Minutos después del temblor, después de calmar los nervios y decidir caminar a casa, fui testigo, como muchos, de la labor de los jóvenes en las calles, esa nueva generación identificada como millennials. Unos organizaban a los automóviles por la falta de semáforos, otros ofrecieron sus vehículos como si se trataran de unidades de transporte público. Un número considerable estaba ya en zonas de desastre con un simple teléfono celular para ayudar en lo que se pudiera.
A los millennials se les ha calificado como individualistas, narcisistas, poco comprometidos y participativos, siempre ensimismados en su celular y redes sociales pero, “esos jóvenes son los que de manera natural y en explosión de su propia energía se pusieron a trabajar y ayudar sin pedir nada a cambio, son energías sociales con las que cuenta México y han sido una gran fuerza en la emergencia ya que ayuda en todos sentidos”, aseguró Alejandro Peña García, doctor en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Sin embargo, es importante no generalizar a los millennials, se trata de una generación en la que la cultura del esfuerzo se ha visto disminuida y eso influye en la percepción que tenemos de los jóvenes, “ya no se esfuerzan como las generaciones pasadas y muestran desinterés por las problemáticas sociales, esta generación le cuesta trabajo ubicar su lugar en la sociedad, la juventud es una muestra poblacional muy grande, puede haber una sensación de no pertenencia, pero ante un evento catastrófico se conectaron a la realidad, se desconectaron de sus móviles para ayudar”, destacó Concepción Zamora Juárez, maestra en psicología de la UNAM.
Los jóvenes no son apáticos, coincidió el sociólogo Peña García, “se dice que los chicos nunca leen, no hacen la tarea, llegan tarde, pero siempre han sido así. Esas características son parte de las llamadas rupturas generacionales, esas actitudes de desinterés son más para identificar a su generación”.
Usando los recursos que los caracterizan como generación, se empezaron a organizar a través de las redes sociales y poco a poco se fueran sumando esfuerzos, “son habitantes naturales de estos medios: video, links, fotografías, redes y otra vez estuvieron varios pasos adelante de las reacciones que tomaron las instituciones y autoridades gubernamentales”.
Peña García señaló que cuando nos enfrentamos a catástrofes tan grandes, a cada individuo se le presenta un dilema de qué hacer ante una situación, y los que responden son los jóvenes porque tienen la fuerza y el ímpetu para hacerlo, han sido –organizados o en masa— los que han impulsado cambios de todo tipo. Los jóvenes eran los que pasaban días y noches ayudando, comprometidos, ponían su cuerpo y corazón en las calles.
Zamora Juárez afirmó que los jóvenes son en sí una fuerza motora por toda la energía con la cuentan y su creatividad, “parece que no se les toma tanto en cuenta en lo individual, sienten que no destacan pero en lo colectivo muestran sus capacidades”.
La comunidad universitaria reaccionó muy bien ante el siniestro, “eso se perfila como una victoria de nuestras fuerzas y un llamado de atención para atender a los jóvenes, darles canales de participación, son una gran fortaleza de nuestra sociedad”, acotó Peña García.
Los jóvenes se darán cuenta que así como han tomado las calles, el pico, llevado víveres y demás tiene sus efectos, “son pequeños cambios y esas experiencias los ayudarán a madurar otro tipo de formas de participación”, resaltó Peña García.