Durante siglos, la ciencia ha sido atribuida a los hombres debido al mito de que solo ellos pueden entenderla y que es demasiado difícil para las mujeres. Sin embargo, esta idea es falsa: tanto niños como niñas tienen habilidades para la ciencia, afirmó María Emilia Beyer, directora de Universum, Museo de las Ciencias.

Con esta actitud, la humanidad ha desaprovechado al menos el 50 por ciento del talento potencial que podría resolver problemas en el futuro. De hecho, durante años, las mujeres no podían ir a la escuela, y los hombres acaparaban el conocimiento con el pretexto de que ellas no podían pensar. “Lo que pasa es que no las dejaban pensar, que no es lo mismo”.
A nivel mundial, la mayoría de los jefes de laboratorio son hombres, lo que significa que son ellos quienes formulan las preguntas de investigación y determinan las rutas científicas sin tomar en cuenta a las mujeres. “Si no dejamos que ellas se sienten a la mesa y dirijan un laboratorio, no sabremos de lo que son capaces”.
A las jóvenes interesadas en la ciencia, Beyer les asegura que es una carrera fascinante y llena de descubrimientos. “Si alguien les dice que no sigan este camino, no dejen que otros cuenten la historia de su vida; las únicas que saben hasta dónde pueden llegar son ustedes”.
Una historia científica
Desde pequeña, María Emilia fue curiosa y exploradora. Le fascinaban los programas de Jacques Cousteau, en los que el biólogo francés viajaba por el mundo y buceaba para descubrir los secretos del mar. En ese entonces, no tenía claro que se convertiría en científica, pero hoy es una destacada divulgadora de la ciencia y directora de Universum.
Su manera de aproximarse al mundo siempre fue cuestionándolo. “Era una preguntona y cuestionadora”, recuerda. “Esa era mi forma científica de pensar”, compartió en una entrevista para UNAM Global.
En la década de los noventa, cuando terminó el bachillerato, se preguntó qué podía estudiar. Decidió que sería bióloga, ya que caminar por una selva o un bosque siempre la tranquilizaba y le causaba admiración.

Aunque su papá es biólogo, ella no estudió esta ciencia para seguir sus pasos (pues él estaba enfocado en el sistema nervioso central dentro de la neurobiología), sino para entender la naturaleza. México es un país megadiverso con una gran riqueza natural, y esa era una gran oportunidad. Así, ingresó a la Universidad Autónoma Metropolitana para estudiar biología.
Hoy, Beyer disfruta contar historias sobre ciencia porque cree que el pensamiento científico y crítico contribuye a mejorar la calidad de vida y la toma de decisiones.
De la ciencia, le gusta la constante capacidad de asombro que genera en las personas. Cuando se piensa que algo ya se ha entendido por completo, se trata solo de un escalón, porque siempre hay más por descubrir. Gracias a la curiosidad, la mente humana se mantiene en constante avance.
De la biología, le fascina el comportamiento animal: entender cómo se comunican, cómo se relacionan, compiten, cooperan o se enfrentan. Todo le resulta apasionante.
Otra de sus áreas de interés es la etnobotánica. Aunque tiene una base bioquímica, el uso de las plantas proviene de los pueblos originarios y se ha transmitido como parte de sus costumbres y tradiciones.
Ser mujer en la ciencia
Durante su carrera universitaria, Beyer tuvo profesores excepcionales, pero también experimentó situaciones de discriminación hacia las mujeres en clase. Recuerda comentarios como: “Te voy a regalar el ocho para que ya te cases y me liberes pronto los microscopios” o “¿Qué hacen aquí las mujeres?”.
La directora de Universum se reconoce como feminista y, aunque sus compañeras se reían de esos “chistes” —quizás por quedar bien—, ella sentía que algo estaba mal y nunca le causaron gracia.
Al inicio de algunos semestres, algunos docentes decían: “Son 50 estudiantes, y la mitad son niñas… a ver cuántas llegan al final. Chicos, prepárense y no hagan equipo con ellas, porque la ciencia es difícil y ellas abandonan la carrera”.
Ese tipo de comentarios pueden ser desalentadores para una joven que apenas se acerca a la ciencia. “Es como decirles: ‘Tú no puedes’, pero disfrazado de chiste”, explicó Beyer.
Cuando los profesores ofrecían becas para integrarse a un estudio o participar en salidas de campo, solían elegir a los varones, aunque una mujer tuviera un promedio de 10 y ellos de 7. El pretexto era que buscaban “cuidar” la reputación de las alumnas, pues los proyectos implicaban permanecer fuera de casa por largos periodos, a veces en lugares aislados.
Hoy, ese tipo de discriminación sería impensable. Si una joven enfrentara una situación similar, habría un reclamo social fuerte. “Creo que hemos avanzado en posicionar a las mujeres en la ciencia y en señalar que esto no puede seguir pasando”, afirmó.
A pesar de estos obstáculos, la académica disfrutó mucho la carrera y la colaboración con sus profesores y compañeras.
Cómo llegó a la UNAM: la divulgación como vocación
A pesar de los obstáculos que enfrentó como mujer en la ciencia, Beyer disfrutó su carrera y valoró la colaboración con sus profesores y compañeras. Sin embargo, con el tiempo, descubrió que su verdadera pasión no solo estaba en la investigación, sino también en compartir el conocimiento con otras personas.
Fue así como un día se enteró de que la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM ofrecía un diplomado especializado en divulgación científica. Sin dudarlo, decidió inscribirse y, en 1998, llegó a Universum, donde adquirió las herramientas necesarias para contar historias sobre ciencia de una manera accesible y apasionante.

Desde entonces, ha trabajado para acercar la ciencia al público, convencida de que el pensamiento crítico y científico son fundamentales para mejorar la calidad de vida y la toma de decisiones. Su amor por la curiosidad y el asombro la han llevado a consolidarse como una destacada divulgadora y, con el tiempo, a dirigir Universum, un espacio dedicado a despertar vocaciones científicas en niñas, niños y jóvenes.
Con su trayectoria, María Emilia Beyer demuestra que la ciencia no tiene género y que el talento, la pasión y la curiosidad son las verdaderas claves para transformar el mundo.
Ideas destacadas
- María Emilia Beyer es una científica y divulgadora comprometida con la promoción del pensamiento científico.
- La creencia de que la ciencia es solo para hombres ha limitado el talento femenino durante siglos.
- Desde niña, Beyer fue curiosa y exploradora, lo que la llevó a estudiar biología.
- Su fascinación por el comportamiento animal y la etnobotánica ha marcado su trayectoria científica.
- Durante su formación, enfrentó discriminación por ser mujer, pero nunca permitió que eso la detuviera.
- La divulgación científica se convirtió en su vocación, llevándola a formar parte de Universum en la UNAM.
- Actualmente, dirige Universum y trabaja para acercar la ciencia a nuevas generaciones.
- La ciencia no tiene género, y las mujeres tienen un papel fundamental en su desarrollo y avance.