Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

¿Qué pasaría en el mundo sin internet?

Imaginemos que, debido a un contratiempo, México se quedara sin internet; retrocederíamos a los años 80. En aquella época no existían las redes sociales, aplicaciones bancarias, GPS, clases virtuales ni el comercio electrónico, explica Leopoldo Vega, director de Telecomunicaciones de la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación (DGTIC) de la UNAM.

Una de las primeras afectaciones serían las redes sociales, no podríamos contactar a familiares y amigos de manera inmediata, y regresaríamos a los teléfonos convencionales, añadió el académico universitario.

En ese entonces, los teléfonos eran fijos, había casetas en las calles en donde las personas hacían filas para depositar una moneda y comunicarse a cualquier lado.

Otra grave afectación sería a las instituciones bancarias, las cuales no nos permitirían el acceso inmediato a nuestros fondos a través de las apps, no podrían hacerse transferencias ni pagos.

Probablemente habría una red de cajeros mucho más pequeña, porque no tendrían la comunicación a través de redes propias, o tendrían que tener algún otro sistema en el cual se pudiese verificar nuestro dinero.

De las aplicaciones que usamos en la vida cotidiana también se vería afectado el GPS, y no tendríamos la posibilidad de tener los mapas actualizados.

Además, la economía del país resultaría afectada, porque los vendedores de productos a través de la web también desaparecerían.

Otro punto serían las escuelas, institutos y universidades que imparten clases en línea. De hecho, no sería posible la educación a distancia ni los exámenes en esta modalidad, “tendríamos que acudir de forma física”, dijo el entrevistado.

Hoy la mayoría utiliza el internet para informarse sobre las noticias, pero sin el internet, tendríamos que regresar a las televisoras, radiodifusoras y los periódicos impresos.

La compra de boletos en línea también desaparecería, haríamos largas filas en una taquilla. De hecho, en la década de los 80s muchos se quedaban días antes a dormir en la fila para alcanzar boletos.

La música ya no estaría disponible en las plataformas digitales, sino que la escucharíamos en los casetes, discos de vinilo o discos compactos, a través de grandes aparatos conectados a los cables.

En las oficinas, las instrucciones del día ya no serían a través de correos electrónicos o whats app, sino que se harían en persona. Además, los trámites gubernamentales, como son la credencial de elector, pago de servicios, predial, luz, agua, tendrían que hacerse en persona.

En dado caso que México fuera el único país del mundo que se quedará sin internet, las autoridades tendrían que instalar un plan de contingencia para minimizar todos los daños, tanto económicos como financieros. “La vida que conocemos hoy en día, sería muy distinta”, dijo Leopoldo Vega.

Las tres categorías más usadas

Por otra parte, Fabian Romo Zamudio, experto UNAM en tecnologías de la información indica que las aplicaciones más populares se dividen en tres categorías principales:

  1. Las aplicaciones de mensajería, como WhatsApp y Telegram, son las más frecuentes.
  2. Las redes sociales, incluyendo X (anteriormente Twitter), Facebook, Instagram y TikTok.
  3. Aplicaciones relacionadas con servicios bancarios, laborales, académicos o gubernamentales.

Además, seguimos recurriendo a medios de comunicación tradicionales como el correo electrónico, el comercio electrónico (por ejemplo, Amazon, Mercado Libre, Aliexpress, eBay), la entrega de alimentos (Uber Eats, Didi), los servicios de transporte (Uber, Didi), la geolocalización (Mapas de iOS, Google Maps, Waze) y los servicios de información como noticias y boletines.

Las aplicaciones de la salud

En el sector salud, aunque no hay una única aplicación vital, existen múltiples aplicaciones vinculadas a dispositivos de monitoreo de salud o suministro de medicamentos, indica Romo Zamudio. Por ejemplo, para los diabéticos, hay aplicaciones conectadas a dispositivos que miden el nivel de glucosa en sangre, y para condiciones como la epilepsia, hay dispositivos que alertan inmediatamente a familiares o médicos responsables del paciente.

¿Y si realmente nos quedáramos sin internet?

La pérdida del internet nos hace pensar que nuestra capacidad de actuar se ve severamente limitada, afirma Romo. Por ello, es crucial contar con medios alternativos de comunicación que no dependan exclusivamente de la red, añade.

Deberíamos mantener medios de comunicación tradicionales, como los teléfonos fijos, así como las transmisiones de radio y televisión y los medios impresos, explica Romo Zamudio.

¿Es posible vivir sin internet?

Romo opina que sí, aunque sería más complicado debido a nuestra dependencia de las facilidades que ofrece. Lo importante es disponer de medios alternativos que aseguren el funcionamiento de la sociedad en caso de una interrupción significativa del servicio de internet, señala.

En un escenario catastrófico sin dispositivos electrónicos de comunicación, lo primero sería establecer un plan de contingencia para minimizar el impacto en los sectores bancario, financiero y económico, sugiere Vega. Promover el uso del dinero en efectivo sería una estrategia para reducir las afectaciones.

Las nuevas tecnologías

Las nuevas tecnologías están íntimamente ligadas al desarrollo de los países y nos ofrecen amplias posibilidades de comunicación y desarrollo personal e institucional, comenta Vega.

En México, más de 90 millones de personas son usuarias de internet, lo que representa más del 80% de la población. La sinergia con otras tecnologías, como los teléfonos móviles, facilita la comunicación en cualquier momento y lugar, especialmente en zonas urbanas.

Sin embargo, las áreas rurales aún enfrentan grandes desafíos en términos de acceso a internet. Por ello, es crucial cerrar esta brecha digital. Ya existen medios que lo permiten, como los satélites de órbita baja.

En un mundo sin internet, nuestra realidad se transformaría drásticamente, regresando a formas de comunicación y operación que considerábamos obsoletas. Este ejercicio de imaginación no solo resalta nuestra dependencia de la tecnología digital, sino que también subraya la importancia de desarrollar y mantener vías alternativas de comunicación y operación. La adaptabilidad y la resiliencia se revelan como cualidades indispensables en un escenario donde lo impensable se convierte en realidad.

Ideas destacadas:

  • Dependemos enormemente de internet y sus aplicaciones en la vida cotidiana.
  • Las categorías más usadas de aplicaciones incluyen chat, redes sociales y servicios bancarios y gubernamentales.
  • Las aplicaciones de salud juegan un rol vital, especialmente en el monitoreo de enfermedades crónicas.
  • Es fundamental contar con canales de comunicación alternos ante una posible ausencia de internet.
  • Es posible vivir sin internet, aunque sería más complicado debido a nuestra dependencia actual.