“El Che no es un ídolo, es un hombre, es posible.”
Comandante Fidel Castro Ruz
Han pasado unos meses del 50 aniversario del asesinato del Che en Bolivia y desde entonces se han creado diversas ideas sobre quién era el Che. En unas lo enaltecen o lapidan, y en otras lo describen con justicia. Me parece que, para hablar del Che, debe de hacerse desde ese sentido de justicia y esa cordura revolucionaria que le caracteriza y enlazan siempre su pensamiento y acción.
Después de una voraz y transparente persecución internacional, en el mes de octubre de 1967 el Che es herido, apresado y al día siguiente ejecutado en Bolivia. Y durante treinta años sus restos y los de la columna guerrillera que le acompañó hasta el último momento, permanecieron sepultados clandestinamente en la localidad de Vallegrande. (EcuRed, s.f.)
El Che combatió y fue capturado en las condiciones más duras y difíciles. “La muerte le llegó no como el resultado de una necesidad implacable o de una lucha trágica, desesperada y sin salida, sino como una posibilidad realizable […] después de medir conscientemente las posibilidades históricas […] a través de una lucha organizada dura y larga y no en acciones fugaces, espontáneas y desesperadas […] muere consciente de que la historia no se escribe en un solo día ni en varias jornadas sino en un largo proceso.” (Vázquez, 2000, p. 19)
La lectura dedicada y el desarrollo del pensamiento marxista-leninista del Che es el apartamiento de la tradición comunista de lo realmente existente, por un pensamiento que parte de la realidad, ideas e inmediatez latinoamericana y africana. Es un dirigente y jefe revolucionario de nuestro tiempo, un marxista comprometido con el comunismo como proyecto político-moral, partiendo de la realidad concreta y un hombre dispuesto a dar todo por la revolución[1] y la defensa del proyecto socialista, consciente de que articular el proyecto implicaría siempre un enfrentamiento directo contra el imperialismo norteamericano. El Che es más que un conjunto de tácticas guerrilleras de combate y el valor de la realización de un imposible. (Monereo, 2001, p. 11-17)
Articular ese proyecto significó el conocimiento de la realidad para transformarla a través de un proceso dialéctico y no de una automatización, enfrentar vicios dogmáticos y economicistas y situar al ser humano como determinador consciente de su futuro, probado como arquetipo de la construcción de una sociedad nueva a partir de las contradicciones existentes y la concreción del socialismo.
El Che es el cuerpo donde se funde a cualquier precio palabra y acción que devienen de la conciencia socialista, el necesario rescate del sentido del internacionalismo proletario como deber revolucionario y de la lucha armada como elemento organizador y catalizador del proceso revolucionario. “Es práctica revolucionaria apoyada en el conocimiento de la realidad y no en patrones escolásticos. Es un revolucionario consciente, no un soñador o rebelde a ultranza y menos aún un aventurero en sentido estrecho […] lo que define al verdadero revolucionario de nuestro tiempo -al verdadero marxista- es la vinculación estrecha entre la teoría y la práctica, entre el pensamiento y la acción […] luchan conforme a un proyecto que surge y se nutre de la propia realidad. […] El Che es fiel exponente de una política revolucionaria realista que no tiene nada que ver con el romanticismo idealista ni tampoco con el realismo a todo trance que degenera en el oportunismo o en una política sin principios.” (Vázquez, 2000, p. 19)
Por todos estos rasgos, el Che resulta imprescindible, confirma que los hombres son hacedores de la historia y de la revolución; “el Che, con su palabra y su acción, con su vida y su muerte, deja un testimonio ejemplar de lo que puede hacer el hombre en nuestro tiempo cuando está impregnado de una verdadera conciencia socialista […] el Che es inconcebible sin el socialismo, el socialismo de Marx y de Lenin es inconcebible sin el Che.” (Vázquez, 2000, p.20)
Referencias
EcuRed. (s.f.). Obtenido de EcuRed: https://www.ecured.cu/Ernesto_Guevara_de_la_Serna
EcuRed. (s.f.). Obtenido de EcuRed: https://www.ecured.cu/Revoluci%C3%B3n#Concepto_de_Revoluci.C3.B3n
Monereo, M. (2001). Con su propia cabeza. El socialismo en la obra y vida del Che. España: El Viejo Topo.
Vázquez, A. S. (2000). El valor del socialismo. México: Itaca.
[1] Revolución, en el concepto desarrollado por el Comandante Fidel Castro Ruz: “Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”. (EcuRed, s.f.)