María Fernanda Gómez, Marco Antonio Delaye, Cesar Said Castillo y Rafael Rivera son cuatro de nueve estudiantes, de un total de 112 mil 624, que terminaron sus estudios de bachillerato en la UNAM (ENP y CCH), con promedio de 10.
Durante tres años se fijaron una meta, fueron constantes y trabajaron para obtener un lugar en la Facultad de Medicina de Ciudad Universitaria. Por medio del pase reglamentado, los cuatro jóvenes iniciarán el semestre el próximo 7 de agosto en la carrera de Medicina, la de mayor demanda.
Rafael Rivera Ávalos, de la Prepa 2, primero quiso ser músico, después abogado para finalmente decidirse por el área de de las ciencias biológicas, químicas y de la salud; eligió medicina. Tuvo la oportunidad de realizar una estancia en hospitales públicos: “noté que se descuidaba a las personas en el ámbito mental, sentimental y emocional. Por esto me interesa especializarme en neurocirugía o psiquiatría”.
Como cualquier adolescente realiza lo mismo que otros: sale con amigos, novia y hasta formó parte de una banda de rock que lo llevó a tocar en el auditorio de la Prepa 2. Para Rafael es una gran responsabilidad demostrar a otros jóvenes que “todo se puede lograr. Yo soy como los demás, sólo he aprovechado lo que la Universidad me ha otorgado”, acotó.
María Fernanda Gómez, del CCH Sur, siempre se ha visto en un hospital curando a pacientes o ayudando a la gente a tener mejor calidad de vida; no se imagina en una oficina. Siente orgullo de esta meta alcanzada gracias al apoyo de toda su familia, maestros, amigos, y a la organización entre el tiempo de estudio y recreación: “soy igual a todos, la iniciativa, confianza y organización es la clave y aunque una calificación no refleja tu inteligencia, es una forma de saber que todo tu esfuerzo está rindiendo frutos”. Por las tardes practica patinaje artístico para liberar el estrés y desea hacer una especialidad en oncología pediátrica.
Para Marco Antonio Delaye, de la Prepa 6, la constancia y el compromiso son la clave del su éxito. Se siente satisfecho, pero sabe que este logro no fue individual: “recibí apoyo de mis familiares y amigos, quiero servir a la Nación y a la Universidad para retribuirle todo lo que le debo”.
Aunque el camino de César Saith Castillo, de la Prepa 2, será una odisea todos los días, ya que vive en Ixtapaluca, se siente feliz porque todo su esfuerzo valió la pena: “siempre fue mi sueño entrar a la Facultad de Medicina de la Máxima Casa de Estudios, lo que se necesita es actitud para hacer lo que se desea hacer, me decían haz lo mejor que siempre y yo di un poco más, un extra”.
En su tiempo libre toca la guitarra y sale con amigos, no hizo nada extraordinario para lograr la calificación perfecta, “sólo hacer lo que se tiene que hacer”. Está interesado en la especialidad de medicina genómica, neurocirugía o cirugía plástica.