El debate de los candidatos a gobernador del Estado de México aportó y fue un ejercicio importante, más aún en el escenario que plantea la última encuesta que hizo periódico Reforma en la que reporta que un 26 por ciento de los ciudadanos consultados “no declaró preferencia”. Esos indecisos son los que definirán la elección y el debate puede ser una buena herramienta para que tomen una decisión.
Más allá de quién ganó el debate o las descalificaciones entre los candidatos, es verdaderamente preocupante uno de los comentarios que realizó Alfredo del Mazo. El candidato priista hizo una declaración que es escandalosa en cuanto a forma y fondo, dijo que “la alternancia (en el poder) dispara el crimen”. Del Mazo cedió a la tentación de utilizar un mensaje de miedo, estrategia perversa, pero efectiva, dadas las condiciones actuales de la entidad que aspira gobernar.
Es cierto que los mexiquenses tenemos miedo, el estado que habitamos posee el nada honroso primer lugar en feminicidios y ha mostrado un incremento del 25 por ciento en el delito de secuestro en el primer trimestre del año, datos que son reconocidos por las propias autoridades estatales.
Considerando lo anterior, las palabras de Del Mazo mandan un mensaje claro: si en el Estado de México hay alternancia en el poder, el crimen irá a la alza y dado el escenario actual en materia de seguridad, las cosas pueden ir peor. Sí, aún peor. Lo dice como una advertencia, sin embargo es casi una amenaza. Y esto es escandaloso porque se puede leer entre líneas la intención de ejecutar un plan ya meditado para desestabilizar al estado si gana la oposición. Así de graves resultan sus palabras.
Alfredo del Mazo creció en una época diferente, su partido lo formó en la ideología del carro completo y en la disciplina férrea a su partido. Es ajeno a este mundo en el que las teorías de la democracia han sufrido una transformación profunda y al debate académico se sumó la evaluación de los gobiernos y la actuación de gobernantes; estas circunstancias han cambiado la realidad así como las formas de hacer política.
Ahora no sólo se habla de democracia, también se argumenta sobre procesos de democratización, desarticulación de enclaves autoritarios, de valores de la democracia y de la calidad de misma. Ningún actor político en su sano juicio puede afirmar que la alternancia en el poder es indeseable, ya que es una condición indispensable en cualquier sistema que pueda denominarse democrático.
En el Estado de México no ha habido alternancia en el poder ejecutivo, durante 88 años ha gobernado el PRI. Si somos coherentes con los valores democráticos y estamos comprometidos con el proceso de democratización, no hay manera de defender lo indefendible, intentar justificar el autoritarismo y la permanencia de un sólo partido político en el poder por casi nueve décadas es anacrónico.
Como última reflexión, sea cual sea el resultado de la elección en el Estado de México, valdrá la pena no echar en saco roto y hacer efectiva la propuesta que realizó el candidato del Partido del Trabajo en el debate. Oscar González Yáñez propuso someter a consulta pública la permanencia en el poder de quien resulte ganador, esto implicará realizar un referéndum para que después de dos años de gobierno, quien resulte electo como gobernador realice un referéndum con el objetivo de que la ciudadanía lo ratifique (o no) en el cargo. Los seis candidatos firmaron el documento, el próximo titular del ejecutivo está entre ellos por lo que desde ahora ya está comprometido a realizar el referéndum y eso no es un asunto menor. Llegado el momento, es imperativo que los ciudadanos mexiquenses le recordemos al gobernador en turno este compromiso y exijamos que se realice este ejercicio que abonará a los procesos de democratización.
*Politóloga y profesora universitaria.