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El liderazgo femenino transforma la diplomacia mundial

En un mundo en constante evolución, las mujeres han demostrado su papel indispensable en la diplomacia y la gobernanza global. Desde la histórica redacción y firma de la Carta de las Naciones Unidas en 1945, las mujeres han desafiado estereotipos y han aportado una perspectiva única a la toma de decisiones internacionales. Constituyendo la mitad de la población mundial y representando un potencial sin límites, su liderazgo, experiencia y prioridades han ampliado el alcance de los temas abordados y han enriquecido la calidad de los resultados obtenidos.

Estudios y evidencias contundentes respaldan los beneficios de la participación femenina en la política y la diplomacia. Cuando las mujeres ocupan cargos en gabinetes y parlamentos, se generan leyes y políticas más inclusivas y efectivas, que benefician directamente a la población en general, al medio ambiente y a la cohesión social. Por tanto, resulta vital promover medidas que aumenten la participación de las mujeres en los procesos políticos y de paz, con el objetivo de alcanzar una igualdad real en un contexto aún marcado por la discriminación arraigada.

A pesar de los avances logrados en diversos países, queda mucho por hacer en cuanto a la representación política de las mujeres a nivel global. Entre los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas, solo 24 cuentan con una mujer como Jefa de Estado o de Gobierno. A nivel ministerial, las mujeres representan solamente el 21% en el mundo, mientras que su presencia en los parlamentos nacionales alcanza el 26%. En los gobiernos locales, ocupan únicamente el 34% de los escaños electos. Según un informe reciente de la ONU, si continuamos con esta tendencia, la igualdad de representación parlamentaria no se lograría hasta el año 2062.

La Asamblea General de las Naciones Unidas, el foro anual de líderes mundiales por excelencia, ha sido testigo de momentos históricos en la lucha por la igualdad de género. Sin embargo, aún existen desafíos considerables en cuanto a la representación y participación efectiva de las mujeres en esta instancia. A lo largo de sus 77 años de existencia, solo cuatro mujeres han sido elegidas presidentas de la Asamblea General de la ONU.

En cuanto al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el máximo órgano responsable del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, se ha logrado cierto progreso en la representación femenina. Actualmente, las mujeres ocupan más de un tercio de los quince escaños en este órgano. Aunque esto supera la media, todavía queda un largo camino por recorrer para alcanzar una representación equitativa. Explorar y promover una mayor participación de las mujeres en el Consejo de Seguridad es esencial para lograr una gobernanza inclusiva y garantizar cambios positivos a largo plazo.

Históricamente, la diplomacia ha sido considerada un ámbito dominado por hombres. Sin embargo, las mujeres han desempeñado un papel fundamental en este campo durante siglos, a pesar de que sus contribuciones han sido a menudo subestimadas o ignoradas. Es momento de reconocer y celebrar las formas en que las mujeres rompen barreras y enriquecen la diplomacia. En 2014, 143 países habían garantizado la igualdad de género en sus constituciones, pero aún hay 52 países que deben adoptar esta iniciativa. Abogar por una mayor representación femenina en puestos clave de toma de decisiones impulsará la elaboración y aplicación de programas multilaterales y fortalecerá la gobernanza global.

Es importante destacar que la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas también son fundamentales para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La incorporación sistemática de una perspectiva de género en la implementación de la Agenda 2030 es imprescindible. El Objetivo 5 de dicha agenda aboga por la participación igualitaria de las mujeres en la toma de decisiones, reconociendo su papel como agentes de cambio.

En reconocimiento a la importancia de las mujeres en la diplomacia, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su 76º periodo de sesiones, ha declarado por consenso el 24 de junio como el Día Internacional de las Mujeres en la Diplomacia. Esta resolución invita a todos los Estados miembros, organizaciones de las Naciones Unidas, grupos no gubernamentales, instituciones académicas y asociaciones de mujeres diplomáticas a celebrar este día con actividades que promuevan la educación y la sensibilización del público.

Mujeres en la diplomacia en México

Las mujeres en la diplomacia mexicana han enfrentado obstáculos jurídicos y culturales para alcanzar roles de liderazgo, pero han logrado destacar y aumentar su presencia en el Servicio Exterior Mexicano. Embajadoras como Amalia Caballero y Rosario Green han dejado una huella importante en la diplomacia, demostrando su valía en negociaciones internacionales. Aunque persisten barreras económicas y socioculturales, mujeres como Aída González y Carmen Moreno han logrado destacar en este campo, abriendo el camino para otras.

En línea con estos avances, el reciente nombramiento de Alicia Bárcena como canciller mexicana es un hito significativo. Alicia Bárcena, quien previamente se desempeñó como embajadora de México en Chile y como secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), ha sido seleccionada para ocupar el cargo de canciller en sustitución de Marcelo Ebrard.

Alicia Bárcena es una destacada profesional con una trayectoria de altura. Nacida en Ciudad de México en 1952, se desempeñó como titular de la CEPAL durante un período significativo, consolidándose como una de las secretarias más influyentes en la historia de la organización. Posee una sólida formación académica, con una licenciatura en Ciencias de la UNAM, una maestría en Administración Pública de la Universidad de Harvard, y tres doctorados honoris causa otorgados por distintas instituciones.

Su amplia experiencia como secretaria ejecutiva de la CEPAL durante casi 15 años le ha otorgado un reconocimiento destacado en toda América Latina y el Caribe. El nombramiento de Alicia Bárcena como canciller refuerza el avance hacia una mayor representación femenina en la diplomacia mexicana y muestra el reconocimiento a su valiosa trayectoria. Sin embargo, es importante seguir trabajando para derribar barreras culturales y económicas con el fin de garantizar la igualdad de oportunidades y una representación equitativa en este ámbito.