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Expropiación petrolera: el giro histórico de 1938

La expropiación petrolera

La expropiación petrolera se anunció el 18 de marzo de 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas mediante un mensaje radiofónico, decretando la nacionalización de los bienes de las compañías extranjeras dedicadas a la producción petrolera.

De acuerdo con Anna Ribera Carbó, profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, este acto fue el más relevante del sexenio de Lázaro Cárdenas y un momento decisivo en la década de 1930, representando la consumación del proyecto nacionalista incluido en la Constitución de 1917.

“Sin duda, la expropiación petrolera puede considerarse como el momento culminante del largo proceso de la Revolución Mexicana de 1910”, señala la profesora en un material audiovisual del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.

Con esta medida, el gobierno buscaba que la producción petrolera beneficiara al país y fortaleciera al Estado mexicano y a los sindicatos obreros, priorizando los intereses nacionales sobre los extranjeros.

En México, el petróleo ha sido motivo de constantes conflictos entre el Estado y las compañías extranjeras por el control de los hidrocarburos. Un hito importante fue la fundación del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) en agosto de 1936.

Poco después, el sindicato exigió nuevos contratos de trabajo, lo que derivó en un enfrentamiento entre el gobierno y las empresas.

Durante su año de fundación, el STPRM demandó beneficios económicos, rechazados por las petroleras, incluyendo una jornada laboral de cuarenta horas, pago durante enfermedades, indemnización por fallecimiento, incapacidad, salario mínimo de cinco pesos, jubilaciones, entre otros.

Las empresas rehusaron atender estas demandas argumentando que su cumplimiento implicaría su desaparición. Ante esto, a finales de mayo de 1937, el sindicato convocó a una huelga.

La negativa de las compañías a acatar la decisión de la Suprema Corte transformó un asunto laboral en un conflicto sobre la soberanía nacional, indica la investigadora.

Así, Lázaro Cárdenas decidió proceder a la expropiación y, el 18 de marzo de 1938, anunció mediante un manifiesto radiado la nacionalización del sector petrolero, horas después de haber emitido el decreto correspondiente.

“A pesar de no haber existido una movilización popular previa a favor de la expropiación del petróleo, el general Cárdenas actuó convencido de que sí la habría después”.

La expropiación se mantuvo gracias al apoyo de sectores sociales organizados y a un contexto internacional favorable, a punto de estallar la Segunda Guerra Mundial, explica la especialista.

La expropiación pudo sostenerse porque Cárdenas contaba con bases sociales organizadas que apoyaron su decisión, explica la investigadora. “Y también porque los tiempos internacionales, a punto de estallar la guerra mundial, estaban a su favor”.

Este proceso culminó con la creación de Petróleos Mexicanos (PEMEX) el 7 de junio de 1938, marcando un momento significativo de afirmación nacional.

La medida generó inquietud en países como Francia, preocupados por las implicaciones económicas y diplomáticas.

Las petroleras extranjeras, especialmente las británicas y estadounidenses, iniciaron un boicot y bloqueo al petróleo mexicano, amenazando incluso con intervención militar.

Este bloqueo dificultó la adquisición de insumos, obligando a México a vender su crudo a las potencias del Eje, lo que tuvo repercusiones en la imagen del país en Europa. Sin embargo, México defendió su derecho a comerciar libremente su petróleo.

A pesar de la oposición a adquirir petróleo mexicano, Francia adoptó una postura conciliadora, y algunos actores externos al gobierno francés contribuyeron a mejorar la percepción de México en Europa.

La expropiación petrolera es hoy en día un tema de reflexión sobre las decisiones económicas y su impacto en el desarrollo nacional.

A ochenta y seis años de distancia, los beneficios de la expropiación petrolera aún son palpables.

La venta de petróleo a Alemania

Entre 1938 y 1940, México comercializó petróleo con Alemania bajo un entendimiento no oficial con Franklin D. Roosevelt, presidente de Estados Unidos. Esto facilitó a PEMEX eludir el bloqueo impuesto por las compañías petroleras nacionalizadas.

Es conocido que Alemania, junto a Japón e Italia, compensó estas compras en efectivo y mediante suministro de componentes para la maquinaria de extracción y refinación de petróleo.

La operación se mantuvo confidencial hasta que el 15 de junio de 1939, reportajes en la prensa estadounidense expusieron detalles de estas transacciones.

Reportes indican que allegados a Roosevelt, en colaboración con un operador petrolero independiente que disponía de tanqueros, gestionaban los envíos.

En este esquema, figuras como el senador demócrata Joseph F. Guffrey y el comerciante de petróleo Walter Jones, quien había contribuido financieramente a las campañas de Roosevelt de 1932 y 1936, actuaron como socios.

La expropiación petrolera de 1938, liderada por el presidente Lázaro Cárdenas, marcó un hito en la historia de México al simbolizar la soberanía y determinación nacional en el manejo de sus recursos naturales. Este acto no solo desafió el dominio extranjero sino que también sentó las bases para un desarrollo económico más autónomo a través de la creación de PEMEX. La medida reforzó la identidad nacional, impulsó la inversión en el sector energético y financió importantes programas sociales y de infraestructura, demostrando la importancia de la autogestión de recursos y la capacidad de un país para definir su propio curso económico y político.