“En algún momento, dentro de billones de billones de años, todas las estrellas se apagarán, los agujeros negros se evaporarán y…”. Julieta Fierro Gossman, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM, te estaba contando el final de la historia antes de hablarte siquiera del primer capítulo.
Todo comenzó hace 13 mil 800 millones de años, cuando nació el universo. El sistema solar se desarrolló mucho más tarde, hace 4 mil 500 millones de años. Y, hace apenas 200 mil años, evolucionó en la Tierra el Homo sapiens, una criatura capaz de preguntarse por el origen y el futuro del cosmos.
Por ejemplo, en la antigua Grecia tenían el oráculo de Delfos, y todas las personas lo consultaban para conocer el futuro del universo.
Pensaban que cada 52 años se detenía el Sol en su trayectoria y hacían una ceremonia del Fuego Nuevo, en la que rompían las vallas, apagaban fogones y encendían un fuego que repartían con los presentes.
Otra cultura antigua que estudiaba los astros para saber del futuro eran los mayas. Ellos conocían muy bien la trayectoria del Sol y de la Luna, y por eso identificaban cuándo ocurriría un eclipse. De hecho, esta información quedó registrada en sus códices.
Presente
En la actualidad, los astrónomos tienen diversos objetos de estudio; entre muchos otros, los meteoritos que puedan estrellarse en la Tierra. Después de varias investigaciones, saben que de momento no caerá ningún objeto peligroso. Sin embargo, existe un 5% de probabilidad de que caiga uno en el año 2124.
Para probar las posibilidades de alterar la trayectoria de estos cuerpos celestes como defensa planetaria, la NASA ya tiene una misión en curso: DART (‘Double Asteroid Redirection Test’ o Doble Prueba de Redirección de Asteroides). Como parte de este proyecto, a finales del año pasado lanzó al espacio una sonda que intentará desviar un meteorito por impacto cinético (interceptándolo con un proyectil no explosivo). Se esperan resultados de DART en octubre de 2022.
Volviendo al futuro, con Julieta Fierro
¿Qué será de la Tierra? Se estima que dentro de 4 mil 500 millones de años el Sol se inflará y se transformará en una estrella gigante roja. Crecerá tanto que hará que nuestro planeta se desintegre, provocando que toda su materia quede viajando por el medio interestelar para formar nuevos planetas.
¿Qué pasará más allá de nuestro vecindario? Actualmente el universo se expande, cada vez más rápido: “…se está acelerando y se dilatará más y más; los objetos que estén más alejados tardarán mucho más en viajar por el espacio interestelar”, explica la investigadora de la UNAM.
Dentro de 500 millones de años, la Vía Láctea se fusionará con la galaxia de Andrómeda. Sus estrellas no chocarán, pero juntas formarán una galaxia mucho más grande.
En algún momento, dentro de billones de billones de años, se apagarán todas las estrellas y los hoyos negros se evaporarán. Los átomos se romperán y todo será muy frío, carente de materia con ondas de poca frecuencia.
“Nos espera un universo muy frío, pero falta tanto tiempo que de momento no hay por qué preocuparnos”, concluyó.