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¿Estamos en la antesala de unas históricas elecciones en Estados Unidos?

El pasado martes fue un día clave para definir quiénes serán los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos por parte de los partidos Demócrata y Republicano. De manera abrumadora, tanto Joe Biden como Donald Trump salieron como amplios ganadores de esta contienda, que es de suma importancia, debido a que es el día en que más estados votan en las primarias para definir a los nominados de cada partido (de ahí su nombre de Supermartes).

Este año se veía como el menos disputado en la historia del Supermartes, y así fue. A pesar de que los partidos Demócrata y Republicano aún no definen a sus candidatos oficiales, lo cual harán en sus convenciones nacionales a realizarse en julio y agosto, los resultados de este Supermartes apuntan a un cara a cara entre el actual mandatario, Biden, y Trump.

De acuerdo con Paz Consuelo Márquez Padilla, Juan Carlos Barrón Pastor y José Luis Valdés Ugalde, investigadores del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, y quienes analizaron los resultados de esta jornada en una mesa de debate, la situación no fue sorpresiva “ya que era muy predecible lo que iba a suceder”.

Ambos candidatos ganadores llegaban a la cita prácticamente sin competencia, y aunque Nikki Haley trató de competirle a Trump, lo cierto es que la exgobernadora de Carolina del Sur únicamente pudo derrotarle en Vermont y Washington D.C.

Valdés Ugalde señaló que lo sucedido el martes únicamente avaló lo que los analistas habían previsto, pero dejó en claro que el “Trumpismo ya no es un movimiento social como lo fue hace cuatro años, sino que ahora es un movimiento político que impone las reglas del juego y que eso se refleja en la gran influencia que tiene en las decisiones que han tomado los republicanos”.

¿Qué se viene en el corto plazo?

Tras analizar brevemente los resultados del “Supermartes”, tanto Paz Consuelo Márquez Padilla como José Luis Valdés Ugalde dieron su visión de lo que ocurrirá en los próximos meses con miras a las elecciones de noviembre en Estados Unidos.

Márquez Padilla destacó que por primera vez asuntos de política exterior como las guerras entre Ucrania y Rusia, y la de Israel contra Hamás, así como el tema de la migración, donde México tiene un peso importante, tendrán una gran relevancia para que la población se decante por el candidato demócrata o republicano. Con base en lo que se está observando, la experta universitaria indicó que Donald Trump, quien de momento se perfila para ser candidato de los republicanos, llegaría con ligera ventaja.

“En los últimos meses se le ha exigido al presidente Joe Biden que sus posturas sean mucho más enérgicas respecto a estos tres temas. Y a Trump le sobra eso. Su propuesta del muro ha ganado más adeptos, tanto es así que actualmente la mitad de la población estadounidense sí quiere que se construya el muro, cuando en 2016 había una mayoría abrumadora en contra. Entonces, en los próximos meses vamos a tener una narrativa similar a la que sucedió hace ocho años cuando Hillary Clinton y Trump se enfrentaron, donde a los votantes no les gustaba ninguna opción, pero ejercieron su derecho al voto”, indicó.

La exdirectora del CISAN profundizó en este tema y señaló que los votantes en Estados Unidos están en una complicada situación, ya que aunque “Biden ha hecho cosas positivas como mantener la economía y disminuir el desempleo, se le acusa de tener poca personalidad y eso se refleja en la bajísima aprobación que actualmente tiene. Con Donald Trump ocurre algo similar, a muchos no les gusta su forma de ser, pero su carácter de algún modo le ayuda”.

De igual manera, los votantes piensan que tanto Trump como Biden son opciones viejas, que no tienen la pasión para gobernar y ejercer un gran liderazgo. Eso, comentó la especialista, explica por qué Nikki Haley, a pesar de que retiró su candidatura como representante republicana, tuvo un buen número de votos, tomando en cuenta que muchos analistas estadounidenses aseguraban que el expresidente iba a arrasar.

Valdés Ugalde coincidió en lo dicho por su colega y agregó que no contar con una opción joven podría generar una fuga de votos importante, por lo que ambos candidatos, además de enfocarse en los ciudadanos estadounidenses, también deberán captar la atención de la comunidad latina y africana. En este apartado, a decir del experto, el actual presidente de Estados Unidos está perdiendo terreno.

“De acuerdo a las estadísticas, Biden está perdiendo 6 puntos porcentuales frente a Trump entre los electores hispanos y ha perdido por lo menos 20% del voto afroamericano. Esto es mucho menor a lo que sucedió en 2012 con Barack Obama, quien obtuvo 71% del voto hispano y más del 95% del voto afroamericano. Entonces sí es perceptible que ha perdido terreno y eso puede ser determinante en una votación que será muy cerrada”, dijo. A pesar de ello, mencionó que Joe Biden podría encontrar contrapeso con el voto femenino, ya que en las pasadas elecciones ese fue su fuerte.

¿Y el panorama para México?

A la par del proceso electoral en Estados Unidos, México también decidirá en los próximos meses quién será su próximo presidente. Ambos analistas manifestaron que independientemente de quién gane, el panorama no luce nada favorable para México, ya que nuestro país será “agarrado como piñata electoral sobre todo en dos temas: migración y seguridad”.

“De cualquier manera, gane quien gane, nosotros vamos a perder. Biden va a militarizar la frontera y Trump va a endurecer la seguridad, lo cual provocaría nuevamente una situación de crisis migratoria en nuestro país y eso de un modo u otro repercute en nuestro tejido social. Entonces, México tendrá un papel preponderante en estas elecciones, pero de forma negativa”, señaló Márquez Padilla, quien hizo un llamado a los candidatos por la presidencia de México para que tomen en cuenta la situación que ocurrirá en suelo estadounidense.

Por su parte, José Luis Valdés Ugalde dijo que un probable retorno de Donald Trump a la presidencia estadounidense sería muy malo para México y el mundo, puesto que de inmediato aplicaría todas las normativas establecidas en los tratados, lo que provocaría diversas sanciones hacia los países aliados en esos acuerdos.