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La Orquesta Sinfónica de Minería celebra sus 40 años

Cuando en 2005 le ofrecieron tomar la batuta y dirección de la Orquesta Sinfónica de Minería, Carlos Miguel Prieto se enamoró de la idea, por ello no cree casual que fuera Romeo y Julieta, de Serguéi Prokófiev, la primera pieza que le tocara dirigir ya con este conjunto. “Aquel concierto tuvo lugar un 7 de agosto y ahí se anunció que, en 12 meses, yo estaría al frente de la OSM. Recuerdo esa presentación como una de las más emotivas”.

Han pasado ya dos sexenios y Prieto sigue tan entusiasmado con su tarea como aquel domingo, al grado de que no sólo dedica gran parte de su tiempo a ensayar las piezas con las que celebrarán los 40 años de la orquesta, sino que juega a anticipar la reacción de la gente ante el programa de aniversario, y a adivinar que sensaciones provocará.

El primer recital de la OSM fue el 13 de julio de 1978 y en aquella ocasión se tocaron obras de Mozart, Hartmann y Shchedrin. Para conmemorar su natalicio la sinfónica revivió el Festival Mozart-Haydn, que llevaba una década en el silencio, e interpretará, del 7 de julio al 2 de septiembre, las nueve sinfonías de Beethoven, en recuerdo de aquella mítica temporada de 2007, cuando hizo lo mismo en la Sala Nezahualcóyotl en la que no cabía una persona más.

“Como se ve, la selección es variada y resultado del diálogo, pues para no encerrarme en una torre de marfil procuro escuchar a los otros. Eso es útil pues en la música clásica siempre hay sectores muy conservadores y otro que son justo lo opuesto; es preciso mediar a fin de brindar algo interesante para cada tipo de oído”.

A decir de Prieto, una de las ventajas de la OSM es que cuenta con un público tan fiel que él ya es capaz de reconocer a algunos de los rostros dispersos entre la butaquería. “Quienes vienen están muy ligados a la música y a la comunidad de Ingeniería, pero no queremos estancarnos ahí, sino atraer a más personas. Nosotros tocamos en verano, que es cuando los estudiantes salen de vacaciones y por eso no acuden en demasía; uno de nuestros objetivos es revertir esa situación. Ése sería un muy buen regalo en nuestros 40 años: ver a más rostros jóvenes y nuevos en el auditorio”.

La orquesta que toca cuando nadie lo hace

A diferencia de la OFUNAM, que organiza conciertos todo el año, la OSM sólo ofrece funciones en verano y esto es algo deliberado: desde su nacimiento, en 1978, se decidió que, a fin de reclutar a los mejores músicos aprovecharían que en esos meses casi todas las filarmónicas descansan y, por lo mismo, sus integrantes pueden integrarse en otros proyectos sin problema. Por ello el crítico Juan Arturo Brennan llegó a describir a esta agrupación como “la orquesta que toca cuando nadie toca”. 

Esto le ha abierto un espacio único en el circuito musical y en el calendario de la Ciudad de México, pues mientras los otros conjuntos hacen una pausa, ellos tienen siempre una función por ofrecer. Además, en estas cuatro décadas la OSM ha sabido hacer de sí misma una tradición y protagonizar momentos clave en la historia de la UNAM, como cuando interpretó el Aleluya de Haendel en 2007, ante una comunidad puma que, entre conmovida y perpleja, no podía ocultar su emoción tras enterarse de que Ciudad Universitaria había sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

No son pocos los capítulos sobresalientes de la orquesta. Por ejemplo, hace ocho años fue nominada a un premio Grammy por su grabación del Concierto para Violín y Orquesta de Erich Wolfgang Korngold, aunque a decir de Prieto, más que los premios y reconocimientos lo realmente valioso son los momentos en los que todo es perfecto y se logra una comunión entre la gente y la música.

“Si eligiera aquellos conciertos en los que la calidad y la emoción llegaron a un culmen citaría los de Dafnis y Cloe, de Maurice Ravel, o La consagración de la primavera, de Ígor Stravinski, ambos de la temporada pasada; o aquellos de 2007, cuando interpretamos las nueve sinfonías de Beethoven junto con piezas de Stravinski a fin de lograr un alto contraste. Tampoco puedo dejar fuera lo conseguido en 2010 y 2011, pues en esos dos ciclos logramos algo que no se había hecho jamás en México: tocar toda la obra de Mahler”.

Luces en el horizonte

La Orquesta Sinfónica de Minería no ha terminado de festejar y Carlos Miguel Prieto ya piensa en el futuro. “Una de las ventajas de este proyecto es su flexibilidad, y eso me permite visualizar escenarios en nuestro horizonte y proponer rumbos”.

Una iniciativa aún en el tintero es comisionar obras a compositores vivos no sólo para la sinfónica, sino para personas en específico, y uno de los nombres barajados hasta ahora es el de Gabriela Ortiz Torres, quien podría escribir una pieza de violín para la concertino de la OSM, Shari Mason López. 

También me gustaría que Paquito de Rivera nos hiciera algo para saxofón, clarinete y trompeta, y que viniera a la UNAM a interpretarlo junto con Pacho Flores, o que la orquesta grabara partituras de compositores mexicanos como como el Concierto para violín de Carlos Chávez, inconseguibles en disco u otro formato, agregó.

“Uno de los proyectos que mayor ilusión nos causa es realizar una gira por Estados Unidos y Sudamérica; sin embargo, en este momento lo que queremos es llevar a buen puerto esta temporada del 40 aniversario. Los planes son muchos, pero siempre es difícil pensar a largo plazo cuando hay tanto por hacer en lo inmediato”.