Debido a la actual sequía, que comenzó en 2022, nuestro país está pasando por su peor crisis hídrica en tres años. De acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua, más de 65 % del territorio nacional presenta algún grado de sequía.
La situación se ha complicado porque a la sequía se agregan temperaturas excepcionalmente altas en muchas regiones del país.
El Monitor de Sequía en México (MSM), del Servicio Meteorológico Nacional, señala que al 30 de abril de 2024 el número de municipios con sequía fueron mil 963, es decir, 79.4 por ciento de los 2 mil 469 municipios y alcaldías de los 31 estados y la Ciudad de México. De estos municipios, 380 sufrían sequía extrema y 215 sequía excepcional.
De acuerdo con el MSM, en la sequía excepcional las pérdidas de cultivos y pastos son excepcionales, hay excepcionales riesgos de incendios, carencia de agua en presas, arroyos y pozos, todo lo cual crea una situación de emergencia excepcional.
Las principales consecuencias de la prolongada sequía y de las altísimas temperaturas de las últimas semanas es la caída de la producción de granos, principalmente de maíz, lo que podría convertirnos en el principal importador de este cereal en el mundo.
Estrés hídrico
La Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno de la Ciudad de México [SEDEMA] señala que hay estrés hídrico cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible durante un lapso determinado, o cuando se restringe su uso por la mala calidad del agua.
El World Resources Institute indica que 25 % de los habitantes del mundo se enfrentan cada año a condiciones alarmantes de estrés hídrico, y que cerca de 50 por ciento de la población mundial padecen estrés hídrico durante al menos un mes al año, cifra que en 2050 podría aumentar a casi 60 %.
Los daños que la actual sequía ha causado en el territorio mexicano son inmensos: presas y lagos en sus mínimos históricos, y manantiales, ríos, arroyos secos o en sus niveles mínimos.
También grandes extensiones de tierras de labor no cuentan con agua y hay una importante reducción de los hatos ganaderos. En las ciudades ha habido un aumento sin precedentes en el reparto de agua “por tandeo”.
Las sequías, un riesgo para el país
Recordemos que las sequías no son nuevas, sino cada vez más recurrentes y cada vez más intensas. Desde hace al menos 15 años se tienen registros de cinco sequías.
La sequía de 2011 acabó con la producción de temporal (la producción agrícola en época de lluvias) y disminuyeron las cabezas de ganado.
Todos recordamos que en la sequía de 2023 en la ciudad de Monterrey hubo una muy grave falta de agua. Desde entonces, las presas y otros cuerpos de agua en el país se han vaciado hasta llegar a la situación actual.
Si bien la agricultura de riego en el país es muy importante, la parte fundamental es la agricultura de temporal, es decir, una agricultura que depende de las lluvias. En años en que hay abundantes lluvias la producción agrícola es muy alta.
De los 195 millones de hectáreas del total del país, el sector agropecuario utiliza 134 millones, de las que 82 % dependen de las lluvias, para la producción agrícola y la ganadería.
Si las lluvias tardan en llegar o no son suficientes, habrá problemas en la producción de alimentos y de carne y leche, y las familias que dependen de esta actividad no tendrán ingresos.
Por lo anterior, las sequías se han empezado a considerar un riesgo para el país porque afectan a más de 60 % del territorio nacional con las pérdidas que conllevan.
La producción de temporal, sobre todo algunos granos, como el frijol, el trigo y el maíz, se ve muy afectada si las lluvias se retrasan o si son escazas. En el caso de la ganadería, la que sufre es la que se alimenta del pastoreo.
Niveles de sequía
Algunos estudios han encontrado que 70 % de la población mexicana vive en un lugar en el que la sequía está entre moderada y extrema y que 50 % vivió una sequía entre severa y excepcional.
El Servicio Meteorológico Nacional ha dividido a la sequía en cuatro niveles: moderada, severa, extrema y excepcional.
En términos del consumo del agua, durante una sequía moderada se aconseja que voluntariamente nos limitemos en su consumo. En una severa, se deben imponer restricciones en su empleo, y en una sequía extrema las restricciones deben ser para toda la población. En una sequía excepcional puede surgir una situación de emergencia por la ausencia de agua.
Disponibilidad de agua en México
Históricamente, el agua disponible por habitante ha disminuido bastante: entre 1960 y 2012 la cantidad de agua pasó de diez mil a cuatro mil litros por habitante y año. Esta cantidad podría disminuir a 3 mil litros en 2030.
En el caso de la temperatura, entre 2000 y 2021 la temperatura promedio aumentó de 20.8 a 22.1 a º C. Este cambio en la temperatura influye en la cantidad de agua superficial disponible.
Es importante señalar que no se sabe con precisión cuánta agua se usa en México. Se calcula que 97 % de los títulos de concesión en el Registro Público de Derechos de Agua no tienen medidor.
Para tener una idea de cuánta agua se consume en el país, se consideran los volúmenes concesionados. De esta manera se calcula que aproximadamente 76 por ciento del agua se utiliza en el sector agropecuario. Otros cálculos señalan que dos tercios de esa cantidad se dedican a la ganadería y que alrededor 15 % para consumo humano.
La carencia del suministro de agua y la mala calidad del agua nos ha convertido en el más grande consumidor de agua embotellada por persona entre 50 países, con alrededor de 282 litros por año, casi 30 % más que Italia, el segundo lugar en 2020.
Lluvias benefician retención de agua en presas
En la ganadería, debido al estiaje no hay pastizales y las reses comenzaron a perder peso, lo cual se traduce en pérdidas económicas pues se tiene que gastar en adquirir agua y forraje. Muchos de los afectados por la severa sequía y el aumento de la temperatura esperan que las lluvias que generen los ciclones mitiguen los daños.
Las condiciones del clima podrían cambiar con la llegada de los ciclones. El Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, señala que la temporada de lluvias y ciclones inició el 15 de mayo en el océano Pacífico y comenzará el 1 de junio en el Atlántico.
A pesar de que en cada océano el inicio de la temporada ciclones varía, la fecha en la que termina es la misma para los dos océanos: el 30 de noviembre.
El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) indica que los beneficios de los ciclones son las lluvias que recargan los mantos acuíferos y permite que las presas recuperen sus niveles.
Pero el problema de la sequía no va a mejorar, porque que la falta de agua va a continuar en todo el territorio nacional.