Con el sismo del pasado 19 de septiembre y ante la necesidad de rescatar a las personas atrapadas bajo los escombros, surgieron varios héroes sin nombre, entre ellos encontramos a seres peludos de cuatro patas y cola, quienes lucieron gafas de protección, botitas y chaleco, y donde destacaron los binomios del Programa de Manejadores de Perros de Búsqueda y Rescate de la UNAM.
Estos caninos quedarán no sólo en la memoria colectiva de los mexicanos, sino también del mundo. Nalah, Baco, Cairo, Gala, Malí, Mina y Hueso, éste último rescatado de la calle, todos con un gran corazón.
Al colaborar en las labores de rescate de tantas vidas y por apoyar a nuestra sociedad, estos animalitos fueron reconocidos en el marco del Quinto Simposio Internacional UNAM-Banfield-Mars, donde además les entregaron planes de medicina preventiva.
Perritos comunes
Javier Sotomayor Hernández, compañero y amigo de Hueso, narró que lo encontró rondando en las afueras de la Basílica de Guadalupe, donde seguramente fue abandonado por una de las peregrinaciones del 12 de diciembre.
Hoy, el perrito tiene una vida normal, narró su compañero. “Nos levantamos a las siete de la mañana, vamos al parque y caminamos aproximadamente un kilómetro, regresamos a casa come junto con sus ocho compañeros (otros caninos) con quienes vivimos en casa y me acompaña a todo lo que tengo que hacer”.
Si en el transcurso del día encontramos una estructura -narró orgulloso Javier- practicamos en ella, y si me siento en la computadora, él se sienta a mi lado, además tiene sus ratos donde anda en el patio jugando con sus amigos y espacios de descanso.
Se trata de un perrito normal, común y corriente, es de compañía pero los fines de semana se transforma en héroe y practicamos para rescatar personas, y es así que tiene una doble vida, explicó el manejador.
A decir de Bárbara Olivares, voluntaria del programa de la UNAM, en el último siniestro, los caninos trabajaron en todas las zonas donde hubo colapsos en la ciudad. Su objetivo es realizar el marcaje donde se encuentra una víctima y de lo demás se encargan los especialistas.
El programa, destacó la joven, tiene a sus voluntarios, donde cada uno vive con su canino, nos los llevamos a nuestras casas, tienen una vida de familia y todo el tiempo tenemos oportunidad de trabajar con ellos.
Mi compañero Luxor, un labrador de cuatro años, está en capacitación, por eso no tuvo oportunidad de ayudar en esta última ocasión. Empecé a trabajar con él porque le vi ciertas características, por ejemplo le encanta el agua y olfatear.
Me acompaña a todas mis actividades cotidianas, desde la oficina hasta el hogar, además convive con mi pareja, otro perrito schnauzer y un gato quienes son su familia en casa. Igualmente, ambos de capacitan los fines de semana.
Por su parte, a Bárbara le interesó incluirse en el programa porque le parece que es una labor muy noble, y cree que es sorprendente lo que los canes hacen, además creo que ellos se divierten mucho en su trabajo.
En el evento
Román Delgado, gerente de Relaciones Públicas de Mars Petcare México, mencionó que Frida, la perrita rescatista de la Marina, y los demás canes se convirtieron en un símbolo de esperanza para muchos de nosotros.
“Frida puso en el centro de las conversaciones el rol que los animales de compañía pueden cumplir en nuestra sociedad, dio el ejemplo de lo que todos nosotros ya sabemos de los animales de compañía, que deben ser vistos de manera diferente, son dignos integrantes de nuestras familias, comunidades y en general de nuestra sociedad”, añadió.
Para Nicolás Torino, director de asuntos corporativos de Royal Canin, estos perros son los grandes héroes de este año.
Al finalizar el reconocimiento, Delgado expresó: “Muchas gracias por ser un ejemplo para toda la sociedad mexicana, su labor es incansable y es una prueba tácita de que el vínculo humano animal es mucho más que una relación de amistad o de cariño, puede ser tan fuerte y tan poderosa que tiene la capacidad de transformar”.