La posibilidad de que cualquier persona tenga acceso a la red para decidir y seleccionar cualquier tipo de acceso, uso, envío, servicio requerido o prestado, contenidos o aplicaciones, o lo que ellos deseen ofrecer o consumir de la red, siempre en condiciones igualitarias y de forma irrestricta, ya no será posible, se acabó.
A partir de este 11 de junio, la neutralidad de la red ha dejado de existir en Estados Unidos y con ella los derechos digitales, ahora el internet responderá a intereses comerciales.
En diciembre de 2017, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos anuló la orden administrativa de 2015, responsable de la llamada neutralidad de la Red, que “aseguraba la equidad para todos los usuarios de forma legal, ya que consideraba al internet como un servicio público, lo que significaba que era indudablemente para todos, como la electricidad o el agua y cuyo costo en su calidad de servicio público era accesible a todos también”, explicó Alejandra Morán Espinosa, Maestra en Derecho de la UNAM.
Para la especialista en Derecho informático, más que especificar los cambios dramáticos que podrían darse en los servicios, “hay que pensar en la competencia desleal, el monopolio, la censura y cualquier otra manifestación de poder; afectaciones discriminatorias, inequitativas e injustas, claramente coincidentes con la forma de gobernar a los Estados Unidos de su actual presidente”.
Uno de los motivos utilizados por el director de la FCC, Ajit Pai, para impulsar el fin de la neutralidad de la Red es que, según él, esta norma ha frenado la inversión en el sector. Si las telecos (operadoras de telecomunicaciones) recuperan el poder de decisión sobre la Red tendrán más incentivos para mejorarla.
Los usuarios que quieran podrán pagar por un Internet de mejor calidad; los que no, deberán conformarse con otra cosa: así funciona el capitalismo.
Sin embargo, para Morán, más que un negocio, “es el control social absoluto, un claro gobierno legal y por tanto legítimo del internet, lo que ningún país se ha atrevido a hacer más allá de sus fronteras; filtros aplicados a determinados usuarios por cuestiones económicas principalmente, cuyo objetivo no declarado es probablemente la discriminación por economía, ideología, ubicación geográfica, velocidad o acceso a la información o el alto pago por gozar de dicha libertad”.
Así, los afectados son claramente todos los usuarios, y por supuesto “impactará directamente en los productores de contenidos, los youtubers, los blogueros, los pequeños sitios web, todos ellos probablemente serán limitados o de plano bloqueados, perdiendo seguidores, y con ello ingresos, o incluso desaparecerán. La calidad y cantidad de los servicios, algo así como la versión gratuita, trial o de prueba (en el mejor de los casos) y la versión full, de paga claro, si bien nos va”.
Para la docente de la FES Acatlán, el trasfondo de este asunto en este momento, es el negocio, de quién invirtió para su infraestructura y que está obligado a mantenerlo actualizado, funcional y que desea de una manera más rápida recuperar su inversión, que además no es pequeña y es constante.
“Con todo esto seguramente disminuirán los contenidos y el conocimiento mundial que hasta ahora ha hecho del internet lo que es. Y por el otro lado, la peligrosa oportunidad de ser controlados a través de contenidos predefinidos, creados, manipulados por alguna persona, organización o gobierno, que personalmente me parecería más un control social absoluto o un conocimiento espurio”.