En una jornada marcada por la violencia, en las últimas horas las tensiones entre Israel y Gaza se intensificaron tras un ataque sorpresa lanzado desde la Franja. Centenares de víctimas civiles, tanto en Israel como en Gaza, marcan este sombrío capítulo en la historia del conflicto.
Durante la madrugada de este sábado, coincidiendo con la festividad judía de Sucot, milicianos palestinos lograron cruzar la frontera fuertemente vigilada, enfrentando a soldados israelíes en localidades aledañas a la Franja.
Videos en redes sociales evidencian el secuestro de varios israelíes, algunos de los cuales parecen haber perdido la vida. El impacto de estos secuestros es profundo en Israel, donde el servicio militar es obligatorio y los secuestros han desencadenado operaciones a gran escala en el pasado.
Tras el ataque inicial, Israel respondió con un masivo bombardeo a la Franja de Gaza, causando la muerte de al menos 198 personas en cuestión de horas.
“Estamos en guerra. Y la ganaremos”, afirmó el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, mientras las Fuerzas Armadas declaraban el estado de preparación para la guerra, movilizando a miles de reservistas.
Mohammed Deif, líder del brazo armado de Hamás, justificó la operación como una respuesta a los “crímenes de la ocupación” israelí, haciendo referencia a tensiones previas en lugares sagrados de Jerusalén y la situación de los presos palestinos. Por su parte, Netanyahu indicó que los objetivos de la respuesta israelí son restaurar la seguridad y cobrar un alto precio al enemigo.
Repercusión internacional
La Casa Blanca ha respaldado a Israel con palabras del presidente Joe Biden, quien expresó un apoyo “sólido como una roca e inquebrantable” al país. Otros líderes internacionales, como el alto representante de Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, también condenó el ataque, solicitando un cese inmediato a la violencia.
Siendo Egipto uno de los mediadores tradicionales en el conflicto, ha anunciado esfuerzos para detener la escalada. Sin embargo, otros actores, como Hezbolá desde Líbano e Irán, han respaldado a las milicias palestinas.
El panorama es incierto. Con ciudades y pueblos en alerta, la región se prepara para enfrentar lo que podría ser uno de los episodios más sangrientos de la historia reciente.