Una invitación de la UNAM fue la semilla de la que germinó Pobo ‘Tzu’ – Noche blanca (2021), película dirigida por Tania Ximena y Yollotl Gómez Alvarado; siete años después el largometraje participará en la competencia Ahora México de la décima segunda edición del Festival Internacional de Cine UNAM.
La historia dentro de la película inicia en 1982, cuando “el volcán Chichonal hizo erupción, enterrando numerosos pueblos, incluida la comunidad zoque de Esquipulas Guayabal. Años más tarde, los habitantes de Nuevo Guayabal reconstruyen sus vidas mientras el volcán y el pueblo enterrado acechan en la maleza. Trinidad, un poeta nacido el día de la erupción, tiene visiones oníricas que rápidamente se esparcen en su comunidad, provocando un esfuerzo colectivo por desenterrar el antiguo pueblo, al mismo tiempo que la presencia de la Piowachue (el espíritu del volcán según la cosmovisión zoque) se fortalece entre la comunidad”.
Los cineastas detrás del proyecto nos contaron cómo fue que éste inició, los sueños que condujeron la filmación y la importancia de elegir a la comunidad zoque como protagonista de la historia:
¿Cómo surgió el proyecto?
Tania Ximena (TX): Nuestra colaboración creativa surgió con Pobo ‘Tzu’, llevamos siete años desarrollándolo. Inició con una invitación de acompañamiento de los vulcanólogos del Instituto de Geofísica de la UNAM, específicamente de Mara Patricia –ahora es doctora, pero en ese entonces apenas estaba empezando–; en varios aspectos, ha sido parte fundamental de este proyecto.
Iniciamos desde el lado de conocer el volcán, conocer la erupción en términos científicos; de ahí nos metimos a todas las historias alrededor y la repercusión social, que fue enorme. La película es una historia entre muchas, 16 comunidades quedaron muy afectadas y varias completamente enterradas, otras desaparecieron del mapa, como Francisco León. A los habitantes de Esquipulas los reubicaron, pero después regresaron e hicieron un resurgimiento.
“La historia de Esquipulas nos fue jalando, cada personaje nos fue llevando tanto a desenterrar como a conocer la cosmogonía del pueblo, entender qué significó la presencia de la Piowachue antes de la erupción y después como presagio.
Román, uno de los protagonistas, con el que inicia la película, nos presentó ante la asamblea de Esquipulas y de él surgió el vínculo por la memoria y recordar lo que no estaba; fue el primero que nos mostró y describió el viejo pueblo, “se acordaba de todo, tenía una memoria excepcional. Después apareció Trinidad, él nos llamó y nos soñó, construimos una relación de amistad”.
Las imágenes de la película manifiestan el tiempo que pasaron en el lugar, la cámara se mueve como uno más en la comunidad. ¿Cómo fue el trabajo con ellos?
Yollotl Gómez Alvarado (YGA): Fue un trabajo maravilloso, de mucho tiempo, de días de estar simplemente compartiendo algo de comer o acompañándolos al campo. En ese proceso entiendes cómo opera la naturaleza para ellos; cuentan que hay un pájaro que siempre suena cuando va a pasar algo malo, nos explicaron qué significa que el temporal esté de una manera u otra. Ese proceso de escuchar sus historias y vivir el lugar fue lo que nos dio esa naturalidad con el espacio y las ganas de representarlo con toda su dimensión.
No sólo es realista, sino que busca la física del lugar, es un acercamiento onírico y espiritual al espacio. Esa era nuestra intención. Gracias a Trinidad, Román y Fulgencia pudimos verlo con esa mirada, que ellos construyeron en nosotros, y de ahí lo llevamos al guión, a la imagen. Todo viene de esa apertura que tuvieron para compartirnos cómo se vive ahí, cómo piensan y lo que significó esa erupción en sus vidas.
La cosmogonía de la comunidad se traslada al lenguaje de la película.
TX: En la parte de las experiencias todo viene de lo que ellos nos contaron. Nosotros lo teníamos en guión, como sugerido, pero eran sus historias. Fue haciéndose y adquiriendo mucha más notoriedad. También al conocer el espacio y estar ahí en muchos momentos, ver cómo cambia y tratar de utilizar esos cambios/transiciones del paisaje de la mejor manera al momento de filmar, porque pasamos mucho tiempo ahí y podíamos escoger los momentos que sabíamos cómo se iba a ver a pesar de lo mucho que se transformaba el paisaje.
