En 1967, mientras México firmaba el Tratado de Tlatelolco que acordaba la desnuclearización de América Latina y (en Buenos Aires) la Editorial Sudamericana publicaba Cien años de soledad del escritor Gabriel García Márquez, veía la luz la primer edición de Morirás Lejos, obra célebre de José Emilio Pacheco.
Han pasado ya 50 años y Morirás lejos cobra vigencia y nos obliga a no olvidar la diáspora del pueblo judío, que desde los antiguos hebreos, siempre ha sido perseguido, siempre expulsado, siempre asesinado, siempre obligado a dispersarse por el mundo.
En la obra de Pacheco, dos eventos históricos dan fe de ello: La destrucción del Templo hebreo de Jerusalén, ordenada por el emperador romano Tito en el año 70 d. C.; y el establecimiento del gueto de Varsovia, en Polonia, bajo el dominio de la Alemania nazi, del que miles de judíos (hombres, mujeres y niños) salieron deportados para encontrar la muerte en el campo de exterminio de Treblinka.
En una vorágine de saltos explicativos, Pacheco nos adentra en un laberinto de voces y conexiones narrativas, para ello, su obra está estructurada en siete segmentos, cada uno de ellos identificado con un ideograma (signo gráfico que representa una idea o concepto) diferente: Salónica, Diáspora, Grossaktion (la gran acción), Totenbuch (referencia al Libro de los Muertos), Götterdämmerung (vida, filosofía y muerte de Hitler), Desenlace (el tiempo presente de eme y de Alguien), y Apéndice (nos ofrece como lectores la elección del final o finales de la novela).
En este contexto, vemos aparecer al “(posible) doctor eme y sus experimentos, quien amparado al cobijo de la idea de que la investigación avanzaría muchos siglos, cuando se permitiera la práctica de laboratorio sobre seres humanos en vez de conejillos, ratas, perros y otros vertebrados”, condenó a la tortura y muerte a millones de seres humanos, sólo por el hecho de no pertenecer a la raza aria.
Eme, el victimario, hombre casi octagenario, ha pasado los últimos veinte años escondido detrás de una persiana, se ha vuelto la víctima acosada por Alguien que ansía venganza, “hasta la ejecución es más piadosa que veinte años de terror y de culpa”.
Hoy día, el tema de la supremacía de una raza sobre otra sigue más vivo que nunca. A ello han contribuido el discurso provocador; los ensayos nucleares, la detonación de proyectiles, los dimes y diretes de 140 caracteres, los grupos radicales y sus atentados terroristas y el clima belicoso entre dos países (uno de ellos la mayor potencia mundial), que han generado enorme incertidumbre en la comunidad internacional.
Morirás lejos, obra que estuvo fuera de circulación por más de 20 años, y felizmente reeditada por Era, nos invita a no olvidar, lo que sucede en un punto geográfico de la Tierra nos afecta y nos debe involucrar a todos, con una última reflexión del autor “no seamos víctimas ni victimarios”.