La pandemia ha evidenciado que solo 2 de cada 10 empresas podrán hacer frente a esta contingencia, debido al rezago tecnológico y la poca inversión en formación tecnológica y de equipos de trabajo. El otro 80 por ciento deberá poner énfasis en un liderazgo adaptativo y en la salud física y mental de sus trabajadores para ser resilientes y sobreponerse ante cualquier crisis actual o futura, precisó la Dra. Erika Villavicencio Ayub, investigadora y docente de la Facultad de Psicología de la UNAM.
En conferencia virtual organizada por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC), en el ciclo: Mente y comportamiento ante el COVID-19. Incertidumbre, resiliencia y renormalización urbana, expuso que, la COVID-19 es un nuevo factor de riesgo psicosocial que afecta al mundo laboral e impacta la productividad de las empresas.
Para contextualizar, la también coordinadora de Psicología Organizacional de la Facultad indicó que México es el país que más trabaja, menos descansa y produce menos.
De acuerdo con datos de 2018, de una lista de 39 países, México es el país que más horas trabaja: 2148 horas por trabajador al año; mientras que Alemania es el que menos labora con 1300 horas anuales por trabajador.
También nuestro país es el que menos vacaciones pagadas tiene, con 14 días de descanso remunerado al año, y en contraparte, Brasil y Francia tienen 41 días anuales de vacaciones.
Asimismo, la productividad de México es la más baja de los 38 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Los mexicanos trabajan dos horas más que la media y producen apenas la mitad en dólares. Irlanda es el más productivo por hora con 95.5 dólares y México es el menos productivo, con 20.5 dólares la hora de trabajo.
Además, a nivel mundial es el país con mayor estrés laboral, 75 por ciento de los mexicanos padecen fatiga por estrés laboral. El contexto de la pandemia ha evidenciado los diversos factores de riesgo psicosocial relacionados con el trabajo que deben atenderse.
La Dra. Villavicencio presentó algunos resultados de 600 entrevistas de una investigación en curso sobre el impacto de la COVID-19 en organizaciones mexicanas, donde aborda las dimensiones: económica, social, salud, psicológica y laboral.
En el ámbito laboral destaca que a 68 por ciento de los entrevistados, la empresa les facilitó las herramientas para cumplir con su trabajo durante la emergencia sanitaria; 7 de cada 10 tiene labores que son realizables en la modalidad de Home Office; 61 por ciento logra concluir sus actividades laborales cotidianas trabajando desde casa; 72 por ciento disfruta de trabajar en casa; 58 por ciento realiza más actividades laborales desde su hogar que en la oficina y 8 de cada 10 creen que la empresa para la que laboran tendrá afectaciones por la pandemia.
En México, la crisis sanitaria por la COVID-19 ha agravado la situación laboral del país, afectando la economía formal e informal. Del 18 de marzo al 28 de abril se reporta una pérdida de más de 707 mil empleos, y se contempla aumente a más de un millón.
Para adaptarse a la “nueva normalidad” las empresas y organizaciones requieren un esfuerzo coordinado de autoridades, empleadores y trabajadores para adaptarse a las circunstancias sin precedentes.
Las autoridades deben ofrecer los lineamientos para volver a los centros de trabajo, brindar protocolos y apoyos financieros.
Los centros de trabajo deberán cumplir con estos lineamientos técnicos de seguridad sanitaria en el entorno laboral y seguir los protocolos y mecanismos para garantizar el retorno seguro de los trabajadores.
El Home Office ha demostrado traer beneficios para la empresa, el medio ambiente y el trabajador. Casi 70 por ciento del trabajo ya puede realizarse vía remota, por lo que debe tomarse en cuenta esta modalidad para después del confinamiento.