Es previsible que el número de personas aquejadas de demencia en el planeta se triplicará en las próximas tres décadas, pasando de 50 a 150 millones. Para 2040, se espera que 14 millones de personas padezcan la enfermedad de Parkinson. Estos trastornos, además de sus devastadoras consecuencias físicas y mentales para los pacientes, implicarán costos económicos que rondarán el trillón de dólares anualmente.
Dado que aún no disponemos de una cura para estas afecciones, resulta crucial identificar los factores de riesgo y los síntomas tempranos de lo que ya se considera un problema de salud pública. En este contexto, un fenómeno ha llamado la atención de los expertos durante años: la posible relación entre las pesadillas frecuentes tanto en adultos mayores como en jóvenes adultos y el aumento en el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo, demencia o enfermedad de Parkinson.
Estudios anteriores demostraron que los adultos mayores que experimentan sueños angustiosos de manera regular, por ejemplo, cada semana, tienen un riesgo dos veces mayor de desarrollar estas condiciones comparados con aquellos que rara vez sufren pesadillas. Pero, ¿qué sucede con las pesadillas en la infancia?
Según un artículo publicado el 26 de febrero de este año en la prestigiosa revista médica The Lancet, investigadores de la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido, descubrieron una relación directa entre las pesadillas durante la infancia y el deterioro cognitivo y la enfermedad de Parkinson una vez alcanzados los 50 años de edad.
El vínculo entre las pesadillas y la neurodegeneración: una visión general
Para llevar a cabo esta investigación, los expertos utilizaron datos del 1958 British Birth Cohort Study, que incluyó a todas las personas nacidas en el Reino Unido durante una semana de 1958. En total, participaron 17,416 niños nacidos en Inglaterra, Gales y Escocia durante la semana del 3 al 9 de marzo de ese año.
El estudio se apoyó en la colaboración de padres, maestros y médicos, quienes proporcionaron información sobre los participantes a lo largo de su vida. También se recogieron datos sobre características de nacimiento, como sexo, país, peso, edad materna y situación socioeconómica de la familia.
A lo largo de su crecimiento, se registraron una serie de datos de interés, como si habían sido alimentados con leche materna, si eran zurdos, diestros o ambidiestros, su número de hermanos, capacidad cognitiva, necesidad de educación especial, entre otros.
De aquel total, 6,991 participantes fueron seguidos hasta los 50 años, una vez excluidos aquellos que se perdieron durante el seguimiento o carecían de datos completos. Se recogieron informaciones sobre las pesadillas de los niños a los 7 y 11 años y, posteriormente, a los 50 años, se determinó, mediante una evaluación cognitiva y un diagnóstico médico, si presentaban deterioro cognitivo y enfermedad de Parkinson.
Pesadillas en la infancia y enfermedades neurodegenerativas: una nueva perspectiva
El análisis de los datos demostró que tener pesadillas de forma regular durante la infancia está asociado de manera significativa con un riesgo muy alto de desarrollar deterioro cognitivo o enfermedad de Parkinson a los 50 años. En comparación con niños que nunca habían tenido pesadillas, los que experimentaron pesadillas de manera persistente tenían un 85 por ciento de probabilidad de desarrollar estas afecciones una vez alcanzada la madurez.
Este hallazgo podría tener implicancias profundas para la salud pública, ya que podría permitir intervenciones tempranas con el fin de retrasar o evitar estas enfermedades desde la niñez. No obstante, se necesitan más estudios para confirmar estos resultados y determinar si el tratamiento de las pesadillas durante los primeros años de vida podría efectivamente disminuir el riesgo de demencia y enfermedad de Parkinson en la edad adulta.
Información destacada sobre pesadillas infantiles y Parkinson
- Se estima un drástico incremento en el número de personas con demencia y enfermedad de Parkinson en las próximas tres décadas, con un impacto económico masivo.
- La falta de cura para estas enfermedades neurodegenerativas resalta la importancia de la identificación temprana de factores de riesgo y síntomas iniciales.
- Las pesadillas recurrentes en adultos y personas en los primeros años de la edad adulta se han asociado con un riesgo aumentado de desarrollar deterioro cognitivo, demencia y enfermedad de Parkinson.
- Un estudio reciente de la Universidad de Birmingham establece por primera vez una correlación entre las pesadillas en la infancia y el riesgo de deterioro cognitivo y Parkinson al alcanzar los 50 años.
- El estudio británico de 1958 (British Birth Cohort Study) proporcionó una muestra extensa y representativa para un análisis longitudinal de la relación entre pesadillas en la infancia y enfermedades neurodegenerativas en la edad adulta.
- Se recopiló una amplia gama de características de los niños al nacer y a lo largo de su vida, incluyendo la prevalencia de las pesadillas, para un análisis más completo de los factores de riesgo.
- Se destaca la importancia de las pesadillas regulares durante la niñez como un indicador significativo de riesgo para el deterioro cognitivo y la enfermedad de Parkinson en la edad adulta.
- Los niños que experimentaron pesadillas de forma persistente tuvieron un 85% de probabilidad de desarrollar estas condiciones a los 50 años, en comparación con los niños que nunca tuvieron pesadillas.
- Estos hallazgos podrían tener implicaciones importantes en la salud pública, ya que sugieren la posibilidad de intervenciones tempranas para retrasar o prevenir estas enfermedades desde la infancia.
- Se necesitan futuros estudios para confirmar estos resultados y explorar si el tratamiento de las pesadillas durante la infancia podría reducir el riesgo de demencia y Parkinson en la edad adulta.