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Dimensiones inasibles, una muestra en la que el dibujo y la realidad virtual confluyen

Como en la leyenda de la Mulata de Córdova, donde en el castillo de San Juan de Ulúa una hechicera condenada a muerte dibuja con carbón un velero y éste se materializa a media celda, para azoro de sus carceleros, cinco artistas universitarios decidieron explorar las posibilidades de la realidad virtual y crearon una serie de dibujos tridimensionales que flotan en el aire, se mueven, producen sonido y permiten al espectador caminar alrededor de ellos.

Tal es la propuesta de la exposición Dimensiones inasibles, que abrirá sus puertas desde el 18 de mayo en  el Laboratorio Ixtli de la DGTIC y que consta de cinco instalaciones de la autoría de Tania de León, Eduardo Ortiz, Jorge Chuey, Daniel Manzano y José Ángel García —los primeros de la Facultad de Artes y Diseño (FAD) de la UNAM y el último de la Universidad Loyola Marymount, de Los Ángeles, California—, quienes valiéndose de las nuevas tecnologías lograron lo que antes sólo se oía en los cuentos de las abuelas.

“Para crear estas piezas hicimos algo que cada niño ha soñado: pintar en el aire, ello gracias a una serie de dispositivos que nos abren horizontes. Al inicio es extraño usar estas herramientas porque al colocarte el visor lo único que percibes es color negro o blanco por doquier, y una retícula azul por toda guía, pero todo es muy intuitivo y una vez acostumbrado comienzas a hacer trazos en la nada, como si fueras un director blandiendo su batuta o el protagonista de El aprendiz de brujo en la película Fantasía”, explicó Tania de León.

Dimensiones inasibles es producto de la colaboración entre la FAD y las direcciones generales de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación (DGTIC) y de Asuntos del Personal Académico (DGAPA). “Se trata de un proyecto PAPIME cuya finalidad es explorar estrategias creativas en realidad virtual, pues aunque se hace mucho en este renglón, todo se enfoca a la animación, ilustración o fotografía, y no hay nada en cuanto a dibujo”.

Debido a la infraestructura requerida para lograr que estas piezas aparezcan en el aire casi por ensalmo, sólo se aceptarán 10 visitantes por día. Los interesados en recorrer la muestra deberán registrarse antes en www.ixtli.unam.mx. “Y es que para vivir esta experiencia es preciso un adiestramiento previo en el uso del equipo y los visores, y en cómo moverse en el espacio”, agregó María del Carmen Ramos Nava, jefa del Observatorio de Visualización Ixtli.

Dibujar en un mundo que ya no es el mismo

Para el maestro Jorge Chuey crear en un entorno de realidad virtual fue una experiencia tan diferente que colocarse un visor y enfrentarse a la negrura absoluta lo hizo abismarse en el tiempo y regresar a su infancia; fue a partir de esos recuerdos primigenios que pudo empuñar el pincel digital, plantarle cara al lienzo y ponerse a dibujar.

“Cada experiencia fue distinta, y aunque todos debimos enfrentar el vacío, lo hicimos a nuestra manera, echando mano de nuestras habilidades, memorias, bagaje y estado de ánimo. Algo muy sabido es que los artistas no pueden crear de la misma forma y de ahí la riqueza de esta exposición”, acotó por su parte Eduardo Ortiz Vera.

Sobre este punto, el paisajista subrayó que es necesario dominar las bases del dibujo tradicional “y siempre insisto en ello a mis alumnos, pero no por ello debemos cerrarnos a otro tipo de recursos que permiten hacer cosas que en mis tiempos de estudiante eran impensables, como transitar entre colores, lograr que los trazos se muevan o usar el desplazamiento espacial para construir imágenes.

Y justo esto es lo que nos permite la realidad virtual, preguntarnos cosas como ¿qué pasaría si un dibujo sonara?, dijo Tania de León, y para avanzar por esta senda cada instalación viene acompañada de música y dos tienen partituras originales, una de Edgar Olvera y otra del pianista José María Serralde. “Cuestionarse sobre estos asuntos es la esencia misma de Dimensiones inasibles; lo que buscamos con esta iniciativa es ver en dónde estamos y a dónde llegaremos”.

Por lo pronto, añadió la académica, hoy sabemos que el dibujo no es forzosamente bidimensional ni está atado a objetos materiales como lápiz, papel, tinta, caballete o carboncillo.

En el epílogo de El hacedor, Jorge Luis Borges incluye un cuento que empieza con la frase: “Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo”, actividad que a su manera intentan hacer los artistas que participan en Dimensiones inasibles, pero debemos reconocer que ese mundo ha cambiado, respondió la profesora Tania de León.

 

“Tan cierto es que las cosas no son iguales que gran parte de nuestras vidas transcurren en ámbitos virtuales y ello nos obliga a explorar otros escenarios, algo que apenas comenzamos a hacer quienes nos dedicamos al dibujo. Las herramientas de las que disponemos para ello tienen pocos años, lo que hemos hecho es poco y, por lo mismo, el camino por recorrer aún es largo”.