La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado el trastorno por videojuegos como enfermedad mental, según la Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems (Clasificación Internacional y Estadística de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud), la cual no se había actualizado desde 1990.
La posibilidad de que los videojuegos generen trastornos patológicos (o incluso adicción) ha sido un asunto largamente discutido, “no es la primera vez que a los videojuegos se les encasilla como un problema, durante 30 años han competido contra el cine, la televisión, los medios alternativos o convencionales y también los han estigmatizado”, señaló Hugo Véliz Sánchez, maestro en Psicología por la UNAM.
Para el especialista en Psicoterapia adolescente, hay que hacer una diferencia entre un jugador entusiasta, un niño que está contento por el regalo recibido y una adicción, ya que para catalogarlo como tal debe tomarse en cuenta cómo afecta o qué tanto distrae las actividades cotidianas del individuo como dormir, comer o el ir más allá del intercambio que se tiene con alguien más a través del juego.
Véliz Sánchez mencionó que cuando se habla de un trastorno se hace con el fin de estigmatizar a un sujeto, etiquetarlo y organizarlo a partir de la enfermedad mental que trae consigo, y eso “sólo ayudaría a incrementar las filas de los diagnósticos psiquiátricos”.
Si bien, lo advertido por la OMS es ya una realidad para ciertas personas, para el especialista la responsabilidad es la clave de todo y de todas las partes involucradas, pues hay que dejar bien claro “qué jugamos, cómo, cuánto tiempo, con quién, por qué, no estamos hablando de un escape de la realidad sino de construirse un nuevo espacio y poder interactuar con otras personas del mundo”.
Durante mucho tiempo los medios y las televisoras han manejado a los videojuegos como un enemigo importante pero “son un fenómeno aparte, son una forma distinta de interactuar”.
Es cierto que muchas personas han dejado ir a la escuela o de comer por jugar, el experto afirmó que cada caso es específico y es muy importante conocer el contexto sociocultural de la persona, su historia de vida para diagnosticarla, “pero no todos los videojuegos ni todas las personas que están frente a una consola se convierten en adictos, lo más importante es la guía y responsabilidad que se le dé a su uso”.