Son dos años del inicio de una pandemia sin precedentes en los tiempos recientes, un periodo vivido entre el miedo, incertidumbre, asombro y adaptación a una nueva normalidad.
De acuerdo con Alejandro Macías Hernández, infectólogo miembro de la Comisión Universitaria para la Atención del Coronavirus, creada por la UNAM en marzo de 2020, estos 24 meses han dejado lecciones muy difíciles de aprender y un alto costo en vidas humanas, ya que, según cifras de la Dirección General de Epidemiología del Gobierno de México, se han confirmado más de cinco millones de contagios y casi 330 mil defunciones.
En este tiempo, también se ha desnudado una herencia terrible: un sistema de salud que cuando llegó la pandemia ya estaba en condiciones precarias, con hospitales mal abastecidos, personal sin acceso a capacitación adecuada, pocas camas de terapia intensiva, funcionando mal y muy poca ventilación mecánica eficiente.
Macías Hernández explicó que esas carencias del sector también mostraron que el sistema de atención primario de miles de personas se da en anexos de farmacias, donde se les ha sobremedicado. “Se descuidó la oxigenación y eso también ha costado demasiadas muertes, hay una mala regulación y se manejó muy mal a los pacientes”.
En ese sentido, exhortó a que se invierta más en salud para mejorar el sistema de atención primaria y tener una plataforma de desarrollo de vacunas propio, aunque reconoció el esfuerzo y avances en esta área con la producción, junto con Argentina, de un alto porcentaje de vacunas de AstraZeneca, y el desarrollo por parte de universidades, como la UNAM, que puso un esfuerzo mayúsculo para el desarrollo de vacunas mexicanas.
¿El fin de la pesadilla?
Para Macías se aproxima el fin de la pandemia en los siguientes meses, cuando aún habrá casos de contagio, pero serán más controlables y sin colapso de las instituciones ni de la economía. Y la nueva realidad no será como la que teníamos antes de 2020.
De hecho, muchos de los cambios que se experimentaron durante estos meses llegaron para quedarse, como la enseñanza virtual, el trabajo remoto, las videollamadas con el médico y los cumpleaños en Zoom. “Entendimos en las universidades que hacíamos venir a los alumnos a clase para tomar apuntes y eso lo pueden ver en un video; realmente en estas instituciones necesitamos a los estudiantes para hacer grupos de discusión, para pruebas de laboratorio, pero no para darles clases y tomar apuntes”.
En la UNAM los casi 367 mil estudiantes de su comunidad continuaron su formación académica sin poner en riesgo su salud gracias a la implementación de programas como espacios PC Puma y la beca Tablet con Conectividad.
De acuerdo con el comportamiento del virus en otros países donde el número de contagios ha disminuido y se vislumbra “una meseta”, Macías comentó que al parecer en el segundo trimestre de este 2022 se hablaría de una etapa de control de la epidemia, pero dependerá de factores como la vacunación y seguir con las medidas de cuidado ya conocidas.
¿Y el cubrebocas y la ventilación?
En cuanto al uso del cubrebocas, destacó que llegó para quedarse, pero no todo el año, sino en temporadas donde predominen las enfermedades respiratorias o en algún brote epidémico. “Yo no veo que dejemos su uso ni creo conveniente que lo hagamos antes de que termine la estación de frío en el hemisferio norte del país, seguramente sería hacia las épocas de calor”.
Otro aspecto a considerar dentro de las nuevas rutinas, será la cultura de la ventilación, de espacios mejor ventilados. “Por años nos hemos reunido en casas cerradas, en edificios que, por optimizar el gasto energético, el aire acondicionado o de la calefacción están completamente cerrados; pero ya entendimos que el hecho de que estemos todos respirando el mismo aire es muy peligroso y que estamos transmitiendo muchas enfermedades de esa manera”.
Dijo que se tendrán que hacer cambios a las arquitecturas de los edificios y modificar los ya construidos para mejorar la ventilación o incorporar filtros para lograrlo.
Vacunas, investigación y desigualdad
Para Alfonso Vallejos Parás, académico del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina, la vacunación será clave para controlar el virus. Hasta el día de hoy se han aplicado casi 174 millones de dosis, pero “falta hacerlo a grupos importantes, como son los niños, y terminar con las personas que no se han vacunado”, apuntó.
En todo este tiempo se conoce más sobre el virus que hace dos años; no obstante, falta mucho todavía por investigar, expresó Guadalupe Soto Estrada, epidemióloga y académica del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina.
Detalló que ahora se conoce cómo es la enfermedad en sí, pero aún se requiere investigar sobre las consecuencias biológicas, sociales y psicológicas que implicó el haber vivido durante todo este tiempo una pandemia. “Independientemente de si nos afectó o no en lo físico, creo que la repercusión es bastante grande”, aseguró.
Asimismo, Soto Estrada coincidió en que no se regresará al punto en el que se estaba, tiene que haber cambios en la sociedad, trabajar en la desigualdad y, por lo tanto, regresar a lo que teníamos no será en el corto plazo. “Mientras no se asuma esto como un problema global que tenemos que afrontar todos a todos los niveles, este virus seguirá; ya vimos que es capaz de tener mutaciones importantes que implican retos en materia de atención a la salud, por tanto, a pesar de que las variantes sean menos mortales están afectando a grupos que aparentemente no tenían vulnerabilidad.
Parece que el fin de esta pandemia se acerca, han sido tiempos difíciles pero se vislumbra un mejor panorama. “Tenemos que aprender la lecciones y tratar de salir con optimismo a un México mejor, que construyamos mejor las cosas y que trabajemos mejor todos juntos”, finalizó Alejandro Macías.