Estamos acostumbrados a escuchar el espectacular Bolero de Maurice Ravel como la culminación al final de un concierto, pues, además de la tensión que logra con su magistral desarrollo de un crescendo orquestal, sobre un par de temas muy sencillos, pocas obras lo superan en impacto sonoro. Por ello, nos sorprende y nos atrae la decisión musical de Massimo Quarta de comenzar el concierto con esta emblemática obra, para dejarle el lugar de honor a otra obra al final del mismo, especialmente cuando se trata de una gran sinfonía que, en este caso, es la Segunda Sinfonía, Pequeña Rusa o Rusita, como la traducen algunos, de Piotr Ilich Chaikovski-aunque también algunos afirmarán que el lugar de honor de un concierto es su parte central, en la que habitualmente, se presenta el solista en turno con una obra concertante.
Sábado 13 de mayo, 20:00 horas
Domingo 14 de mayo, 12:00 horas
Sala Nezahualcóyotl. Centro Cultural Universitario