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Harley, el perrito que pelea en la línea de acción contra la COVID-19

Su nombre es Harley el Tuerto y es un perrito de apoyo emocional que asiste a los médicos dedicados a las áreas COVID. La actividad de este can es única en el mundo y orgullosamente es mexicano.

“Desde muy pequeñito se convirtió en mi colega para compartir juntos, tanto en casa como en el trabajo, es un perrito que irradia amor y afecto”, dijo en entrevista para UNAM Global, Lucía Ledesma, su compañera de vida y responsable del proyecto Harley el Tuerto.

El estrés vivido durante seis meses de pandemia es bastante marcado y todos los médicos asignados a áreas COVID actualmente se encuentran muy cansados física y mentalmente.

Los médicos han pasado por momentos anímicos, desde ansiedad, angustia, tristeza y miedo, incluso algunos de ellos han perdido seres queridos o han atendido a sus familiares dentro de áreas COVID. Además, viven en hoteles con un aislamiento físico muy marcado, añadió la neuropsicóloga.

En este contexto, el papel de Harley ha resultado sustantivo para que los médicos aminoren esa presión con la que han vivido durante toda la pandemia.

Ante la presencia de esta terapia asistida con can, ellos tienen la posibilidad de reducir sus sentimientos de angustia que a veces son muy perturbadores.

Desde pequeño

Desde que Harley llegó muy “pequeñito” con Lucía mostró características temperamentales que podrían funcionar para ser un “perrito” de terapia emocional. Por ejemplo, es ecuánime, tranquilo, afable, permite el contacto físico y hasta lo disfruta. Tiene una gran capacidad de observación y aprendizaje.

Hace un año, el can sufrió un accidente y se laceró la córnea, desafortunadamente no se pudo rescatar su ojo. Los veterinarios comentaron que tardaría hasta dos meses en reponerse de esta pérdida, pero para sorpresa de todos, el “perrito” se adaptó muy rápidamente y en dos semanas ya llevaba una vida normal.

“Eso es un atributo que en psicología se le conoce como la capacidad de sobreponerse a la adversidad y se le llama resiliencia”, contó Lucía Ledesma. Desde entonces el can es conocido como “Harley el tuerto”.

Todos los días Lucía y el can se levantan a las 6 de la mañana y cuando lo viste con su traje para protegerlo dentro del área COVID, él cambia su actitud perruna, rasca la puerta y corre al vehículo para dirigirse al hospital.

 “Una vez que llega al sitio inmediatamente se posesiona de su actividad laboral y facilita la interacción y cercanía con los compañeros y compañeras del nosocomio”.

Los resultados

Cuando Harley llega al hospital hay reacciones de todo tipo. Los médicos sonríen, otros se sorprenden, sienten curiosidad, lo acarician, lo cargan y no lo sueltan, bailan con él e incluso realizan video llamadas para presentárselo a sus familiares. “Hay un sin fin de reacciones y todas muy emotivas”.

En este contexto, su equipo es importante. “El traje de protección perruna facilita que los protocolos de bioseguridad sean llevados a cabo en términos de limpieza y desinfección, además protege su pelaje y sus patitas. Y, sobre todo, le sirve para causar empatía con los médicos.”

Hasta el momento han visitado 11 hospitales a petición de las mismas instancias, y han tenido resultados muy positivos. “Se trata de una respuesta por la gran necesidad que hay de apoyo emocional o psicológico en el contexto de la pandemia en las áreas de atención COVID”.