La sociedad no siempre entiende que una mujer se dedique a las ciencias exactas, pues aquélla aprende a soportar algunas respuestas o comentarios prejuiciosos. No obstante, para María-Ester Brandan, investigadora del Instituto de Física de la UNAM, dedicarse a la física ha sido una sorpresa agradable llena de descubrimientos y logros.
La académica dedicada a la mamografía digital, refiere que es fascinante entender cómo funciona el mundo, le encantan las matemáticas y considera que tiene aptitudes en el área. “Nunca me fue difícil y la idea de hacer investigación me encantó”.
La también coordinadora del grupo de Dosimetría y Física Médica del citado instituto, asegura en entrevista para UNAM Global que se dedicó a la física cuando cursaba el último año de preparatoria en su natal Chile, gracias al interés que le inculcó su profesora de matemáticas. “Por primera vez me mencionaron que existía esta licenciatura y me convencí que era lo mejor”.
Cuando su familia se enteró de su pretensión por estudiar esta ciencia le comentaron que no había mujeres dedicadas a esa área, pero a ella no le importó. “Sin duda se puede, simplemente hay que adaptarse a las circunstancias”, pensó en aquel momento la profesora universitaria.
Al ingresar a la carrera en Santiago de Chile, Brandan descubrió que en su grupo de 25 personas sólo había dos mujeres: ella y otra más. Al realizar su especialización en Wisconsin, Estados Unidos, se encontró con una población del 15 por ciento del género femenino.
“No es que haya sido difícil, sino más bien diferente porque se pertenece a una minoría dentro de un grupo y se aprende a superar esta situación. Aunque yo siempre fui bien recibida por parte de los profesores y compañeros”.
No obstante, la profesora universitaria recuerda algunos detalles de su juventud. “Cuando iba a esquiar cerca de Santiago y quería conocer muchachos mentía sobre la carrera que estudiaba porque pensaba que a ellos no les agradaban las chicas dedicadas a la física, pero al final conocí gente interesante que no le importaba, entonces les aclaraba lo que realmente hacía. Eran mentiras muy santas”.
Brandan llegó a la UNAM en 1985 donde realizó un posdoctorado y se dedicó a la física nuclear básica por 15 años. “Fue algo apasionante”.
Pionera en México
La investigadora cuenta que por razones de amor decidió vivir en México, y después de estudiar en Chile, Francia y Estados Unidos, vino a la UNAM a cursar un posdoctorado. Hoy está casada con un mexicano, tiene dos hijas, un nieto y dos nietas más en camino.
El hecho de ser madre y científica a la vez es un reto, no obstante, tuvo el apoyo de su marido quien también es científico y la entendió muy bien.
Menciona que cuando estudiaba en Wisconsin en los 80, conoció la especialidad de física médica y se interesó, pero fue en 1997 que inicia y encabeza la maestría en la Máxima Casa de Estudios, convirtiéndose en una pionera de esta área de estudio en nuestro país.
Desde entonces, La UNAM ha dedicado un espacio a esta especialidad. “Tuve la oportunidad y me brindaron los recursos de los que dispone México para hacer lo que consideré correcto y lo más apropiado”.
Hasta el momento, esta especialidad cuenta con 140 graduados, un hecho que a María-Ester Brandan le enorgullece. “Conquistamos a físicos para volverlos físicos médicos y les enseñamos cómo mejorar la calidad del servicio médico”.
Finalmente, la científica comenta que se siente afortunada de sus logros, “escogí la ciencia que más se ajusta con mis conocimientos y estilo de trabajo, además he tenido toda la libertad de aprender y educar, particularmente, desde que ingresé en la UNAM, por ello soy muy feliz”.