“Muchas imágenes surgen de los poemas de Trinidad, nos basamos mucho en los textos que trabajamos con él”.
YGA: Nuestro background en las artes visuales y en otras formas de representación de imagen fue muy importante porque eso nos ayudó a definir y puntualizar, saber que la película era sobre la excavación. Vamos a hacer que todo gire en torno a esa acción directa, porque al excavar íbamos a encontrar distintas capas.
Si queríamos hablar de distintas capas, la excavación fue perfecta porque nos permite hablar de eso. Fue tomar decisiones en el lugar, decidir caminar con ellos de regreso, que era una idea muy sencilla, pero caminar con todos los ejidatarios desde el pueblo hasta el volcán significaba ver qué pasaba en el trayecto y escucharlos. Eran decisiones de cómo organizamos la estructura para que las imágenes surgieran, había que saber cómo tratarlas.
Algo muy importante fue definir el punto de vista, que es como flotante, una especie de representación de la identidad del volcán, de la Piowachue que acecha en el pueblo. También es una forma de cómo ven la naturaleza, como algo vivo y que tiene esa dimensión. Fue una combinación de esas cosas, escogiendo muy pocas cosas del diseño, colores, vestuario, todo se hizo con luz natural y fuego, es el sol, las estrellas y el fuego lo que da luz a la película. Eso es un retrato muy claro del pueblo, ahí no hay electricidad, usan lámparas que ellos fabrican.
Había que adaptar lo que veíamos en todos esos años de trabajo, algunas de las imágenes sintetizan esa parte del paisaje, lo espiritual y cosmogónico.
Los sueños y presagios son muy importantes para la narrativa de la película, ¿cómo vive la comunidad esa parte onírica?
TX: La vigilia y el sueño están ligados, no hay una diferencia. Muchas decisiones se toman así. No recuerdo si lo comenté antes, pero nosotros íbamos filmando y ellos iban soñando, incluimos eso o lo que debíamos hacer partiendo de lo soñado. La misa, por ejemplo, se hizo porque empezaron a salir los espíritus, la excavación es porque soñaron con la vieja iglesia.
Los sueños que se narran a cuadro nos los contaban. Definitivamente se iban incluyendo y marcaban la pauta en la película y en sus vidas, formaban nuestras decisiones.
YGA: Hay un vínculo muy fuerte con el volcán, no sólo en ese territorio sino en muchas partes del país; siempre se le sueña con forma humana o hay una comunicación directa con las entidades, con la Piowachue. Existe esta relación en la que en el sueño se está trabajando la vida cotidiana, no hay distinción, el sueño da dones, visiones, y la realidad cotidiana no está separada.
En el lenguaje de la película queríamos ese lugar, en el que están las dos cosas sucediendo al mismo tiempo y conviviendo, justo como lo concibe la cultura zoque.
¿Por qué era importante hacer a la comunidad protagonista de la película?
TX: Algo importante es que si bien es un híbrido con elementos de ficción, lo importante es que las acciones están sucediendo. Ellos son los actores de esta gran acción, que es una acción de memoria, ellos lo están viviendo y lo vivieron durante la erupción. Lo que cada uno está representando no es otra cosa que ellos mismos, por eso era importante que fuera real. Está sucediendo. Se está excavando una iglesia, las cosas están surgiendo por su acción. Nunca lo pensamos de otra manera.
¿Qué les significó ser seleccionados en FICUNAM?
YGA: Para los dos y el equipo de producción fue un honor. Es un festival que admiro por su programación, realmente está abriendo las puertas a nuevos lenguajes. Su visión es muy valiosa, es un orgullo volver. Siempre quise ser de la UNAM, nunca pasé el examen, por eso es un honor ser parte de FICUNAM, es uno de los foros más interesantes de cine en México.
TX: Es un festival que he seguido por muchos años, siempre me ha gustado el riesgo de la programación. Nosotros venimos de las artes visuales, hay una relación estrecha con la programación de FICUNAM, es muy emocionante compartir. Algo que hemos vivido es este tema de que estamos entre la ficción y el documental, nos emociona mucho que para Ahora México no es un tema, son películas y ya. No se habla de documental o ficción, van de la mano y eso emociona.