La participación en el simulacro conmemorativo de los 32 años del sismo de 1985 fue crucial en la tarea de Gala y Mina, dos perritas pertenecientes al Programa de Búsqueda y Rescate canino de la UNAM. Han sido entrenadas para buscar sobrevivientes entre los escombros.
Al terminar el simulacro regresarían a Ciudad Universitaria, tenían planeado desayunar en un restaurante cerca de Viaducto, relata Julio Velázquez, jefe del Departamento de Atención de Emergencias de la UNAM y responsable de la Unidad Canina de Rescate.
La Unidad Canina de Rescate estaba en el estacionamiento, en el sótano del lugar, allí vivieron el sismo. Julio y demás elementos de la unidad canina evacuaron el sitio y sacaron a Mina, Gala, Baco y Gery: “Estábamos equipados y con los perros listos”.
Los dos últimos, irían justo a la calle de Torreón y Viaducto, donde había un edificio colapsado. Las hembras irían más al sur, a la zona de Coapa, donde se derrumbó el Colegio Enrique Rébsamen. “Mina y Gala hicieron seis marcajes y se hizo el mismo rescate de personas”. Su primera gran misión había sido cumplida: salvar vidas en una catástrofe.
Fueron de los primeros rescatistas en llegar, y aunque es toda una célula de trabajadores los que realizan un rescate, estos canes se convirtieron en los primeros héroes de la larga jornada que comenzó por la tarde de ese martes 19 de septiembre, fecha funesta, y que aún continúa.
La población es la que hace la mayoría de hallazgos y rescates en siniestros como los terremotos, pero el binomio de búsqueda y rescate canino, por medio de su nariz, realiza una tarea fundamental.
La Unidad de Rescate Canino de la UNAM, dependencia de la Dirección General de Protección y Prevención Civil (DGPPC), pertenece a la Organización Internacional de Perros de Búsqueda y Rescate (IRO, por sus siglas en inglés). Es el único equipo preparado y autorizado por el organismo para hacer pruebas en México de certificación de perros en la materia.
Su tarea ahora la realizarán en otro punto de la ciudad, en un edificio ubicado en las calles de Chimalpopoca y Bolívar, donde seguro serán, junto con el resto de la comunidad universitaria y voluntarios de la sociedad civil, los héroes del sismo.