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La importancia de los eclipses en la ciencia

A lo largo de la historia, los eclipses han sido esenciales para el progreso científico. Un claro ejemplo es la comprobación de la teoría de la Relatividad de Albert Einstein, mencionó Julieta Fierro Gossman, del Instituto de Astronomía de la UNAM.

El astrónomo británico Arthur Stanley Eddington consideró que las estrellas, ocultas por su posición nocturna, podrían ser visibles durante el día en un eclipse.

Con este propósito, Eddington organizó dos expediciones: una a Brasil y otra a Sudáfrica, seis meses antes de un eclipse. Su objetivo era observar las mismas estrellas tanto de noche como de día y, de esta manera, obtener dos placas para comparación.

Efectivamente, Eddington capturó imágenes reveladoras y observó un ligero desplazamiento de las estrellas debido a la gravedad del Sol (en realidad, fue la luz la que se desplazó a causa de dicha gravedad). Este experimento catapultó a Albert Einstein a la fama mundial, y sus ideas obtuvieron amplio reconocimiento.

Los eclipses han permitido estudiar las capas externas del Sol, las cuales son menos brillantes que la fotosfera. Más allá de esta se encuentra la cromosfera, llamada así por su distintivo color rojo. En 1868, tras su análisis, los astrónomos identificaron por primera vez el helio, nombrado en honor al dios griego del Sol, Helios.

Adicionalmente, se ha observado la corona solar, cuya temperatura asciende a 2 millones de grados Celsius, en contraste con los 5,500 grados Celsius de la fotosfera. Las partículas solares llegan hasta el límite del Sistema Solar impulsadas por el viento solar, que está compuesto por partículas eléctricamente cargadas.

Se han detectado también explosiones solares y se ha investigado la estructura de la ionosfera terrestre. Con el objetivo de evaluar las variaciones en la atmósfera de partículas eléctricamente cargadas debido a la radiación solar, se instalaron receptores de radio en diferentes ubicaciones.

Los telescopios terrestres contemporáneos examinan las capas externas del Sol y otros astros utilizando cronógrafos. Al fotografiar astros, se colocan pantallas opacas frente a las zonas más luminosas, permitiendo así la observación de las áreas menos brillantes circundantes.

Por otro lado, los satélites más actuales ofrecen observaciones más detalladas de las capas solares. Mediante radiotelescopios, es posible notar cambios en la posición de las estrellas durante el día, especialmente cuando el disco solar transita cerca de ellas. Para la investigación de la ionosfera, se utilizan numerosos globos sonda.

Investigaciones recientes han explorado los eclipses en otros planetas del Sistema Solar y sus múltiples satélites. Además, se examina cómo los planetas extrasolares transitan frente a sus estrellas, lo que permite analizar su tamaño, atmósfera y posibles anillos.

Si estas atmósferas contienen una diversidad de compuestos orgánicos, podría señalar la presencia de vida extraterrestre en dichos planetas.

Los eclipses son fenómenos astronómicos observados anualmente

Desde culturas antiguas, como la de los mayas, hasta nuestros días, los astrónomos no han dejado de prestar atención a este evento, señaló la académica de la UNAM.

Si las órbitas de la Tierra y de la Luna alrededor del Sol estuviesen en el mismo plano, se presentarían eclipses mensualmente, dado que los tres astros quedarían alineados.

Las sombras de dichos eclipses se proyectarían en diferentes puntos de la Tierra. Dependiendo de la temporada, podría ser invierno en el hemisferio sur y verano en el hemisferio norte.

No obstante, la órbita aparente del Sol y de la Luna intersecta formando un ángulo de 5 grados. De ahí la necesidad de analizar las órbitas de ambos astros para determinar cuándo se cruzarán.

En promedio, se registran al menos dos eclipses, tanto solares como lunares, por año. Pero dado que la Tierra tiene grandes dimensiones y la sombra de la Luna es relativamente pequeña, no siempre son perceptibles. Comúnmente, estos fenómenos son visibles en zonas deshabitadas, como es el caso de los vastos océanos que componen gran parte de nuestro planeta.

Ideas destacadas

  1. Los eclipses han desempeñado un papel crucial en el avance de la ciencia, siendo un ejemplo clave la validación de la teoría de la Relatividad de Albert Einstein, según mencionó Julieta Fierro Gossman, del Instituto de Astronomía de la UNAM.
  2. Arthur Stanley Eddington propuso que estrellas ocultadas en la noche podrían ser visibles durante un eclipse diurno, y organizó expediciones a Brasil y Sudáfrica para capturar imágenes comparativas de las mismas estrellas durante el día y la noche.
  3. El experimento de Eddington evidenció un desplazamiento de la luz de las estrellas por la gravedad del Sol, un hallazgo que propulsó a Einstein a la fama mundial.
  4. Los eclipses han posibilitado el estudio de capas externas del Sol, como la cromosfera de tonalidad rojiza, donde en 1868 se identificó por primera vez el helio, en alusión al dios griego del Sol, Helios.
  5. La corona solar, que alcanza temperaturas de hasta 2 millones de grados Celsius, contrasta con los 5,500 grados Celsius de la fotosfera, y sus partículas son impulsadas hasta los confines del Sistema Solar por el viento solar.
  6. A través de eclipses, se han observado explosiones solares y se ha investigado la estructura de la ionosfera terrestre, utilizando receptores de radio en distintos puntos para medir las variaciones atmosféricas debidas a la radiación solar.
  7. Los telescopios modernos y satélites actuales permiten el estudio detallado de las capas solares y de otros astros. Con técnicas como los cronógrafos y radiotelescopios, se pueden observar cambios en la posición de las estrellas y analizar la ionosfera.
  8. Las investigaciones actuales también abordan los eclipses en otros cuerpos celestes del Sistema Solar y la observación de tránsitos de planetas extrasolares frente a sus estrellas, lo que facilita el análisis de sus características y la posible presencia de vida basada en la composición de sus atmósferas.