Explora unam global tv
Explora unam global tv
explorar
Explora por categoría
regresar

La Revista de la Universidad de México, ahora disponible en línea

La Revista de la Universidad de México, la publicación universitaria en  circulación más antigua del país, se actualiza y ahora todos los contenidos de la versión impresa, también los podrás encontrar en línea, a través de su portal:

http://www.revistadelauniversidad.unam.mx

Entre los contenidos podrás encontrar: columnas, reseñas de libros, video entrevistas, reportajes gráficos, así como consultar los números anteriores de la revista tanto en versión web como en PDF.

La Revista de la Universidad de México, desde su creación, ha sido el lienzo de grandes intelectuales, artistas y científicos mexicanos, por ello, constituye un referente central para el estudio de las fuentes literarias, académicas e intelectuales del México contemporáneo.

Entre sus colaboradores han estado Julio Torri, Antonio Castro Leal, Samuel Ramos, Alfonso Reyes, Octavio Paz, Alí Chumacero, Rubén Bonifaz Nuño, Carlos Fuentes, Max Aub, Rosario Castellanos, Augusto Monterroso, José Luis Martínez, Ramón Xirau, Carlos Montemayor, Elena Poniatowska y Margo Glantz, además de autores iberoamericanos como Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Juan Goytisolo, Julio Ortega y Tomás Eloy Martínez, entre muchos otros.

 

A continuación te compartimos un artículo de la autora Leila Guerriero :

 

Mi diablo

“Entre la espada y la pared —le dijo un extraño mentor a Leila Guerriero— siempre se puede elegir la espada”. He aquí un tributo a los libros, autores, maestros, que han alimentado el fuego de una escritura igualmente arriesgada en sus dos vertientes: el periodismo, al que ha conducido a la autora su hambre de realidad, y la literatura, con la que busca llenarse “no de euforia sino de venerable pánico, de completo pavor”.

Escribo como si boxeara. Hay una rabia infinita dentro de mí, una violencia infinita dentro de mí, una nostalgia infinita dentro de mí, una furia infinita dentro de mí, un arrebato ciego dentro de mí. Porque siempre, siempre, siempre, escribo como si boxeara. O mejor: ¿por qué, siempre, siempre, siempre, escribo como si boxeara?

Hace días que intento encontrar una escena, la escena primigenia, el momento en que todo comenzó. Y no la encuentro. Seguramente porque esa escena no existe. Recuerdo, apenas, una calcomanía a medias rota, pegada en los azulejos de la cocina del pequeño departamento alquilado de la calle Narbondo de la ciudad de Junín en el que vivía con mis padres. Yo no debía tener más de cuatro años, pero recuerdo esa calcomanía —una casita de tejados rojos que habría pegado allí algún inquilino anterior—, y recuerdo que, mirándola, encontraba cierto solaz, cierto refugio, como si el mundo pudiera condensarse y desaparecer dentro de las infinitas posibilidades de vida que yo imaginaba en esa casa —y que he olvidado por completo, aunque no olvidé la sensación de haber imaginado cosas—, y recuerdo también a mi padre sentado a mi lado en la cama, antes de dormir, leyéndome en voz alta las historietas de Larguirucho, del Pato Donald, de la Pequeña Lulú, y que fue así como descubrió que me había quedado sorda, porque me hacía preguntas sobre lo que acababa de leerme y yo seguía con la vista fija en las tiras, sin responder. La sordera no duró mucho, pero me pregunto ahora si era sordera o si ya era todo lo que fue después: abstracción, abducción, inmersión en esos mundos a los que yo agregaba fantasía y que, ingenuamente, creí construir cuando en verdad era víctima de ellos: cuando esos mundos me construían a mí.

Lee el texto completo aquí: http://bit.ly/2s0Llds