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Las mujeres en la ingeniería

Durante el siglo XX, la ingeniería en México desempeñó un papel fundamental en la construcción de puertos, presas, puentes, carreteras, ferrocarriles, canales y aeropuertos, lo cual contribuyó al desarrollo del país.

Si bien la cantidad de ingenieras es menor en comparación con los ingenieros, su participación ha sido fundamental tanto en su campo de acción como en el ámbito académico.

Las ingenieras se encuentran presentes en las aulas, liderando asociaciones y empresas, pero se necesita estimular el interés desde la educación primaria para que más jóvenes mujeres elijan carreras de ingeniería y ciencias.

Rompiendo barreras: el papel fundamental de las mujeres en la ingeniería

A pesar del pensamiento dominante de hace cien años, cuando el papel de la mujer se limitaba a ser ama de casa y cuidar de la familia, algunas mujeres decidieron incursionar en un campo que hasta hace algunos años era considerado exclusivamente masculino.

La primera alumna de la Escuela Nacional de Ingenieros fue Dolores Rubio Ávila. Nacida el 25 de noviembre de 1889 en la ciudad de Chihuahua, vino a la Ciudad de México para estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria. En 1909, al finalizar sus estudios, se inscribió en la Escuela Nacional de Ingenieros en la carrera de metalurgia.

En su edición de julio de 1909, la Revista de Ingeniería, “órgano de la Sociedad de la Escuela Nacional de Ingenieros”, saludaba a su nueva estudiante: “La decisión de la alumna y consocia señorita Rubio marca una etapa en la orientación de la enseñanza femenina”. Acompañando este breve texto había una foto de Dolores ocupando casi toda la página.

Al año siguiente, comenzó la lucha contra Porfirio Díaz, lo cual trastornó la vida de todo el país, incluyendo a la Universidad Nacional. Sin embargo, esto no impidió que Dolores continuara sus estudios y el 26 de junio de 1912 fue nombrada responsable del gabinete de mineralogía, geología y paleontología de la ENI, comenzando así a recibir un sueldo.

Sin embargo, en agosto de ese mismo año, se comprometió en matrimonio con Simón Anduaga Uraga, estudiante de ingeniería de minas, por lo que ocho meses después de comenzar a trabajar, renunció.

Abriendo camino: El legado de las primeras ingenieras en México

En el momento de su muerte en 1971, Dolores Rubio Ávila había sido testigo de que muchas jóvenes siguieron su ejemplo y estudiaron alguna ingeniería.

La primera ingeniera civil en titularse fue Concepción Mendizábal Mendoza, quien el 11 de febrero de 1930 obtuvo su título de ingeniera civil.

Es importante mencionar que el padre de Concepción, Joaquín Mendizábal y Tamborrel (1852-1926), era ingeniero topógrafo e hidromensor egresado de la Escuela Nacional de Ingeniería en 1874, y en 1883 obtuvo el título de ingeniero geógrafo. Fue él quien la motivó a estudiar ingeniería.

Entre 1913 y 1917, Concepción cursó la educación básica y, como era costumbre en esos años, se inscribió en la Escuela Normal para Maestras y más tarde en los cursos de matemáticas superiores en la Escuela de Altos Estudios, que con el paso de los años se convertiría en la Facultad de Filosofía y Letras.

En 1921, la Escuela Nacional de Ingenieros contaba con tan solo cuatro alumnas, pero ninguna había logrado graduarse, incluyendo a Concepción. Debido a que aún no había obtenido su certificado de bachillerato, se le registró como oyente.

Después de regularizar su estatus académico, pudo inscribirse en la carrera de ingeniería civil en 1926, pero ese mismo año falleció su padre. Sin embargo, esto no impidió que al año siguiente concluyera su carrera.

No fue hasta 1930 cuando solicitó su examen profesional, el cual presentó el 11 de febrero de ese año en el Salón Solemnidades de la Facultad de Ingeniería. El título de su tesis fue “Proyecto de una torre elevada de concreto armado para 300 m3 de agua, de 20 metros de alto con un mirador en la parte superior; desarrollando los principales detalles de la construcción”.

Los sinodales de su examen fueron Salvador Medina, Ángel Peimbert y Eugenio Kleimberg; el jurado estuvo compuesto por los ingenieros Claudio Castro, presidente, y Alberto Barocio, secretario.

En el acta del examen se asentó: “Hacemos constar que la Srta. Mendizábal es la primera mujer que en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional ha obtenido el título de Ingeniera Civil”.

