En la Fiesta del Libro y la Rosa 2017, organizada por la UNAM, el escritor colombiano indicó que toda la obra de Juan Rulfo podría definirse con una frase: un puente por donde se puede ir entre los vivos y los muertos.
En las palabras de Abad estuvieron presentes las sombras de tres padres muertos. El padre de Alfonso Reyes, el de Rulfo y el de Abad perdieron la vida de la misma forma, la violencia como constante.
Y los tres escribieron en un intento por entender esas tragedias. El autor de “El olvido que seremos” agregó que cuando le asesinan al padre uno revive ese asesinato en la cabeza; se mete uno en el cuerpo de la víctima y el verdugo. Es la resurrección del padre a través de la escritura. El alma viva que escucha al muerto
Abad recordó que Rulfo contó, a lo largo de su vida, diferentes versiones de la muerte del padre. Diferentes historias para proteger su intimidad en la que también había silencios.
Después de la muerte de Rulfo, un periodista publicó una nueva versión del asesinato del padre de Rulfo. Según este reportaje, el asesino había sido el hijo del Presidente municipal de Tolimán.
El motivo: unas reses que invadieron terrenos ajenos. Todo acabó con un disparo por la espalda al padre de Juan Rulfo. La bala entró por la nuca y salió por la nariz.
Ante esta versión, Abad dice que el cuento Diles que no me maten tiene claves para entender al autor de Pedro Páramo.
Los tiempos de zozobra, incertidumbre, conflicto en el que murieron asesinados los padres de Reyes y Rulfo, son muy parecidos a los que retrata Héctor Abad en su obra El Olvido que seremos. Un grupo paramilitar acaba con la vida de un médico eminente, un defensor de los derechos humanos, el padre del escritor. Un libro entero para encontrar explicaciones. La obsesión para entender las razones del asesino.
Abad resumió el significado de la circunstancia colombiana en uno de sus artículos periodísticos: “Yo he entendido la historia reciente de mi país no a través de ninguna teoría, sino a través de las historias familiares”.