Como pequeños ciborgs a la conquista de la realidad virtual, decenas de niños deambulan por los espacios domésticos posesionados de dispositivos electrónicos, práctica que llama la atención de educadores y padres de familia al extenderse a más hogares y escuelas.
¿Representa un riesgo o un incentivo entregar a los menores de edad teléfonos inteligentes o tabletas? De acuerdo con José Alfredo Contreras Valdés, académico de la Facultad de Psicología, la respuesta tiene que partir de un balance en la disyuntiva.
Se sabe que las nuevas tecnologías permiten el acceso más rápido a la información, que se pueden utilizar para comunicarse con otros puntos del planeta en tiempo real, incluso. De manera que resultan cómodas en términos de tiempo y recursos.
Para partir de lo básico, dijo Contreras Valdés, debe recordarse que los teléfonos y las tabletas electrónicas generan radiación. De modo que los infantes están expuestos a este fenómeno. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha convocado a la comunidad médica a realizar estudios al respecto. Aunque éstos aún están en proceso, algunas conclusiones reportan riesgos a la salud.
Por otra parte, continuó, si una persona permanece sentada dos o tres horas jugando, puede ser una señal de sedentarismo. Por lo que respecta a los pequeños, como en todas las edades, es decisivo realizar actividades físicas para desarrollar habilidades físicas.
Otro elemento a considerar, es el uso que se le da a un objeto cotidiano. Si se opera manualmente un aparato durante poco tiempo no representa ningún riesgo, pero si se hace tres o cuatro horas al día, puede ocasionar problemas en dedos, articulaciones y tendones por el movimiento constante. Se han documentado ampliamente patologías físicas, además de las oftalmológicas asociadas al uso de estos aparatos.
Tiempo
Del tiempo que los niños pasan manipulando celulares o tabletas, advirtió: “Son momentos que no se invierten socializando o que no se disfrutan en familia, hablando en grupo o jugando con amigos, que no son destinados a actividades artísticas o estéticas. Es por ello que, desde muy pequeños pueden presentar adicción a dichas tecnologías”.
Además, el uso de dispositivos electrónicos en infantes se asocia con temas básicos conductuales como déficit en habilidades sociales, problemas de interacción con los demás y otro tipo de situaciones como ansiedad o depresión, entre otros.
Se sabe que las nuevas tecnologías permiten el acceso más rápido a la información, que se pueden usar para comunicarse con otros puntos del planeta. Resultan cómodas en términos de tiempo y recursos; sin embargo, teléfonos y tabletas electrónicas generan radiación. Si una persona permanece sentada dos o tres horas jugando, puede ser una señal de sedentarismo.
En cuanto a casos extremos de conductas patológicas asociadas a este tipo de tecnologías, el psicólogo se refirió a los abusos en Internet, “cuando no está supervisado: el ciberacoso o ciberbullying. Circulan infinidad de videos dirigidos a hacer sentir mal a los otros, a exponerlos, a revelar información íntima, comportamientos asociados a problemas de autoestima, emocionales y, en el peor de los escenarios en casos contados, en suicidio.
En el otro lado de la balanza, desde la óptica de Contreras Valdés, se “sabe que por tratarse del desarrollo de una habilidad compleja, que requiere concentración, planeación y atención para estimular las funciones ejecutivas del cerebro, el uso de dispositivos tiene algunas ventajas”. Sin embargo, enfatizó, ese tipo de habilidades puede desarrollarse en otros lados.
Aún más, se ha detectado un porcentaje pequeño de beneficio en términos de planeación y asociaciones. “Hay videojuegos que tienen que ver con construir y planear, pero realmente el tiempo y número de pequeños que utiliza el teléfono para ese tipo de actividades es mínimo. Hay programas educativos de manera directa e indirecta para fomentar habilidades sociales, rutinas para resolver problemas, cosas básicas educativas.
“Muchas veces el teléfono o la tableta aparentan una ‘buena opción’ para distraer al menor mientras el padre o la madre hacen otras cosas; de hecho, en ocasiones ese ‘hacer otras cosas’ es usar el teléfono. De ahí que los psicólogos recomienden a padres, abuelos, tíos y cuidadores primarios, quien esté en contacto con los niños, que monitoree sus actitudes relacionadas con los teléfonos inteligentes, pues éstos se convierten en modelos de conducta.”
Recomendaciones
Entre las recomendaciones que sugirió el especialista a los padres para facilitar a sus hijos pequeños los dispositivos electrónicos destacó precisar el objetivo: ofrecer un bien, algo que le sirva durante su vida: juguetes, libros, actividades reforzantes a corto y largo plazos. Que cuando sea adulto recuerde: “Me hicieron regalos que me permitieron relacionarme con los demás para entender el valor de la convivencia”, que el objetivo no sea únicamente ‘distraer’.
Antes de concluir, guardó distancia al calificar entre bueno y malo el uso de los dispositivos electrónicos en menores: “No podría dar una opinión categórica, aunque la balanza se inclina a que no es buena idea promover su uso entre ellos. Tampoco podría recomendar una edad específica; aunque, como sugieren asociaciones estadunidenses y canadienses, es preferible hacerlo en la adolescencia”.