El 70 por ciento de las estrellas que deambulan por el espacio sideral viven en pares, es decir, giran una alrededor de la otra con un centro de masa en común, situación que ha llevado al ser humano a soñar que ellas también tienen un romance durante toda su vida.
Y el hecho de que nuestro Sol se encuentre completamente solo en esta inmensidad es algo extraño, explicó Julieta Fierro, investigadora del Instituto de Astronomía.
No obstante, las estrellas que bailan juntas se llaman sistemas binarios y se dan todo el tiempo. De hecho, cuando un lucero gigante rojo tiene una compañera muy pequeñita y chocan, simplemente la de menor tamaño atraviesa a la mayor y no pasa absolutamente nada, porque están hechas de gases, explicó la académica universitaria.
Sin embargo, de vez en cuando suceden cuestiones extraordinarias, por ejemplo, existen astros blancos que solían ser el antiguo núcleo de una estrella y tienen como compañera una gigante roja que rota en torno a ella, añadió.
Así, cuando la roja gigante tiene muchas reacciones termonucleares en su superficie, produce una inmensa explosión llamada Supernova de tipo 1a, tan brillante que se puede observar a millones de años luz, y que sirve a los científicos para medir distancias en astronomía. El hecho, añadió la entrevistada, es que la pequeñita captura un montón de materia de su compañera.
Si todas las estrellas fueran iguales y estuvieran muy cerca, añadió Fierro, las veríamos muy brillantes, y si estuvieran lejos serían muy débiles. Lo mismo pasa con las estrellas que estallan, si estuvieran cerca las veríamos muy brillantes y si estuvieran lejos las veríamos muy débiles.
Con esto hemos logrado medir la distancia de algunos de los astros más distantes, y es lo que nos ha permitido saber que vivimos en un Universo en expansión acelerada, es decir, entre más lejos están, más rápido se alejan de nosotros.
Agujeros negros
Existen otros objetos que son estrellas degeneradas y se llaman agujeros negros. Dichos fenómenos se comen lo que sea, cualquier objeto que se acerque en particular es devorado por completo, apuntó Julieta Fierro.
Como es muy difícil que un astro que anda vagando por el espacio le atine justo al centro del agujero negro, regularmente se queda atrapado a su alrededor, y empieza a girar en torno a él, se calienta y emite un montón de radiación. Y de esa forma es como sabemos que existen.
De hecho, en el centro de nuestra Vía Láctea tenemos un hoyo negro del tamaño de miles de millones de veces la masa de nuestro Sol, puntualizó la astrónoma.
Además, existen otras galaxias que tienen agujeros negros muy masivos, porque han capturado diversas estrellas, una y otra vez, y han ido creciendo.
Curiosamente, eso ha ayudado a que las galaxias se mantengan unidas girando alrededor de ese centro tan poderoso. De hecho, nuestra Vía Láctea gira a una velocidad lineal de 240 kilómetros por segundo.
Algunos de estos agujeros negros no se ven porque actualmente no capturan materia, pero por ejemplo, en el centro de nuestra galaxia recientemente pasó una nube cerca del hoyo y lo pudimos detectar, concluyó.