Por tercer año consecutivo, los eventos climáticos extremos como inundaciones y tormentas, encabezan las amenazas y en segundo lugar en términos de impacto, alertó el Reporte Global de Riesgos 2019 del Foro Económico Mundial.
Expertos mundiales calculan que hacia el año 2050, 800 millones de personas vivirán en más de 570 ciudades costeras, vulnerables ante una elevación de 50 centímetros en el nivel del mar, lo que urge a prepararnos mejor en todo el mundo.
“Los fenómenos están creciendo en magnitud y grado de amenaza, por lo que es importante impulsar una cultura de prevención para minimizar sus consecuencias”, indicaron especialistas internacionales en ingeniería de riesgos.
Apuntaron que en México, la temporada de huracanes es algo inevitable que pone al país en alto grado de afectaciones, principalmente en los estados de Baja California Sur, Chiapas, Colima, Guerrero, Jalisco, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán; por lo que es necesario contar con un plan de emergencia.
John Scott, director de Riesgos de Sustentabilidad de una firma de seguros suiza, señaló que “las ciudades que crecen rápidamente, y los efectos climáticos constantes, ponen en posición vulnerable a la población mundial ante el crecimiento de los niveles del mar”.
“Las inundaciones afectan a la mayor cantidad de gente en comparación con cualquier otro peligro natural en donde se calcula que 250 millones de habitantes sufren anualmente por estos fenómenos”, comentó.
En México, desde el siglo XX, se han registrado al menos 253 huracanes que han derivado en inundaciones, cuyo impacto económico se calcula en más de 31 mil millones de dólares.
De acuerdo con estudios del Instituto Nacional de Ciencias de la Construcción de Estados Unidos, invertir un dólar en prevención para resiliencia de inundaciones, permite ahorros entre cinco y ocho dólares en futuras ocasiones.
“Es aquí donde reside la importancia de la resiliencia durante y después de un desastre, al gestionar y mitigar el riesgo; fomentar la inmediatez de la respuesta de organizaciones y comunidades para proteger vidas y propiedades; llevar a cabo acciones para ayudar a las personas a sobrellevar los impactos, restaurar los servicios, apoyar los esfuerzos de reconstrucción y buscar oportunidades para reducir el riesgo al construir resiliencia a largo plazo”, considera.
Nicholas J. Deakin, director de Ingeniería de Riesgos en la firma suiza en México, aseguró que “se deben proporcionar datos, herramientas y conocimientos para ayudar a las personas y empresas a tomar decisiones informadas sobre sus estrategias ante riesgos y administrar su costo total” y, con ello, evitar que un evento natural genere un desastre social.
Recordó que la inundación más cara en México tuvo un costo dos mil 918.6 millones de dólares, y sucedió en Tabasco durante 2007. “Entendemos el concepto resiliencia como educación sobre la prevención, no como la capacidad de superar una situación difícil o crítica ya que ha ocurrido”, destacó.
“No puede existir un plan de acción si antes no existió un plan de prevención; es decir, si no se informó sobre los riesgos e implicaciones de un determinado suceso y la forma más adecuada de reducir su impacto”, aseguró Deakin.