Por su parte, la Revista de Ingeniería publicó: “Bien sabido es que en nuestro medio la intervención de la mujer en aquellos campos profesionales que parecen ser exclusivamente del dominio del hombre es una labor ardua y desesperante para ella; sin embargo, en nuestras facultades se han graduado algunas mujeres y no es novedad saber que existen doctoras o abogadas mujeres. Sin embargo, la carrera de ingeniero había quedado fuera de las aspiraciones femeninas. Lo rígido de las materias que constituyen su enseñanza, lo inapropiado para la mujer de abordar muchos de los trabajos que constituyen la actividad del ingeniero, etcétera, sin duda hace en gran parte inaccesible para la mujer esta difícil y noble profesión; por esto resalta la actitud, constancia y decidida voluntad de la Srta. Mendizábal en iniciar, continuar y lograr con éxito su carrera”.

Concepción nació el 4 de marzo de 1893 y falleció el 23 de noviembre de 1951 en la Ciudad de México.

Su ejemplo fue seguido por Laura Cuevas Bulnes, quien obtuvo su título de ingeniera civil el 31 de enero de 1938, y por María del Carmen Grimaldo y Cantero, quien también recibió su título en ingeniería civil el 1 de julio de 1939. Ángela Alessio Robles se graduó en ingeniería civil el 7 de diciembre de 1943. Al igual que Concepción, Ángela también era hija de un ingeniero, el ingeniero Vito Alessio Robles.

La siguiente ingeniera civil fue Elia Mendieta Márquez, quien se tituló en 1944. Otras ingenieras civiles de la Escuela Nacional de Ingenieros fueron las siguientes, con el año de su examen profesional: Angelina Pérez López de Hinojosa Franco, 1944; Ana María Cavero del Valle, 1946; Amalia Cavero Villanueva, 1946; María Elena Barraza Gutiérrez, 1947; Graciela López Núñez de Castellano, 1947; Leda Speziale San Vicente, 1954; California Odha Zertuche Díaz, 1954; María Luisa Silva Puga, 1969 (estudiante de la ENI en 1948).

Además de estas ingenieras, hubo otras pioneras en diferentes ramas de la ingeniería. La primera ingeniera geóloga fue Josefa Cuevas de Sansores, quien se tituló en 1950. Josefa nació en 1920 en la ciudad de Mérida, Yucatán. Antes de terminar la preparatoria, contrajo matrimonio con el ingeniero civil Enrique Sansores Manzanilla. Aunque inicialmente había elegido la especialidad de derecho, cambió a ingeniería.

Al concluir sus estudios preparatorios, la pareja se trasladó a la Ciudad de México para estudiar geología en la Escuela Nacional de Ingenieros. Aunque Enrique validó algunas materias, Josefa comenzó su carrera desde el primer semestre.

En 1944, año en que Josefa ingresó a la ENI, eran pocas las mujeres que estudiaban una carrera universitaria, y mucho menos una ingeniería. Ese año, ingresaron otras tres jóvenes, pero solo Josefa logró graduarse.

Pero no solo completó su carrera, sino que lo hizo de manera excepcional. En 1947, se le otorgó la primera Medalla al Mérito Universitario por Distinción Escolar.

El ingeniero Teodoro Flores, uno de sus profesores, la recomendó para obtener una plaza de Laboratorista en Mineralogía y Petrografía, lo que le permitió participar en el cuidado de las colecciones de rocas y minerales de la ENI.

Presentó su examen profesional el 7 de octubre de 1950, el cual aprobó con mención honorífica. Al recibir su título el 9 de enero de 1951, Josefa Cuevas se convirtió en la primera geóloga mexicana.

En 1948, Enriqueta García Amaro ingresó a la ENI para estudiar ingeniería topógrafa, pero no obtuvo su título hasta 1956.

Pero no solo hubo ingenieras de la UNAM, sino también del Instituto Politécnico Nacional (IPN), como María Fernanda Campa Uranga, quien el 4 de noviembre de 1965 recibió su título de ingeniera geóloga en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura del IPN. Fue la primera mujer en estudiar esta carrera en nuestro país.

Años después, realizó estudios de posgrado en Ciencias de la Tierra en la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde obtuvo su maestría y doctorado.

María Fernanda Campa nació el 22 de marzo de 1940 y falleció el 17 de enero de 2019 en la Ciudad de México.

El 18 de febrero de 2019, los diputados de la LXXV legislatura del Estado de Nuevo León le rindieron un homenaje póstumo “por su destacada labor como activista por los derechos de la mujer, así como por sus logros académicos y profesionales como Ingeniera Geóloga”.

Superando obstáculos: Las ingenieras en la actualidad

Hoy en día, las ingenieras se encuentran en las aulas de escuelas y facultades, así como liderando sus propias asociaciones o empresas. Aunque son muchas las jóvenes que desean estudiar alguna ingeniería o alguna ciencia, no son suficientes. Es necesario estimular su interés desde la educación primaria para que, cuando llegue el momento de decidir, no tengan dudas.