Si todos los glaciares de la Tierra desaparecieran, se produciría tal cantidad de agua que el nivel del mar subiría entre 40 y 100 metros. Desaparecerían zonas costeras e incluso algunas islas; el clima cambiaría drásticamente y, como consecuencia, la circulación de las corrientes en los océanos se alteraría de manera sustancial.
Para concienciar sobre esta situación, en 2022 la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, la UNESCO y la Organización Meteorológica Mundial declararon 2025 como el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares, explicó en entrevista Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM. También se proclamó el próximo 21 de marzo como el Día Mundial de los Glaciares.

Además, es importante reconocer que los glaciares, la nieve y el hielo están asociados a un carácter económico, social y ambiental, añadió el investigador universitario.
El objetivo no es solo involucrar a científicos, sino también a políticos, a la sociedad civil y al público en general para entender la necesidad urgente de preservar los glaciares.
De hecho, el evento que se llevará a cabo el 21 de enero próximo en Ginebra, Suiza, contará con el apoyo de Tayikistán y Francia, y se realizarán una serie de actividades internacionales para concienciar sobre que los cuerpos de hielo están desapareciendo a un ritmo sin precedentes. Se promoverá la investigación y se avanzará en políticas relacionadas con el tema.
Los glaciares y la industrialización
A partir de la década de 1950 aumentaron la industrialización y la generación de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, el metano y el monóxido de carbono, que han causado el calentamiento global.
¿Qué significa? Que, además del cambio climático natural, el cambio climático originado por las emisiones gaseosas que produce la humanidad ha acelerado el ritmo de desaparición de los glaciares.
¿Qué es un glaciar?
Son cuerpos de hielo formados por la precipitación sólida, que consiste fundamentalmente en la caída de nieve y el congelamiento de aguas en condiciones de vientos muy fríos de borrascas (áreas de presión formadas en la atmósfera que suelen asociarse con condiciones meteorológicas inestables).
“Una cuestión importante es que, una vez congelada el agua, debe permanecer por más de un año sobre la superficie de las partes altas de las montañas”, explicó Hugo Delgado.
Cuando el agua permanece en estado sólido, se acumula para formar un cuerpo de hielo que se transforma poco a poco: primero en nieve compacta y después en hielo glacial.
Los glaciares tienen dos zonas:
• Zona de acumulación: En esta zona, la precipitación sólida (nieve) se compacta y se transforma en hielo debido al peso de las capas superiores. La acumulación supera la pérdida de hielo, por lo que el glaciar gana masa en esta región y se mueve hacia las zonas bajas, donde la temperatura ambiente es mayor.
• Zona de pérdida: Es la parte inferior del glaciar, donde se pierde más masa de la que se acumula. Las pérdidas pueden ocurrir por derretimiento, sublimación, evaporación o desprendimiento del hielo, debido a que las temperaturas prevalecientes son mayores al punto de congelación del agua.
“Es muy importante reconocer que hay una línea que divide esas zonas, donde se acumula el hielo y donde se pierde. Se conoce como la línea de equilibrio”.
Los glaciares y México
Todos los glaciares necesitan ese equilibrio (acumulación y pérdida). Sin embargo, los glaciares mexicanos prácticamente ya no tienen ese equilibrio, porque la línea de equilibrio se encuentra por encima de los 5,300 metros, y prácticamente los cuerpos de hielo como los del volcán Iztaccíhuatl están por debajo de esa altitud, ya que el volcán mide 5,240 metros. “Es decir, toda la precipitación sólida que se presenta tiende a desaparecer”, enfatizó el investigador universitario.
En el pasado, los glaciares ocuparon montañas altas como el Ajusco, el Nevado de Toluca y la Sierra de las Cruces en la zona poniente de la Cuenca de México.
Sin embargo, hoy día solo quedan glaciares en el Citlaltépetl o Pico de Orizaba, y prácticamente están amenazados debido a esa línea de equilibrio en ascenso constante. “Una vez que lleguen a los niveles superiores, desaparecerán”.
En el caso del Popocatépetl, si bien se encuentra entre los 100 y 200 metros por encima del nivel de esa línea, la erupción del volcán no permite que la precipitación sólida permanezca sobre las partes altas del volcán.
“Esa es una de las razones por las que atestiguamos un retroceso y eventual desaparición de los glaciares que había en el Popocatépetl. La otra es debido al condicionamiento climático”.
Consecuencias
Al subir el nivel del mar, no solo desaparecerían las zonas costeras y varias islas, sino también todas las construcciones que se encuentran cerca de la orilla del mar.
Esa preocupación la tienen naciones como los Países Bajos (Holanda), que, a través de la construcción de diques, han logrado recuperar zonas que de otra forma estarían bajo el agua, pero si el nivel del mar aumenta, se verán rebasados tales diques.
Además, con la variación del nivel del mar, la circulación de los océanos cambiaría de forma sustancial, lo que generaría una serie de cambios como la migración de especies marinas y la pesca, que es una actividad económica que se vería fuertemente afectada.
¿Qué podemos hacer?
Los ciudadanos pueden realizar diversas acciones para ayudar a combatir el problema. Por ejemplo, cuidar el ambiente, disminuir en la medida de lo posible la emisión de gases de efecto invernadero, no solamente de los vehículos automotores, sino también utilizar la electricidad de forma racional, como apagar las luces cuando no se utilicen.
Otra acción es pintar las azoteas de blanco, porque así se tendrá una reflexión de la radiación solar, y los colores oscuros no absorberán esa energía que calienta la superficie, concluyó Hugo Delgado Granados.
Ideas destacadas
- Si los glaciares desaparecen, el nivel del mar subiría entre 40 y 100 metros, afectando zonas costeras e islas.
- El 2025 ha sido declarado como el Año Internacional de la Preservación de los Glaciares.
- Los glaciares mexicanos están en riesgo debido al cambio climático y la línea de equilibrio en ascenso.
- Acciones ciudadanas como reducir emisiones y pintar azoteas de blanco pueden mitigar el impacto.