De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se estima que en 2050 la población mundial alcanzará los 9 mil 700 millones. Ante este escenario, se prevé que el gran peso demográfico presionará a los sistemas de producción alimentaria y al medioambiente en general.
Con el fin de no llegar a ese escenario catastrófico, la FAO ha sugerido alimentos para las generaciones futuras como la medusa, las algas marinas y los insectos, los cuales son consumidos en el mundo por más de dos millones de personas. Mariana Isabel Valdés Moreno, jefa de la carrera de Nutriología de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM, aseguró que los insectos aún no son un alimento que predomine en la dieta de los mexicanos o en la población mundial.
Valdés Moreno destacó que los insectos tienen muchos beneficios en cuanto a nutrimentos se refiere, ya que contienen “potasio, vitamina A, algunos componentes de las vitaminas B y C y calcio; esto de manera general, debido a que cada insecto tiene su propio valor nutrimental”.
La docente explicó que los insectos no tienen colesterol, por lo que “si comparamos insectos contra carne, esta última tiene proteína, hierro, pero también colesterol y los insectos no. Tienen esta fuente de proteína digerible, pero no tienen grasa que se asocie a enfermedades cardiovasculares o riesgo cardiovascular”.
Asimismo, se ha descrito que los insectos son ricos en riboflavina, ácido pantoténico, biotina y tiamina.
Por otro lado, comer insectos podría ayudarnos a reducir el impacto ambiental que genera consumir carne. Con base en un estudio de la Universidad de Helsinki, reemplazar alimentos de origen animal por alimentos como la leche cultivada y los insectos, entre otros, podría rebajar potencialmente el calentamiento global y el uso del agua y de la tierra en más del 80%.
De hecho, la ‘industria’ de los insectos tiene el objetivo de generar productos seguros para el humano basados en la economía circular y las prácticas de agricultura vertical. Sumado a ello, la porción comestible de un insecto va del 80% al 100%, mientras que con la carne va de 40% a 60%.
Valdés Moreno indicó que hay iniciativas como la propuesta de la Comisión EAT-Lancet, que en los últimos años ha buscado sustituir el consumo de carne por fuentes vegetales o los insectos para cuidar el medioambiente, ya que “en términos de salud planetaria y sistemas alimentarios, son una buena alternativa”.
Y agregó: “Tenemos una población que está creciendo sobremanera, y para garantizar a las futuras generaciones que haya alimentos —que eso tiene que ver con el desarrollo sostenible que no se está alcanzando— se plantea la sustitución de los cárnicos por los gusanos como alternativa”.
El 25 de septiembre de 2015, la Organización de las Naciones Unidas adoptó la Agenda 2030 para el desarrollo sustentable, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
La Agenda planteó 17 Objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. La industria de los insectos comestibles contribuye con siete de esos objetivos: hambre cero, seguridad alimentaria, mejor nutrición y agricultura sostenible; salud y bienestar; agua limpia; crecimiento económico sostenido e inclusivo e industria, innovación e infraestructura.
De igual manera, cumple con la producción y consumo sustentables y, finalmente, aporta al rubro de sostenibilidad de los ecosistemas terrestres.
Valdés Moreno indicó que, con base en ello, se debe sensibilizar a las personas sobre las ventajas de comer insectos tanto en los valores nutricionales como de sustentabilidad, ya que “en cuestión de costo y de salud planetaria es más barato que producir cárnicos. Creo que con esas ideas podríamos demostrar que los insectos como alimentos son buenos”.
Finalmente, señaló que una buena alimentación es la mejor herramienta para prevenir enfermedades y tener un estado de nutrición adecuado, por lo que debemos tomar en cuenta a los insectos en nuestra dieta, ya que “son un recurso que nos puede ayudar a estar más saludables”.
México, líder en insectos comestibles
Desde tiempos prehispánicos, México le dio un lugar muy importante a los insectos en sus tradiciones, su salud, la religión, los símbolos y hasta la comida. Actualmente, en el ámbito gastronómico, los insectos siguen teniendo una gran importancia.
De acuerdo con datos del gobierno de México, en nuestro país contamos con 549 especies de insectos comestibles, lo cual nos convierte en uno de los países más ricos en este sector, ya que albergamos una tercera parte de ellos.
En las zonas sur, centro y sureste de nuestro país podemos encontrar una gran variedad de insectos comestibles, como pulgones, escarabajos, mariposas, moscas, chapulines, gusanos de maguey, jumiles y escamoles; algunos de estos insectos son considerados como exóticos por su sabor o su valor nutricional.