Estamos en una situación inédita, la pandemia del coronavirus (COVID-19) ha modificado nuestra vida cotidiana. Después de poco más de un mes de mantenernos en casa, con una movilidad al exterior limitada, el componente psicológico comienza a verse afectado, principalmente, en lo referente a las emociones, pues éstas son producto del significado personal y colectivo que le damos a los eventos y condiciones de nuestra vida, la forma como vivimos las emociones de manera individual, es también la forma como las trasladamos a los grupos sociales.
Al escuchar las noticias sobre los informes de la pandemia del COVID-19, nos generan emociones negativas que —al mantenerlas por tiempo constante y prolongado— pueden generar daño a la salud física y mental que alteran nuestra capacidad para comprender el contexto en el que vivimos, así como la posibilidad de aceptar cambios y hacer ajustes en nuestra vida cotidiana.
Las personas usamos diferentes estrategias para regular las emociones. Entre las principales se encuentra el cambio cognitivo, el cual se refiere a una reevaluación de la situación para alterar el significado emocional del evento y cambiar la forma de pensar acerca del mismo, de modo que sea menos dañino para la persona (López Hernández & Reidl Martínez, 2008).
Es por ello que hacemos algunas recomendaciones:
• NO pienses que esta situación es aburrida y estresante.
MEJOR piensa que es una medida temporal, que es preferible unos días en casa que poner en riesgo tu salud y la de los demás.
• NO pienses en cuántas cosas te hacen falta.
MEJOR organízate en familia y consuman los víveres y productos indispensables.
• NO permanezcas todo el día conectado a cualquier dispositivo electrónico.
MEJOR lee un libro o revista o diviértete con juegos de mesa.
• NO pienses en todo lo que harías fuera de casa.
MEJOR aprovecha el tiempo y haz lo que siempre quisiste hacer.