obra. La memoria, el exilio y la muerte se convirtieron en temas recurrentes.

Benito Taibo, quien fungió como moderador del encuentro, relató anécdotas de cómo conoció al poeta: primero se topó con su obra en una librería en Argentina; años después lo conoció personalmente y forjó una entrañable amistad en torno a las letras. Con esta anécdota cedió la palabra al titular de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, el poeta Eduardo Vázquez Martín, quien se refirió al homenajeado como un poeta rebelde con la palabra misma, que no le gustaba el lugar común y las formas tradicionales en la escritura, capaz de combatir la opresión, la mentira y denunciar los terribles episodios de nuestra historia latinoamericana.

El historiador y profesor emérito de la UNAM, Adolfo Gilly, subrayó la importancia de las preguntas que se realizó Gelman en su obra, su agudeza, su compromiso social, su imperdurable capacidad de cuestionarse y cuestionar todos los acontecimientos que marcaron su existencia. Por su parte, la poeta Enzia Verduchi, resaltó su talento para llevar al límite al lenguaje, explorar sus formas, su insuficiencia para referirse a determinadas cosas y darle salida a sus múltiples obsesiones, “se pueden describir poesías, pero escribir poemas es otra cosa”, recordaría Verduchi esa antigua sentencia de Gelman.

A través de una grabación se hizo presente el editor Daniel Goldin, quien se refirió a Juan Gelman como un entrañable amigo y un ser generoso. Por su parte, el ensayista Eduardo Hurtado y Mara La Madrid, viuda del poeta, entablaron un breve conversatorio en torno al libro Ni el flaco perdón de Dios, obra que realizó de manera conjunta con Gelman y que rescata el testimonio de los sobrevivientes de la dictadura militar en su natal Argentina.

Entre cada una de las intervenciones, el locutor Juan Stack recitó poemas del autor. Para cerrar el encuentro, la poeta mexicana María Rivera leyó su poema “Los muertos”. Así, fue como se recordó la vida y obra de uno de los poetas latinoamericanos más importantes de su generación, en su discurso de agradecimiento al recibir el Premio Cervantes en el 2007 sentenció, “dicen que no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar hacia adelante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Están perfectamente equivocados. Las heridas aún no están cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego. Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Sólo así es posible el olvido verdadero”.